—Claudia, pensé que la salida era solo de nosotros dos, no me dijiste que ibas a invitar a todos tus amigos.
—Ay ya, mi amor, era una sorpresa.
—¿Sorpresa? Ya sabes que tus amigos y yo no nos llevamos muy bien — y era cierto. Poncho solo los había visto en una ocasión y sintió que él no les había caído bien. Tal vez porque Claudia no había dejado de mencionar lo "famoso" que era. Para ser sincero, a él tampoco le habían agradado mucho, sintió que eran de esas personas que buscaban la mínima excusa para criticar a los demás y nunca los había escuchado tener una conversación que no fuera completamente vacía.
—Pues por eso mismo, siento que solo les falta conocerse un poquito más. Estoy segura de que pronto te amaran tanto como yo. Vamos — Claudia lo tomó de la mano y él solo suspiró. Hubiera deseado no salir esa noche.
Llegaron donde un había un grupo de seis personas y Poncho saludó sin recordar el nombre de ninguno y no le importó en lo más mínimo. Eran tres chavas que se creían las dueñas del mundo junto a tres chavos que veían a todas las mujeres que pasaban como si fueran una presa y debieran sentirse felices de que ellos las notaban. Eran patéticos. Estuvieron sentados un rato, hasta que Claudia dijo que quería tomar algo. Poncho aprovechó y se levantó de un salto, era su oportunidad para respirar lejos de esa gente.
—Yo te traigo una bebida.
—Gracias, guapo. Eres un sol — y se volteó para seguir hablando con sus amigos. Poncho se alejó deseando poder encontrar la forma de irse de ahí pronto.
—Vamos — seguía diciendo Arturo que la tenía tomada de la cintura — Te ves un poco mal, creo que será mejor que te saque de aquí.
—No, no quiero irme contigo a ningún lado — Any sentía que estaba a punto de desmayarse y con sus manos tomó el borde de la barra donde estaba sentada. El pánico le recorría el cuerpo porque sabía que las fuerzas se le estaban acabando. Arturo era mucho más fuerte que ella y no dejaba de insistir, ella incluso sentía que se empezaba a poner impaciente y la agarraba con más fuerza. ¿Y si gritaba? Sin saber si era el miedo o simplemente que ya no sabía qué era real y qué no, abrió su boca pero las palabras no le salían.
Un sudor frío comenzó a bajar por su frente, sabía que no iba a poder hacer nada y ese hombre al que había conocido solo unos minutos atrás, se la llevaría con él sin que ella pudiera hacer nada. De pronto, sin saber muy bien qué pasó, unas manos diferentes la tomaron y un olor muy conocido para ella la envolvió.
—Suéltala, imbécil — con una mano Poncho lo apartó y con la otra tomó a Any por la cintura. Cuando se había dirigido a pedir la bebida, la vió a lo lejos, pero sintió una incomodidad en el pecho, como si algo estuviera mal. No conocía al hombre que estaba con ella y Any no se veía bien, así que sin dudarlo corrió hacia donde estaban.
—Pon... ¿Poncho? — preguntó ella apenas con un hilo de voz ¿era un sueño? ¿O simplemente ya estaba alucinando? No sabía. Él se acercó y la miró preocupado, con ternura le tomó la cara y la ayudó a sentarse en la silla más cercana.
—Sí, wera, soy yo. Aquí estoy contigo, y vas a estar bien.
—Bueno ¿y tú quién te crees? ¿Qué no ves que la señorita está conmigo? Ya nos íbamos a sí que te agradezco que nos dejes solos — una oleada de furia corría por todo el cuerpo de Poncho, pero no quería perder más tiempo, Any era lo importante, no se iba a pelear con un imbécil al que ni siquiera conocía.
—Sí, claro, tú te vas, pero ella no sale de aquí.
—Mira tarado, no puedes venir a interrumpir mi cita. Así que si me disculpas — Arturo se acercó como para tomar a Any y Poncho se interpuso. Ambos eran casi de la misma estatura, pero Poncho era un poco más alto y mucho más fuerte, Arturo pareció notar esto porque dio un paso atrás.
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Amarte duele (AyA)
RomansaHistoria de un amor que no debió haber sido y nació sin planearlo. Cuando amar duele tanto, cuando te enamoras de la persona incorrecta, cuando amar a esa persona lastima a quienes quieres, ¿qué puedes hacer? ¿cómo te sacas a esa persona de la ca...