Parte 38 - Como al principio

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Any se estaba preparando para salir hacia el estudio de grabación. No había pasado una buena noche, a pesar de sentirse muy cansada, no había logrado dormir bien. El día anterior habían llegado de Cancún y ya sabía lo que le esperaba cuando sus amigas la vieran. ¿Qué les iba a decir? «Nada» pensó, simplemente les diría que había sido un viaje de trabajo y que no había tenido tiempo de descansar mucho. Suspiró. Había pasado la noche intentando convencerse de que todo había sido un sueño y que, ahora que había despertado, tenía que volver a ser la misma de siempre. Cuando terminó de arreglarse, tomó y su bolso y las llaves de su casa y del auto, respiró profundo y salió. Iba a ser un día difícil.

Poncho seguía sentado en su auto. Había llegado hacía más de 10 minutos, pero no quería salir. Tenía que usar todo el control y las fuerzas que tenía para intentar ser el mismo de siempre. ¿La parte más difícil? Tener que hablarle a Any y actuar con ella como si nada hubiera pasado. Como si no muriera por tomarla entre sus brazos y besar sus dulces labios, para luego perderse en sus ojos. Sacudió la cabeza de nuevo. «Contrólate, Alfonso». Tomó fuerzas y se preparó mentalmente para el día que le esperaba. Por fin salió del auto y se encaminó a la entrada.

Mai  y Dul se le fueron encima tan pronto entraron al camerino que compartían. Gritaban como locas mientras la abrazaban. Aunque ya se habían visto todos en una rápida reunión que había hecho Pedro para hablarles de los próximos ensayos y conciertos, no habían tenido tiempo de abrazarse y conversar.

—¡Ya locas! Fueron menos de tres semanas — dijo Any riendo.

—¿Y te parece poco? — preguntó Dul haciéndose la enojada.

—Sí Any, no es lo mismo si no estás — agregó Mai. Any sonrió al ver a sus amigas, ni siquiera ella sabía lo mucho que las había extrañado.

—Ay, ¡las extrañé caray! — y las abrazó y las llenó de besos a las dos.

—Bueno, ya — Dul se alejó mientras Mai y Any reían — Ahora sí, cuéntanos ¿cómo te fue? — preguntó la peliroja con los ojos brillantes.

—Pues bien, no hice nada. Ya saben, era trabajo, no eran unas vacaciones — Ucker y Chris habían molestado a Poncho desde que lo vieron entrar. Chris lo había recibido mientras cantaba "Vuelve, que sin ti la vida se me va" haciendo todo un drama y logrando hacer a Poncho reír. Se habían ido al camerino para hablar y conversar más tranquilos, y cuándo le preguntaron por el viaje, ambos volvieron los ojos al escuchar su respuesta.

—Tú muy trabajador ¿no? ¿Muy serio? ¿Muy responsable? A otro perro con ese hueso — dijo Chris mientras le tiraba una almohada que tenía cerca.

—Sí mi rey, no manches. ¿En serio pretendes que creamos que estuviste casi tres semanas en Cancún, solo trabajando?

—Es la verdad. Pregúntenle a Pedro o a Charlie o a quién quieran. Soy una persona muy profesional — esto solo logró hacer que Chris y Ucker estallaran de la risa.

—¡Hazme el favor! ¿Quién desperdicia así el tiempo? — preguntó Dul incrédula.

—Yo no estoy convencida, te veo diferente Any. Como con un brillo extraño — Mai la observaba como intentando descubrir algo y Any se tensó. Mai la conocía muy bien.

—¿Cuál brillo, Mai? Será el sol que me quemó.

—Ajá, entonces te bronceaste y todo, te paseaste en traje de baño por toda la playa. ¿Y a quién ligaste cochinona? — Dul mientras le daba un pequeño golpe en el brazo a Any.

—Cállate maldita. Obvio me bronceé y obvio anduve en traje de baño, es la playa, pero no me ligué a nadie. Pedro no nos daba tiempo de casi nada más que de trabajar.

Amarte duele (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora