Capítulo 19: Gripe a la mexicana

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─ ¡Chaparra, no trabajaste hoy! ─ grita Anahí desde la puerta de su habitación.

Le explico que Salín decidió no trabajar hoy, porque iba a celebrar con su esposa la llegada de su primer hijo. Así que cerró el local temprano y yo me vine a descansar a casa.

Por eso me encuentro desparramada en el sofá.

─me alegro por ti y por mí, vas a poder ayudarme con una cosita ─ dice con entusiasmo.

«¿Qué locura se le va a ocurrir ahora?»

─mientras no sea alguna locura como pintarte el pelo ─ respondo acomodándome en el sofá.

Ella rueda sus ojos, se devuelve a su habitación y regresa a mí con una caja de pintura de cabello de color negro.

─ por favor ayúdame, estas puntas ya están horribles y aquí me prefieren natural─ bromea guiñando un ojo.

No puedo evitar reír. ¿Cómo me voy a negar a esa carita toda preciosa? además, tenía razón, su cabello natral es hermoso y esas puntas moradas... digamos que ya tienen un color bastante extraño.

─ bien, trae todo lo necesario.

Ella salió por una silla y yo aprovecho para ir a cambiarme de ropa, por una que pueda ensuciar.

Cuando vuelvo la encuentro lista en una silla; su idea de tener todo, es poner música y cubrirse con una bolsa de basura como capa. Comencé a preparar la tintura, como indican las instrucciones de la caja, le puse crema en sus oídos y frente para evitar mancharla.

─ ¿Por qué te llamas Lois? No me mal entiendas, me gusta tu nombre, pero es bastante gringo.

─ Digamos que mi padre es muy fans de Superman, me iba a llamar Luisa como mi abuela materna, pero él decidió que Lois, sería mejor.

Ella no puede evitar reír después de escuchar mi historia. Pero ya no me molesta, en mi familia todos me dicen Luisa.

Cuando era pequeña mi madre me inscribió como Luisa en la escuela; pero a medida que crecía, me sentía más única usando mi nombre registrado legalmente, así que me puse Lois en mis redes sociales.

«Además, me gusta cómo suena en los labios de Adrien» bien, ya estoy divagando.

Comenzamos a platicar de nuestras vidas mientras aplico la tintura en el cabello de la princesa azteca.

─ dile a tu padre que lo amo ─ confiesa Anahí entre risas.

─ te agradaría mucho conocerlos, ellos son muy jóvenes, creo que a veces son más mis amigos que mis padres.

─ ¿a qué edad te tuvieron?

─ tenían solo 16 años.

─ ¡wow!, si eran muy jóvenes.

─ si eran solo unos niños, me crio mi abuela hasta los ochos años. Ella los obligo a terminar de estudiar, después a mi padre lo transfirieron a otra región del país, por su trabajo. Mi madre también trabajaba, así que tuve que cuidarme sola.

Ella se giró para verme ─ ¿pero después llego tu hermano?, eso fue algo bueno, yo soy hija única. Solo somos mi madre y yo.

─ no me malentiendas lo amo, pero mi hermano llego cuando yo tenía 16 años y el problema no fue él. No fue fácil, convivir con mi madre, después de años de trabajo volvió a estar 24/7 en casa. Creo que no estaba lista para convivir con un bebe y una adolecente.

Mis ojos comienzan a humedecerse, esa es una parte de mi vida que no me gusta recordar. Busque refugio en la persona incorrecta.

─ pero ahora están bien, ¿verdad?

The last condition (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora