Saga Familia Gotti 7: Infierno (+18)

Capítulo 7

Sonia se despertó en la madrugada. Tenía idea de escapar y eso es lo que haría. Durante toda la noche se había pasado buscando en su teléfono móvil a donde pensaba fugarse. No tenía pensado desaparecer para siempre, pero sí darle un poco de su propia medicina al tal Dante Gotti.

La idea era irse a hacer algo de turismo por Florencia y si decidía que le gustaba esa sensación de estar libre... quizás decidiera volar hasta Milán o Roma. El dinero no era un problema, tenía el suficiente en metálico y tampoco le suponía un problema que pudiesen descubrir dónde estaba.

Estaba expectante, nunca había salido de España y ahora estaba en otro país y dispuesta a perderse durante horas o incluso un par de días por una ciudad extraña. Por suerte su educación era muy buena y sabía varios idiomas entre los que se encontraba el inglés, el italiano, el francés, el alemán o el griego. Según su padre eran idiomas esenciales en el negocio y ella no se quejaba, se le daban bien los idiomas.

La noche anterior se había preparado una pequeña mochila con un par de camisetas y una sudadera para poder cambiarse de ropa si lo veía necesario. Sigilosamente salió de la habitación. Sabía que salir de la casa y todo su recinto sería lo más complicado de su aventura por la gran seguridad que había y porque básicamente no se conocía esa casa, pero Mónica, su prima le había estado enseñando la casa y entre anécdotas le había contado como se había escapado alguna vez de fiesta con sus amigas.

Siguiendo las instrucciones, si es que se lo podían llamar así, que Mónica le había ido contando. A veces temía haberse perdido, pero entonces encontró una especie de hueco, en la verja. La verdad es que a Sonia se le complicó un poco salir porque eso estaba pensado para alguien del tamaño de Mónica, más bajita y esbelta que ella, pero aún así lo consiguió.

De repente sintió como sus pulmones se llenaban de aire, más de lo que nunca lo habían hecho. Tras experimentar esa sensación de euforia se puso en marcha nuevamente. Al parecer si seguía andando durante unos metros encontraría una parada de autobús, cuando la encontró miró el horario. Por lo visto había tenido suerte ya que era la última vez que pasaba en ese día, sino habría tenido que llamar a un taxi.

El vehículo llegó y Sonia se sintió orgullosa cuando habló con el conductor, el hombre no parecía haberse percatado de que era extranjera. No sabía muy bien donde tenía que parar, pero cuando llegó hacia una zona bastante iluminada y bonita decidió presionar el botón de parada.

No se confundía. Florencia de noche y casi desierta era preciosa. No tenía que soportar grandes masas de gente para poder ver los monumentos y lugares más emblemáticos de la ciudad. Pero había algo que la hacía permanecer intranquila, no sabía que era exactamente, pero sentía que algo no estaba bien. Decidió relajarse, suponía que todo se debía a que por primera vez en su vida estaba rompiendo las normas.

Sonia se paró para contemplar la imponente Basílica que se presentaba frente a ella. La Basílica di Santa Croce (Basílica de Santa Cruz) era preciosa, una pena que fuese de noche y no pudiese entrar a verla por dentro. Era una amante del arte y como tal sabía algunas cosas sobre el lugar.

De nuevo sintió esa sensación extraña, ahora la identificaba mejor. Sentía que alguien la estaba vigilando. Intentó actuar como si no se hubiera dado cuenta de nada y siguió inspeccionando la fachada acercándose poco a poco, comenzando a rodearla. Se escondió en un recobeco que había a la vuelta y esperó para ver si todo eran paranoias suyas o si realmente alguien le había seguido.

Tampoco tenía mucho sentido hacer eso, quizás debería haber corrido hacia algún lugar con más gente porque no iba armada, y si hubiese ido armada tampoco habría podido hacer mucho ya que según su padre las mujeres no debían manejar armas así que con lo torpe que era lo más probable es que acabase pegándose un tiro en el pie o algo parecido.