Jasper la miró con completa fascinación, era una criatura imperfecta, tan extraña como él, pudo ver desde lejos la vitalidad con la que sus mejillas se sonrojaron cuando lo descubrió observándola.
Jasper, había encontrado a su Tua Cantante.
Jasper...
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JASPER POV
Habían pasado varias semanas y no podía creer lo rápido que solía pasar para mi el tiempo cuando estaba al lado de Alina, quien poco a poco conforme nos íbamos conociendo salía a relucir más de ella. Era inquieta y le gustaba preguntarme cosas sobre cualquier cosa que se le ocurriera, era graciosa y siempre me hacía sentir bien.
Llegaron las vacaciones de pascua y todo marchaba tan bien, veía de vez en cuando a la humana Bella, a veces un poco más decaída de lo normal y de repente su rostro volvía a tener luz. Pero la realidad era que estaba demasiado enfrascado con Alina. Lo único que sabía por aquellos días por boca de Alina, era que la pasaba mucho con Jacob, supongo que eso estaba bien, aunque los lobos para ser verdad siempre me daba desconfianza, por ser seres tan impredecibles.
Como era toda una tradición ya para mí, Alina los fines de semana la pasaba conmigo y mi familia en casa, nos gustaba ir al bosque a dar una vuelta y ver el atardecer desde las montañas. Esme la adoraba como una hija más, Carlisle la aceptaba por el hecho de que estaba conmigo pero me seguía advirtiendo que era peligroso. Rosalie, le hablaba más y Emmett bueno, él, se llevaba bien con medio mundo.
Aquella tarde, nos preparabamos para ir al bosque a ver el atardecer, pero todo indicaba que pronto llovería, hubo una pequeña alerta en mí, cuando Alina entró a la habitación y su aroma impregnó toda la habitación, mis aletas de la nariz se despabilaron, pero solo sacudí la cabeza y deje de respirar, para recibirla en mis brazos. Ella se colocó de cuclillas en mi torso mientras yo estaba sentado en el borde de la cama y me besó con pasión, sentí su corazón suave y palpitante.
Salimos de la casa con rumbo al bosque, la llevaba en mi espalda a mitad del bosque me pidió bajarla para ella caminar. No contaba con que era torpe y se me olvidaba muchas veces que ella era una humana y eso significaba una cosa, por sus venas aún corrían litros de sangre, aquel liquido que me hacía perder el control. Entonces en un parpadeo, ella estaba en el suelo, con las rodillas embarradas de lodo. ¿Cómo pude distraerme tanto?
— ¡¿Estás bien?! — casi estaba gritando.
— Tranquilo, solo me tropecé, estoy bie... — no terminó de hablar, se quedó callada y se comenzó a alejar de mí, mientras cojeaba.
— ¿Alina? — dudé y di un par de pasos hacía ella.
— ¡No! — gritó. — no des un paso más.
— ¿Estás bien? — no entendía nada. Solo podía escuchar su corazón que latía rápidamente.
— No quiero que vengas. Por favor deja de respirar. — me advirtió entonces entendí. Ella sangraba.
— Yo... Alina... — comencé a titubear. Fue entonces cuando recordé que no había comido nada aquella semana, por estar pegado de Alina todos los días, casi todo el día.
