Capitulo Treinta y Uno

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Un gemido roto mezclado con un toque de insatisfacción es lo que sale de su boca en cuanto su mano hace un movimiento que lo deja tenso para un segundo después estar laxo. Su yo actual es un poco lamentable.

Reducido a esto para no enloquecer por completo ante las ansias de su cuerpo.

Todos estos días ha estado dolorosamente cuerdo y racional, a excepción de ese primer día en donde todo fue tan intenso que incluso estuvo a nada de tomar su forma lobuna. Por lo menos sabe que en cuanto regrese a Seúl lo hará con la conciencia tranquila y en paz consigo mismo.

Limpia con las toallas de papel que tiene cerca el blanquecino desastre, para después pararse sin demora al baño por una nueva ducha. Otra vez.

El agua fría choca contra la piel que ha permanecido caliente tan seguidamente, causando que se relaje gracias a esa frescura. Una vez fuera se toma el tiempo de secar su cabello, y es lo único que está dispuesto a hacer, después de ello se tiró al piso así sin más en busca de la frialdad de este.

Dos días más, solo tienes que estar así por dos días más.

La imagen del omega en quien ha estado pensando incansablemente aparece fugazmente en su cabeza ante el pensamiento de regresar. Y aunque sólo está visualizando su carita hermosa mientras tiene el deseo puro de volver a verle; eso es más que suficiente para hacer que su abdomen bajo se tense y consiga una reacción que lo tiene harto.

Casi deja escapar un grito de pura frustración.


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La casa Yang está animada, bastante animada. Tanto su hijo como su hija decidieron venir a pasar unos días cuando se enteraron de que el pequeño Yang estaba en la ciudad.

Ya han abastecido muy bien su provisión de inhibidores de aroma. Porque en su tiempo los tres cachorros alfa; JinAh, Hyungsik y Jeongin, dejaban un desastroso nivel de irritabilidad en la casa a causa de tantas feromonas encontradas desde el primer momento en que entraban. Ese producto desde entonces se convirtió en el mejor amigo de su pequeña familia de cinco.

La señora Yang una vez más hizo que sus dos cachorros, porque claramente para ella no dejarían de serlo incluso si formaban familias aparte, se pusieran frente a ella mientras amablemente les rociaba el producto.

— ¿Cuándo te dijo que venía? — ladeó inquisitivamente la cabeza su hijo Hyungsik después de decir aquello.

— Probablemente mañana. — la señora Yang hizo un gesto para que ambos se dieran la vuelta, dando la espalda a su propio rostro — No quiero que le hagan bromas de ningún tipo a su hermano, dejen que sea él quien tome la iniciativa de contarnos bien sobre ese omega, y cuando lo vean no hagan sentir incómodo al pobre muchacho.

Aunque ella misma tenía la curiosidad por los cielos, pero ya que su hijo tomó la iniciativa de venir, solo le queda esperar. Tiene altas expectativas, su hijo siempre ha sido un pequeño sabio. Y si ese omega es verdaderamente tan buena persona como le había contado en las interminables llamadas, entonces estaría más que feliz de aceptarlo en la familia.

Lo único que quería era felicidad y tranquilidad para sus hijos.

Aunque Jeongin en ningún momento había dicho que llegaría con compañía...

¿Por qué están haciendo preparativos? Porque al ser época de celo y no haber llamado a Bomi como solía hacerlo, más su obvio interés en quien tanto les había mencionado, solo podía significar que lo trajo a Busan para estar juntos durante esas fechas y ahora lo presentaría formalmente a la familia.

Huellas -JeongJin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora