Huellas -JeongJin-

Capitulo Treinta

Así que... Adelantó su viaje.

Y todo porque salió quemado en lo que él mismo inició.

Es que ni siquiera en su época más precaria adolescente le sucedió algo así. ¿Cómo puede ser posible que un omega le haya detonado un celo?, ¿No sucedían esas cosas siempre al revés?

Y si no hubiese llamado a su razón con toda fuerza las cosas realmente se irían por la borda en ese momento, porque un Hyunjin muy dispuesto estaba delante suyo.

Después de ese episodio en que se obligó a sí mismo a actuar con coherencia y pedirle a Chan, —pues como beta no se vería afectado por el gran lío de feromonas—, que pasara por el pelilargo lo más rápido posible, se dio el baño más frío de su vida.

Poco después, suprimiendo lo inevitable se comunicó con Félix, quién consiguió unos nuevos boletos y posteriormente lo acompañó en su viaje hasta Busan. Fue un largo y extenuante recorrido, pero afortunadamente los trenes de hoy en día estaban especialmente acondicionados con un lugar apartado para personas repentinamente afectadas por su naturaleza lobuna. Esto para no comprometer la seguridad y comodidad de los demás pasajeros.

Como el bello solecito que suele ser, el rubio se encargó de brindarle un lugar donde quedarse; el apartamento en el que este solía vivir antes de irse del todo a la capital, y también le compró ropa, pues la situación no le dio tiempo de organizar algo y elementos de primera necesidad.

De eso ya hace unos días.

Lo difícil es ahora, cuando está en el esplendor del celo y su lobo se torna hostil ante cualquier compañía ajena a la que desea. Félix se ha ido, dejándole dicho que queda todo lo que pueda necesitar, lo cual incluye varias cajas de condones con espermicida si es que decide hacer una llamada en busca de ayuda.

El número de Jeong Bomi, la omega con quién compartió estos momentos con anterioridad, pasa fugazmente por su cabeza, pero la idea es inmediatamente rechazada tanto por él como por su lobo; ninguno está dispuesto.

Y es horrible.

Es horrible el dolor que siente su cuerpo, las ansias insatisfechas y el anhelo incumplido.

Se está haciendo daño mientras prácticamente se ahoga en sus propias feromonas, deseando percibir así sea el mínimo atisbo de ese aroma encantador que preserva su memoria.

Pero no está ahí y no hay manera de que llegue.

Tiene que ser fuerte, no se permitirá a sí mismo un comportamiento animal cuando claramente quien siempre ha dominado es su lado humano.

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Félix está teniendo un momento incómodo.

Tres días después de la crisis de su mejor amigo, luego de ubicarlo y dejarle todo lo necesario listo, está en la casa de los Yang.

¿Cómo estando en Busan no iría a visitar a quienes considera familia?

Es solo que, tras pasar lo que considera una agradable tarde siendo el centro de atención de madre Yang, ha llegado una visita inesperada.

El largo cabello liso tan bien cuidado y la sensualidad que emana ese bello cuerpo tallado con grandes curvas, la entera presencia de la portadora le dice que tarde o temprano se llevará a cabo una charla que definitivamente no quiere tener.

Es inevitable pensar en el arreglo que tenía su mejor amigo con Bomi, ellos llevan compartiendo periodos de celo desde unos cinco años atrás. La premisa de este arreglo está en que ninguno debe confundir las cosas por su relación física. En una época diferente de su vida hubiese podido considerar este tipo de trato como egoísta y poco fiable.