Parte 31 - Conexión

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Hubo un silencio que Any sintió que se extendió por horas, hasta que escuchó una carcajada del otro lado del teléfono que la hizo saltar.

—Te quedaste pegada en el siglo pasado wey, ¿qué te pasa? Te desconozco — dijo María aún riendo.

—Oye no, la pregunta es en serio, no es para que te burles de mí.

—Ay qué suceptible. Mira, si el wey te atrae físicamente y además de eso, ya hay sentimientos de por medio, no veo por qué le das tantas vueltas al asunto, si lo preguntas es porque ya lo has pensado, entonces solo hazlo.

—¿Y tu por qué dices que hay sentimientos de por medio?

—Porque te importa lo que él piense de ti, si fuera un chavo cualquiera lo harías sin preocuparte, así que es alguien que te importa y a quién vas a seguir viendo. ¡Muy bien amiga! Qué escondito te lo tenías.

—No, ya wey. Deja de estar diciendo tonterías, no sé de dónde sacas esas cosas — pero Any sabía que su amiga tenía razón, por supuesto que le importaba lo que él pensara de ella y por supuesto que había sentimientos de por medio, pero no pensaba decirle nada de eso — Ya en serio amiga, ¿cómo puedo saber si no es muy rápido? No sé cuánto tiempo debería esperar.

—El tiempo es relativo, Any. A veces la gente dura años junto a alguien que no los mueve de verdad y de pronto llega otra persona que en cuestión de días vuelve su mundo de cabeza. Así que el tiempo no importa, lo que importa es cómo te sientes con esa persona, si te sientes segura, deseada, si te sientes en paz, si tienes una conexión. Esas son cosas que no se miden con el tiempo, simplemente están o no están. Punto.

Any escuchaba a su amiga y se identificaba con todo lo que decía. Poncho había puesto su mundo de cabeza en cuestión de días. Y ella sentía que tenían algo especial, no sabía cómo explicarlo, pero era como si llevaran años juntos.

—Mira amiga, voy a ser directa contigo porque creo que nos ahorramos tiempo y confusiones.

—Pues ya era hora, eso es precisamente lo que espero de ti.

—Ok, entonces ahí te va. Tu y Poncho tienen una conexión padrísima, deja el miedo de lado — Any se quedó fría. ¿Por qué le decía eso?

—María, yo no...

—Ni lo intentes, eh. Sé perfectamente que ustedes están en Cancún grabando para la novela, así que no me quieras ver la cara de idiota.

—Bueno sí, pero podría estarte hablando de cualquier otro hombre. Pude haber conocido a alguien aquí y tu ni enterada.

—Anahí Puente Portilla, a otra con ese cuento. Te conozco. Los he visto juntos, he visto cómo se miran, cómo se tratan, he visto cómo te cuida y se preocupa por ti. Y sé perfectamente cuando mi amiga está enamorada — Any quiso hablar, pero ella la interrumpió — En serio Any, la mayoría de personas se la pasan la vida entera buscando encontrar a alguien con quien puedan tener la conexión que ustedes dos tienen. Y la verdad, ya se habían tardado wey, si ahorita por fin se decidieron a vivir lo que sienten, no veo por qué tengas que reprimirte. Vive, disfruta, deja tus miedos de lado, que sé que son bastantes, y aprovecha la oportunidad que la vida te pone en frente.

Any sabía que ya no tenía caso negarlo. Su amiga la conocía muy bien, tantos años de amistad no habían pasado en balde.

—No sabes el miedo que me da equivocarme... Lo que hemos vivido aquí, yo nunca había sentido algo así por nadie.

—La vida es muy corta como para dejarse vencer por los miedos, tu lo sabes mejor que nadie.

—Pero ¿cómo sé que dejarme llevar por lo que siento no es un error? ¿Cómo sé qué es lo correcto?

Amarte duele (AyA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora