capítulo 10: ¡Hola soy Adrien!

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*tres meses antes*

Adrien

Por fin llegó el 15 de enero. Voy a poder volver a mi vida, estoy cansado de estar aquí en casa encerrado. Todo por un mal entendido y mis malas decisiones, los voy a poner en contexto, aunque no me gusta hablar de mí.

Tengo 25 años y con mi madre manejamos una escuela de idiomas en el centro de la ciudad. Paso muchas horas ahí, así que me es fácil relacionarme con las bellas estudiantes. Decidí no tener pareja, ni mucho menos casarme. Las chicas lo saben y aceptan salir conmigo sabiendo eso.

Creo que se lo ponen como reto personal enamorarme, pero no me molesta. Hace tres meses atrás, caí en los encantos de Sara: Una española preciosa, con ojos azules, cabello negro y delgada. Tenía todo lo que me gustaba. Camille, mi mejor amiga, me dijo que la chica solo me quería por los papeles, para tener la residencia legal en Irlanda.

No le di importancia, sabía que Camille estaba celosa. Hice lo que hice con todas, salir a comer, visitar la ciudad y tener relaciones. Nada de sentimientos, pero un día las llamadas se volvieron más frecuentes, los celos aumentaron y todo se jodió el día que Sara supo donde vivía. Un día llego para hablar con mi madre le dijo que: "si no me casaba con ella, pondría una denuncia por abuso y toda la escuela se iba a enterar".

Me tuve que alejar, por un mes de la escuela, por orden de mi madre. Camille, me ayudó a resolverlo; la invitó como una "amiga más" a una fiesta y le presentó a muchos de nuestros amigos. Uno de ellos fue Rayan, él es hermano de Mark; quien es ex de mi hermana mayor. Así fue como en menos de una semana, Sara y Rayan, ya estaban casados. 

Me dirijo a la escuela, es viernes y como siempre en estas fechas hace frío, pero es soportable.

—Hola Nora, ¿Cómo estás?

—Mucho mejor, ahora que vuelves

Por suerte mi madre le dio libre a los alumnos, para que Nora y ella descansen. Voy camino a mi oficina, tengo que ponerme al día con todo.

Ya instalado en mi escritorio, me puse al día con el trabajo, envíe algunos correos, revise el pago de cuentas. Me detuve en mi trabajo al  escuchar la risa de Liliana. Ella enseña aquí y era compañera de piso de Sara. Me estremecí de solo pensar, en encontrarme con ellas.

Me asome por la persiana de la oficina. Reí, al ver cómo paseaba del brazo a una chica, bajita muy abrigada, me causo ternura ver su nariz roja entre tanta ropa.

Luego de una hora recojo mis cosas, listo para irme a casa. Voy bajando las escaleras cuando me encuentro a la chica, que paseaba con la argentina. Quise reír, mientras la veía peleando con los libros, los quiere hacer entrar a la fuerza en su mochila. Pase sin hacer ruido, no quería que me viera.

—Nora, me voy— digo, entrando a su pequeña oficina.

—Ok, pero le puedes entregar esto, a la chica que está afuera por favor— me extendió un pendrive.

Dude, no quiero encontrarme con Liliana, pero no me puedo negar a Nora. Así que recibí y el pendrive, para entregárselo la esa chica de nariz roja. Ella esta tan concentrada, que no nota mi presencia. Me acerque con mi encanto, me gusta esa cara que ponen las chicas cuando me ven.

—¿Te puedo ayudar? — me pregunta con mala cara.

Eso no me lo esperaba, ¿será que me puse feo con el encierro?, pensé. Eso es imposible, reí en mi mente. La chica no tenía intenciones de ser agradable conmigo, incluso cuando le explique que solo me acerque para entregarle lo que dejo Nora.

Cuando vi a Lili, supe que era el momento de irme, hui como un cobarde, esa chica me odia por todas las cosas malas que invento de mí Sara o algo así me contó mi amigo Luca, sea como sea no quiero nada que me ligue a ese momento.

The last condition (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora