Después de terminar las compras y cumplirle el capricho por algo dulce a Hyunjin, metieron tanto las bolsas que ya cargaban como las del supermercado dentro del auto y se fueron rumbo al apartamento del omega.
Ambos entraron con las manos ocupadas y Hyunjin quedó desconcertado al ver a Jeongin caminar directo a la cocina con las bolsas del supermercado. Cuando dejó lo que cargaba en su habitación caminó hasta donde estaba el alfa, solo para encontrarlo muy tranquilo organizando cosas en su despensa. Esta imagen ya la ha visto más de una vez en pocos meses. Se apoyó en el quicio de la entrada mientras se cruzaba de brazos.
—¿Es enserio?, ni siquiera me dijiste.
—Porque sabía que te ibas a negar —respondió el alfa sin voltear y continuó con lo suyo.
—Porque no es necesario... —se dirigió hasta la encimera y quiso tomar impulso para quedarse sentado sobre esta, pero claramente su yo actual no podía hacer esa gracia. Al notar las intenciones ajenas, Jeongin se encargó de ayudarlo a hacer lo que quería y una vez sentado ahí, se quedó observando al otro hombre que había vuelto a concentrarse en su anterior tarea.
—Por supuesto que es necesario, si ayudo a acabar con tus cosas también debo ayudar a reponerlas —. Ubicó lo último que faltaba y por fin centró su completa atención en el omega, que balanceaba sus piernas mientras le hablaba.
En algún momento cercano empezarían a vivir juntos, eso está claro, pero aún no deciden quien se mudará del todo; por el ahora se turnaban para estar durante cierto tiempo en un departamento o el otro, esto a petición del omega pues quería ver cómo sería su convivencia constante. Jeongin puede entender esas dudas.
Se acercó a Hyunjin haciendo que este detuviese sus movimientos, se posicionó entre las piernas del omega y lo rodeó con sus brazos, de igual manera, Hyunjin abrazó su cuello.
—No se aceptan devoluciones —le dijo, totalmente satisfecho con la cercanía que tenían—. ¿Qué quieres comer hoy? Te preparo lo que sea.
—Siempre me das lo que quiero —un pequeño beso aterrizó en la punta de la nariz del alfa—. Te ves todo lindo siendo un sumiso que corre a cumplir con lo que pido —bromeó.
La risa de Jeongin no tardó en escucharse.
Un rato después se puso a cocinar, mientras tanto Hyunjin estaba inmerso en algo de su trabajo, en algún momento el alfa, usando el mismo delantal de siempre, fue a llevarle un vaso de jugo y decirle que ya casi estaría todo listo, y se sintió afortunado; por tener un empleo estable con una buena jefa, por no perder ese empleo luego de salir en embarazo como es usual que le suceda a los omegas, y por haber encontrado un alfa que era capaz de entender y respetar que era un hombre con más para hacer que lo básico de un hogar. En ocasiones se sentaba cada uno en un extremo de la mesa encargándose de sus propios asuntos del trabajo, no se dirigen la palabra en momentos como ese, pero basta con saber que ahí están haciéndose compañía mutuamente. Las cosas que se pueden considerar más insignificantes a veces son las que lo hacen pensar que estar juntos de esta manera no se siente como una novedad, parece más una extensión de lo que venían construyendo desde antes.
Luego de comer, estaban en el sofá, Jeongin recostado del reposabrazos y él entre las piernas de este, en esa posición que le gusta tanto pues es perfecta para estar por completo rodeado por el alfa, su espalda recargada del pecho ajeno y sus manos sobre las otras, en su vientre. La música sonaba a un nivel muy bajo, siendo ignorada como en otras ocasiones cuando estaban inmersos en una conversación entre ellos. Y si hay algo de lo que se ha sentido seguro es de la comunicación con Jeongin, así que no duda en contarle sus preocupaciones sobre un asunto muy puntual.
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Huellas -JeongJin-
Fiksi PenggemarHay un omega que ha tomado malas decisiones, error tras error lo han llevado al punto en que está hoy. Nunca creyó que sería del tipo enamoradizo sin razonamiento a la mano, pero de nuevo, se equivocó. Fue esa equivocación lo que lo lleva a su actu...