Parte 50 - Canción

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Any despertó al día siguiente con el sonido de la alarma. Vio que tenía el teléfono muy cerca de ella y recordó con una sonrisa que se había quedado dormida mientras Poncho cantaba. El día anterior habían hablado todo el día. Le parecía increíble pensar en lo mucho que se habían acercado ese fin de semana y sentía mariposas en el estómago al pensar que ese día lo vería de nuevo, ¿pero cómo sería? ¿Actuarían distantes como habían estado los meses anteriores o seguirían bromeando y estando más unidos como los últimos dos días? Any sacudió la cabeza y se obligó a levantarse para darse una ducha y salir si no quería llegar tarde al trabajo.

Poncho manejaba con una sonrisa en su rostro, se sentía como un adolescente enamorado, con la emoción de ver a la persona amada. Desde el sábado no había podido sacarse a Any de la cabeza, no era que antes lo lograba, pero ahora algo había cambiado. Se sentía más cerca de ella como si fueran los mismo que habían sido en Cancún, bueno, casi los mismos. Le asustaba ilusionarse, ya Any le había roto el corazón una vez y no estaba seguro de soportar que lo hiciera de nuevo. Por eso quería ir despacio, quería ver qué pasaba, si se seguían acercando, si era solo como amigos o como algo más.

Aunque algo dentro de él le decía que ella lo seguía queriendo, por más que ella lo intentara ocultar, las reacciones de su cuerpo cuando él estaba cerca la delataban. Cuando llegó al set, saludó a varias personas que se encontró en el camino. Por fin la vio a lo lejos, el corazón le dio un vuelco. Sentía que hacía mucho no la veía, había pasado solo un día y, sin embargo, hoy la veía más hermosa que la última vez. Estaba perdido.

—Alguien se quedó dormida mientras yo daba la mejor interpretación de mi vida — dijo Poncho mientras Any se volvía y lo miraba con una sonrisa.

—Pues esa era la idea, ¿no? Lograr que me durmiera. Así que siéntete contento, misión cumplida. Caí rendida.

—¿Tan aburrido estuvo? — preguntó él mientras arrugaba la nariz.

—Por supuesto que no, todo lo contrario. Lograste que me calmara y sentí tanta paz, que me dormí sin problema. Ahora cada vez que tenga insomnio, te voy a llamar.

—Por mi encantado — sonrió de una forma que hizo que a Any le faltara la respiración — ¿Entonces? ¿Cómo dormite? — preguntó mientras acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja de ella y ambos sintieron una corriente que los recorría. Parecía que eso nunca iba a cambiar. Any iba a contestar, pero la interrumpieron.

—¡Beso, beso, beso! — gritaba Chris haciendo todo un drama — Ustedes hagan de cuenta que estamos en un concierto y yo soy el público, ¿eh? ¡Beso, beso, beso! — Any y Poncho se alejaron un poco sonrojados. Ucker apareció detrás de Chris sonriendo divertido.

—Ya no molestes, Chris. ¡Bebé! — dijo saludando a Any con un beso en la cabeza — Mi rey — ahora se dirigió a Poncho — Nos toca escena.

—Eh... Sí, claro. Vamos. Nos vemos, Any — Poncho le dedicó una mirada como si no quisiera irse, ella le sonrió dulcemente y asintió con la cabeza.

—Ay mi flaca, te perdimos — Any desvió la mirada de Poncho y le dio un codazo a Chris.

—¡Cállate, Chris! Mejor apúrate antes de que Pedro te mate por llegar tarde.

Any entró a su camerino y se sentó en el sofá. Cerró los ojos y recordó el roce de la piel de Poncho cuando la acarició. Últimamente era más difícil de lo normal intentar controlar sus sentimientos por él. Parecía que era demasiado fácil dejarse llevar.

—¡Campana! — Dul entró gritando y la sacó de sus pensamientos. Detrás de ella entró Mai, las dos tenían cara de arrepentimiento y Any sabía por qué. Ya había decidido que no le iba a contar nada de lo que había pasado en el antro a sus amigas, las conocía y se iban a sentir pésimo. Se sentirían culpables y ella no quería eso.

Amarte duele (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora