Amarte duele (AyA)

Parte 51 - Hace un instante

El día anterior, después de las grabaciones, Any se había reunido con los músicos de la banda para enseñarles la melodía de la canción. Todos habían quedado sorprendidos, Pedro le reiteró varias veces que era una gran canción, muy completa, que tanto la música como la letra transmitían muchísimo. Any no podía negar que le había gustado escuchar cómo sonaba su canción con todos los instrumentos, hasta entonces solo había estado en su mente. Cuando por fin la cantó junto con los músicos, sintió un calor en el corazón, se sentía libre, como si por fin pudiera expresar algo que llevaba tiempo ocultando.

Después de cantarla la primera vez, hubo un silencio. Any miró a Pedro y vio qué estaba emocionado, tenía lágrimas en los ojos y ella sabía que estaba orgulloso. Él siempre había sido como el papá de todos y ella lo quería muchísimo, sintió que le debía esto. Gracias a Pedro estaba ahí, él había sostenido ante Televisa que Any era la mejor opción para interpretar el papel de Mía. Aunque había sentido mucho miedo, ahora sentía que era lo correcto. Pero no podía quitarse de la cabeza a Poncho y cuál sería su reacción cuando escuchara la canción, las cosas habían estado tan bien entre ellos los últimos días, le asustaba pensar que todo se echara a perder.

—Any, de verdad me alegra tanto que te animaras. Estoy muy orgulloso. Gracias — Pedro tenía los ojos cristalizados. Any lo abrazó.

—Gracias a ti, Pedro. Creo que es una buena oportunidad.

—No sabes lo feliz que estoy, Any. Estoy seguro que esta canción va a ser de las mejores. Mañana la compartimos con los demás, ¿te parece?

—¿Mañana? — Any tragó grueso, no sabía si podía cantar delante de los demás, o mejor dicho, delante de Poncho — ¿Tan pronto?

—Pues ya la hemos practicado varias veces, los músicos ya la saben y suena muy bien. Además, creo que es mejor aprovechar el ensayo de mañana. Estoy deseoso porque los demás la escuchen — Any solo asintió y se dirigió hacia su casa, preparándose para presentarles su canción al día siguiente.

Poncho se despertó temprano, llevaba varios días de no ver a Any más que para saludarla. Parecía estar muy ocupada con Pedro, seguramente estaban planeando algo, pero le dejaba muy poco tiempo libre a ella. Aunque cada vez que se veían, el aprovechaba para darle un abrazo o acariciarle el cabello. Últimamente se le hacía muy difícil no tocarla cada vez que la tenía cerca, era como si ella tuviera un imán que lo llevaba hacia ella. Lo bueno es que a Any parecía no molestarle, al contrario. Cuando entró a su camerino, vio que Chris ya estaba ahí.

—¿Qué hubo, pollito? ¿Madrugaste?

—Yo siempre, papá. ¿Y tú? ¿Te caíste de la cama?

—Pues sí, me desperté temprano y preferí venir de una vez.

—¿A ver a alguien?

—No empieces, Chris.

—¿Qué? Nada más digo lo que veo, últimamente he visto que tú y Any andan muy juntitos y cariñositos — Poncho volvió los ojos.

—Sí, sí. Tal vez nos hemos unido un poco más, pero eso es bueno ¿no? Nos conviene a todos que nos llevemos bien.

—¿Y no piensas decirle nunca que te mueres por ella? — ahí estaba su amigo, siempre directo.

—No sé, Chris. Any ya me rompió el corazón una vez, no sé si estoy listo para que me lo rompa de nuevo.

—¿Cómo sabes que te lo va a romper? ¿Cómo sabes que no te va a corresponder?

—No lo sé, pero aún no me siento listo para arriesgarme.

Any llegó un poco tarde. Había pasado la noche soñando con un montón de escenarios en los que todo salía mal en el ensayo. En uno de los sueños, al escuchar su canción, los demás RBDs se burlaban de ella. En otro, Poncho se levantaba molesto y le reclamaba por cantar una canción que se suponía que era un secreto, como todo lo que había pasado en Cancún. Otro sueño en el que la voz no le salía y Pedro decepcionado le decía que había confiado en ella. En fin, tuvo una noche terrible y sabía que era absurdo haber soñado tantas cosas, pero estaba asustada y nerviosa. Esperaba que ninguno de sus sueños se hiciera realidad esa tarde y que, al menos, le saliera la voz sin que se le quebrara al cantar.