Poncho se había quedado en el coche esperando a Dulce. Ese día habían llegado juntos y él no la podía dejar sola. Después de casi media hora, por fin la vio acercarse; ella abrió la puerta del auto y se sentó sin decir nada. Él puso el coche en marcha y comenzaron su recorrido sin dirigirse la palabra, ella iba viendo por la ventana y él iba concentrado en el camino. Esa tarde había mucho tráfico por lo que tardaron casi 30 minutos en un viaje que casi siempre les tomaba solo 15 minutos. Al llegar a la casa de Dul, Poncho se estacionó al frente, esperando que ella bajara.
—¿Vas a pasar? Mi familia ha estado preguntando por ti, hace ya varios días que no pasas a saludar — preguntó Dul con un poco de pena.
—No Dul, no voy a pasar — y por más que lo intentó, no pudo evitar sonar molesto, cortante. Él no quería ser grosero con ella, pero estaba cansado, cansado de las peleas constantes, de las discusiones, de los celos de Dul, cansado de no saber cómo estaba Any, de no entender por qué de pronto la extrañaba tanto. Suspiró al ver que Dulce miraba hacia el suelo, él sabía que ella estaba triste, pero la sentía tan ajena a él — Nos vemos mañana, ¿te parece?
—¿Hace cuánto Alfonso? — y al escucharla llamarlo por su nombre se sorprendió, acababa de estar triste, pero ahora sonaba más como si estuviera enojada, como si esa pregunta encerrara un reclamo que él no entendía.
—¿Hace cuánto qué? No te entiendo.
—¿Hace cuánto estás enamorado de otra? — y esta vez lo miró a los ojos. Estaba a punto de llorar, pero se mantenía fuerte, probablemente cuando estuviera sola en su cuarto se entregaría a la tristeza y al dolor que sentía en ese momento. Poncho se quedó paralizado, ni siquiera entendía la pregunta. ¿A qué se refería? Miles de ideas pasaban por su cabeza, esperaba cualquier reclamo, pero no estaba preparado para uno así.
—Dul, no puedo creer que me preguntes algo así. ¿De dónde sacaste esa idea? — preguntó un tanto incrédulo.
—Te conozco Poncho, te conozco lo suficiente como para saber cuando estás enamorado. Solo que esta vez no es de mí, así que supongo que hay alguien más — y al decir esto, una lágrima bajó por su mejilla, pero ella la limpió rápidamente — Has cambiado mucho, ya no eres el chavo que solías ser y no solo yo lo noto, mi mamá también lo ha dicho.
—Ah entonces es eso, ¿es tu mamá no? ¿ella te metió esas ideas en la cabeza? — Poncho sentía como se le iba subiendo la sangre a la cabeza. Nunca había soportado que nadie se metiera en su relación y la familia de Dul, en especial su mamá, solía hacerlo. Ya habían tenido varias discusiones al respecto.
—¡No! Ella ni siquiera lo sabe, simplemente piensa que estás pasando por alguna situación, que tal vez estas bajo mucho estrés, pero yo sé que no es eso. Solo quisiera oirte reconocerlo, ¿sabes? Tal vez si lo escucho de tus labios sea más fácil aceptarlo, así no solo tengo que imaginarlo.
Se quedaron en silencio un rato. Dul esperaba que Poncho le respondiera, pero él no tenía ni idea de qué decir. Parecía mentira recordar que hace algunos meses atrás eran felices.
—¿Cómo llegamos a este punto? — preguntó él con un dejo de tristeza en la voz, las cosas entre ellos solían ser más simples, más fáciles. Ahora todo era tan complicado. Dul nada más negó con la cabeza, sin decir palabra — Mira Dul, de verdad no sé de dónde sacaste esa idea, pero no, no estoy enamorado de nadie más. Lo único que quiero es que nos dejemos de hacer daño.
—Yo quiero lo mismo — dijo ella suspirando — Quizás sea mejor seguir hablando mañana, ya se nos está haciendo tarde — Dul se preparaba para salir, pero Poncho la tomó del brazo. Ella lo miró y le regaló una sonrisa triste — Nos vemos mañana, Poncho.
Él la vio entrar a la casa y después de unos momentos, se fue. Esa noche no descansó muy bien tampoco, pensaba en todo lo que Dulce le había dicho y no entendía nada. Al día siguiente, se levantó antes de que sonara la alarma y vio un mensaje de Dul en el que le decía que ese día no pasara por ella, que se veían en el set. Él respiró aliviado y esto lo sorprendió, no podía engañarse, no tenía ganas de verla.
Cuando llegó al set, aun no había casi nadie. Decidió salir a caminar, esto le serviría para despejarse y poder pensar todo. Sabía que tenía que tomar una decisión con respecto a su relación con Dul, pero no sabía qué hacer. Él no quería lastimarla, eso era lo único de lo que estaba seguro. Llegó a un lugar un poco apartado, y se sentó en el cesped, mirando hacia el cielo. Ese color azul siempre le había dado paz, siempre le había gustado. Quizás por eso, inconcientemente, recordó esos ojos azules, llenos de calidez y ternura, pero a la vez de tanta chispa y alegría. Cerró los ojos y suspiró.
—¿Se puede? — preguntó Ucker haciendo que Poncho saliera del trance en el que estaba.
—¿Qué pasó Ucker? ¿Qué haces aquí?
—Lo mismo que tu — dijo sonriendo — despejando mi mente para aclarar pensamientos.
—¿A poco ahora lees mentes también? — preguntó haciendo a Ucker reir.
—A veces eres muy fácil de leer, mi rey. Estás aquí solo, supongo que necesitabas tiempo para pensar y pues buscaste un lugar apartado. Yo hago lo mismo mucha veces, por eso lo entiendo — al decir esto lo miró serio, como preocupado, ellos siempre habían sido buenos amigos — ¿Estás bien?
—La neta, no sé wey — respondió Poncho suspirando.
—Tiene que ver con Dul, ¿verdad?
—Pues sí... Ya nada es como antes. Las cosas se han vuelto muy complicadas, nos la pasamos discutiendo y peleando por tonterías. A veces Dul deja que sus inseguridades le ganen y yo no puedo luchar contra eso. Ayer hasta me dijo que yo estaba enamorado de alguien más — dijo y se sorprendió al ver a Ucker levantando una ceja — ¿Qué?
—¿Y no es cierto? — Poncho no entendía, parecía como que todo el mundo se había puesto de acuerdo para hacerle preguntas sin sentido.
—Obvio no Ucker, ¿qué te pasa? — contestó un tanto molesto.
—No te enojes Poncho, yo solo pregunto porque las mujeres tienen como ese sexto sentido que las hace darse cuenta de las cosas y pues, si Dul te lo preguntó, por algo será, ¿no crees?
Poncho se quedó un rato en silencio. Era cierto que Dul lo conocía, pero ¿era posible que lo conociera mejor de lo que se conocía a sí mismo?
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Amarte duele (AyA)
Roman d'amourHistoria de un amor que no debió haber sido y nació sin planearlo. Cuando amar duele tanto, cuando te enamoras de la persona incorrecta, cuando amar a esa persona lastima a quienes quieres, ¿qué puedes hacer? ¿cómo te sacas a esa persona de la ca...