Any despertó después de uno de los sueños más reparadores que había tenido en su vida. No solo se sentía descansada, se sentía feliz, realizada, plena. Sentimientos que solo aumentaron cuando volteó a su lado y vio a Poncho durmiendo profundamente. Contempló embelazada su rostro tranquilo, su pelo alborotado, sus labios tan dulces y como su pecho subía y bajaba con cada respiración. Poder verlo así, tan inocente, tan tierno, descansando, la llenaba de un calor que le recorría el cuerpo. Recordó la noche anterior y se ruburizó mientras sonreía, ese hombre que dormía a su lado la hacía sentir cosas que nunca había imaginado.
Se volteó y vio que apenas estaba amaneciendo y cuando unos rayos de luz se colaron por la ventana, llegó a su mente una melodía acompañada de algunos versos. Hacía mucho no le pasaba eso. Siempre le había gustado escribir, componer, pero no siempre encontraba la inspiración. Se acomodó con cuidado intentando no hacer mucho ruido para no despertar a Poncho y con un brazo alcanzó la libreta y el lapiz que tenía en la mesita de noche. Comenzó a escribir las palabras que llegaban a su mente sintiendo una emoción que le inflaba el pecho mientras tarareaba la melodía que tenía pegada. Estaba tan sumida escribiendo que no notó cuando Poncho despertó.
Al abrir los ojos y verla ahí, tan hermosa, tan perfecta no pudo evitar sentir que el corazón se le desbocaba. Cada vez que recordaba la noche anterior, cada caricia, cada beso, un fuego en el interior le calentaba la sangre. Ella estaba concentrada sin darse cuenta de que él la observaba, miraba cada detalle y sentía como cada vez que la veía de nuevo, le gustaba más que la vez anterior. Su pelo suelto que brillaba con los rayos del sol que se asomoban, su rostro tan definido, tan fino, tan dulce, sus labios que movía en silencio, como repitiendo algo casi inaudible y sus ojos, esos ojos azules y profundos que lo hacían querer perderse en ellos para siempre. Después de un rato, ella pareció sentir la intensidad de su mirada y volteó el rostro que se iluminó con una sonrisa al verlo, era preciosa.
—Hey, despertaste — dijo mientras se inclinaba para besar sus labios dulcemente — ¿Cómo dormiste?
—¿Me creerías si te digo que dormí en el cielo?
—Te creo porque yo también — y nuevamente se besaron. Lo que empezó como un saludo, comenzó a subir de tono rápidamente hasta que se separaron mientras reían — ¿Hace cuánto me estás observando?
—Mmm hace un ratito chiquitito. Por cierto, ¿qué escribías tan concentrada? — al oir la pregunta Poncho notó como los ojos de Any se iluminaban y se llenaban de emoción.
—Hoy cuando desperté, me llegó la inspiración de un pronto a otro. Como una melodía que llegó a mi cabeza junto con algunos versos, hace mucho no me pasaba ¿sabes?
—¿Ah sí? ¿Y se puede saber qué o quién es el motivo de esa inspiración? — Any sabía perfectamente la fuente de su inspiración, pero no pensaba decirle que era él, aún no quería que supiera sus verdaderos sentimientos, no sin antes saber qué era lo que sentía él por ella.
—Eso es un secreto.
—¿Secreto? Yo pensé que ya entre nosotros no había secretos — dijo juguetón mientras levantaba la sábana que los cubría y se deleitaba viendo el cuerpo femenino.
—Oye — dijo ella empujándolo y él comenzó a hacerlo costillas. Después de unos minutos de súplica, por fin la soltó, no sin antes darle un beso.
—Bueno, ¿al menos me vas a dejar escucharte?
—¿De verdad te gustaría? — preguntó ella con una emoción que no pudo ocultar y eso hizo que el corazón de él saltara.
—Por supuesto.
—Es solo un pedacito, no llevo mucho, solo unos cuantos versos y la melodía, pues tampoco la he perfeccionado, apenas estaba empezando, así que tal vez no parezca la gran cosa, pero...
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Amarte duele (AyA)
RomanceHistoria de un amor que no debió haber sido y nació sin planearlo. Cuando amar duele tanto, cuando te enamoras de la persona incorrecta, cuando amar a esa persona lastima a quienes quieres, ¿qué puedes hacer? ¿cómo te sacas a esa persona de la ca...