Saga Familia Gotti 7: Infierno (+18)

Capítulo 19

Como os he tenido algo abandonadas este último mes he decido ponerme las pilas y aquí tenéis un nuevo capítulo. Un beso muy grande, espero que os guste porque madre mía como está la situación. 

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Sonia llegó a casa completamente destrozada. En la cocina estaba todo según lo había dejado y con ese sentimiento de traición todavía carcomiéndola lo mandó todo al traste. Los platos se estrellaron contra el suelo partiéndose en añicos, tal y como estaba ahora mismo su corazón.

¿Cómo le había hecho eso? Él. Precisamente él, que sabía cuánto se sufría. Quizás fuera eso, algún tipo de venganza misógina hacia todas las mujeres. Había dejado de llorar hacía rato, mientras conducía hacía allí. Estaba comenzando a odiar ese país con todas sus fuerzas, todo lo malo que le había pasado había sido allí.

Quería volver a España con su madre, como siempre. Por mi indefensa o débil que estuviera su madre, siempre se sentía protegida. Allí la gente la respeta de verdad, la temían si era necesario, pero aquí solo había sufrido humillaciones.

Su tía la comprendería, no la juzgaría, pero su padre sería otro cantar. Pero que le jodieran a él también que la había mandado a este completo infierno que es lo que era. El Infierno de Dante pensó irónicamente. Pero no se marcharía hasta no haber puesto los puntos sobre las ies, ella era una Cid por mucho que se hubiera casado con un Gotti.

Se estaba volviendo loca esperando a que llegara a casa por lo que se dio rápidamente una ducha y a conciencia se puso uno de sus mejores conjuntos. Todo era de piel, sintética por su puesto, pero una muy buena imitación. Tanto el crop top como los pantalones se adherían a su cuerpo marcando todas sus curvas. Lista para matar.

Finalmente escuchó como intentaban abrir la puerta, pero no parecía encontrar bien la cerradura. El enfado de Sonia fue creciendo por momentos mientras escuchaba girar la llave estaba dispuesta a saltar y golpear si era necesario. La confrontación iba a ser dura lo sabía, no quería darle ni tiempo para respirar.

Con paso decidido y rápido se dirigió a la entrada, haciendo un fuerte ruido con sus tacones. Dante levantó la mirada, pero a Sonia no le dio tiempo de decir nada. Su todavía marido la tenía sujeta fuertemente por el brazo y se podía ver el enfado que sentía. Sonia no se podía creer que fuera él quien estaba enfadado. Quizás el maldito bedel le había llamado después de todo y Dante se había imaginado que había descubierto su sucio secretucho. ¿¡Y era él el enfadado!?

—Me he encontrado con alguien que me ha dado recuerdos para ti. —Sonia intentaba zafarse de su agarre, pero parecía que sus manos estaban hechas de hierro. —Así que no solo intentaste fugarte antes de la boda sino que te fuiste con ese tío. Y me entero de todo esto ahora. ¿Es qué tengo que quedar siempre como el tonto del pueblo? Escúchame una cosa Sonia, —le dijo con su nariz prácticamente pegada a la suya apretándola contra una pared — tú a mi me debes un respeto, soy tu marido y sabías a lo que te atenías una vez que dijiste el sí quiero. No voy a dejar que te aproveches de mí, no pienses que mi falta de integración en los negocios familiares es equivalente a una falta de carácter por mi parte ¿te ha quedado claro?

—Suéltame. —Siseó Sonia por primera vez desde que Dante había llegado. Antes no le había dado siquiera la oportunidad de poder hablar, simplemente se había puesto a hacer su ridículo monólogo. —¿Cómo coño puedes echarme en cara que intentara fugarme? No lo hice, solo quise disfrutar por una vez en mi vida de la libertad, de tener una jodida fiesta. Y fui con Aarón. No voy a justificarme Dante porque tú sí que te largaste vete tu sabe dónde y con quién.

—Yo ya te expliqué perfectamente con pelos y señales porque me negaba a casarme, pero tú no tenías porque arrastrar tu nombre y el mío por el suelo yendo a ver a ese. Héctor me ha explicado muy bien cual es la reputación del tal Santos. Mírate como vas vestida, ¿vas a buscarlo a él o a alguno de su calaña?