※ 19 ※

230 44 3
                                    

La mirada penosa de Brielle se enfoco en su representante, tendido plácidamente en la cama, con la respiración suave, estaba dormido, a causa de aquella droga, pero su presencia era algo reconfortante, podía aprovechar su compañía sin que el se percatara de su mal ánimo y que no se preocupara por ella, pues sabía que cuando despertará tendría que fingir que todo estaba bien.

Un suspiro se escapó de entre sus labios antes de sentarse a la orilla de la cama, mirar el rostro sereno del peli-azul y sonreír, recordando todo el tiempo que habían estado juntos desde que se conocieron.

...

— ¿te sientes emocionado cariño?— preguntó dulcemente la madre del peliazul, quien miraba el camino por la ventana desde que comenzó el viaje.

— ¡si! Mucho mamá— comentó alegre, con una gran sonrisa en el rostro, sonrisa que no mostraba hace años.

Mudarse de estado no era un proceso fácil y rápido, desde encontrar casa a empacar todo, era demaciado largo y agotador, aún más contando el hecho de asegurar el psicólogo de Matthew una vez hayan llegado a su destino.

Haber sufrido traumas gracias a un padre abusador, era algo que tenían que sanar ambos como madre e hijo, pues las heridas que esos acontecimientos fueron algo de lo que no habían podido escapar hasta hace unos años. Matthew se vió en la obligación de madurar a muy temprana edad, no quería hacerlo, ni debía, pero simplemente no tuvo opción.

Su madre, una mujer dulce y tímida, al fin estaba recuperando el brillo que se le fue arrebatado, gracias a terapia y mucha, mucha paciencia, ambos pudieron cerrar sus heridas lo suficiente para tomar la gran decisión de mudarse de florida a Los Angeles, California. Gracias al ascenso en el trabajo de la mayor, tuvieron una casa asegurada, y su trabajo no hizo más que mejorar, por lo que, con muchos ánimos y esperanzas de una nueva vida, se encaminaron a partir.

— empezaremos de cero hijo, nueva casa, nuevos vecinos, ¡tal vez incluso hagas amigos!— le dijó alegremente, sin despegar la mirada al frente con las manos al volante.

— extrañaré al señor O'hare.

— lo sé mi amor, pero tranquilo, tu nuevo psicólogo es igual de amable, me he asegurado de ello, tu tranquilo, cuando nos instalemos hablaremos mejor de ello. ¿De acuerdo?

— ¡si!— estaba feliz, más que nunca en su vida, al fin, después de tanto tiempo, así se sentía la alegría.
.
.
.

Regresaba de la escuela de música a la que había ingresado días antes, tomando de la mano a su madre tarareaba la nueva canción que estudiaría por toda la semana como proyecto. El barrio donde vivían era tranquilo, acogedor, todos se conocían ahí, si bien era un tanto tímido con los niños de la colonia, los miraba jugar alegremente por la ventana de su sala mientras que el, escuchaba la música favorita de su madre por el toca discos.

— adivina qué comeremos hoy Matty— dijo su madre una vez llegaron a su hogar, el niño entró rápidamente dejando su mochila a un lado de el sofá comenzando quitándose los zapatos para dejarlos en su habitación.

— mmm..¿Sopa?— preguntó alzando la voz, quitándose el uniforme y cambiándose por ropa más cómoda, usualmente camisas de manga larga y cuello de tortuga.

— ¡nop! ¡Tu comida favorita!.

— ¿lasaña?— con asombro, una vez cambiado, fue a la sala para confirmar su duda, esperando encontrarse con su madre sirviendo la cena.

Ese no fue el caso, en vez de estar en la cocina, se encontraba en la entrada hablando con una familia pequeña.
— adelante, pasen—comento hacia ellos—Matthew, ven cariño—agrego hacia el.

Hizo caso, acercándose a ella para mirar a la familia frente a él, una mujer hermosa de cabellos rubios y rizados, piel clara y de ojos avellana. A su lado, un hombre más alto que ella de piel más bronceada, de cabello largo y negro, barba desaliñada y unos verdes y brillantes ojos, su intimidante mirada resaltaba sus marcadas facciones.

Detrás de el, sobresalió la figura de una pequeña niña, abrazada a su pierna. Era bonita, tierna en pocas palabras, se parecía en todo a su padre, el mismo cabello negro y los mismos ojos brillantes, solo que, su piel era clara como su madre.

— Matthew, ellos son la familia Jhonson, ayer hablamos mientras tú estabas en clases y quedamos en comer el día de hoy juntos, ¿No tienes problema con eso?.

— No mamá, me llamo Matthew, un gusto— extendió su mano hacia los mayores, el peliazul no estaba acostumbrado a las visitas;sin embargo su madre se miraba feliz, por lo que optó mejor por aceptarlos y no comentar nada.

— que jovencito tan educado, un gusto conocerte igualmente— saludó educadamente el mayor— me llamo Brian, espero llevarnos bien.

— yo soy Elaine, su esposa, y ella es nuestra pequeña— comentó con una sonrisa, apuntando a la tímida niña.

—¿Brielle?— llamo su padre, la pequeña se acercó al niño mirándolo con sus grandes ojos y extendió la mano un tanto temblorosa.

— me llamo Brielle Eliz, un gusto conocerte— le sonrió levemente con la mirada baja, el niño le devolvió la sonrisa, demostrándole que no debía tenerle miedo— me gusta tu cabello largo.

— ¡Gracias! A mí me gustan tus ojos Brielle—respondio, generando una sonrisa en los labios de la menor.

Su amistad no había más que amentado desde aquel dia, Brielle se había convertido en un gran pilar para la vida de aquel tímido niño, que con su ayuda logro sanar aquellas viejas heridas de su pasado.

La timidez de Matthew no era impedimento para el agradable carisma de la azabache, quien aunque era igualmente tímida al principio, parecía emanar alguna especie de aura que atraía a la gente, lo que a su vez, ayudaba a Matthew a conseguir nuevos amigos, aunque ninguna amistad fue como con la de ella. La música fue el pilar principal en su amistad, no era raro verlos cantar juntos, la escuela de música incluso les dejaba las tareas en conjunto, con duetos y demás, pues sabían que trabajaban mucho mejor juntos.

...

"Me asegúrare de apoyarte siempre..."

La voz infantilizada del chico volvió a la mente de la fémina, quien sonrió entre su melancólica expresión, abrazando sus piernas y apoyando la espalda contra la cabecera de la cama antes de ocultar su rostro entre ellas.

—y lo cumpliste...—afirmo agradecida, con la leve preocupación de que Tomura se decidiera a vengarse por la misión fallida, con su promesa con Dabi como única esperanza para que eso no ocurriera.

燃えるようなフラッシュ"Moeru yōna furasshu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora