Capitulo 3: La cocina.

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Hoy fue mi primer día de clases y ya estoy agotada, todo lo que paso con la rubia loca y el colorín, fue demasiado en un solo día, así que estoy leyendo en mi habitación, para despejar un poco mi mente. Cuando alguien llama a mi puerta.

—¡adelante!

—Hola niña— saludó Anahí entrando en mi habitación— vamos a cenar, ¡hice tacos para todos!

Reí por su entusiasmo mientras me ponía de pie— gracias, vamos.

En el comedor esta Luca y Lili acomodando la mesa, con todas las cosas que preparo Anahí. Ella es una gran cocinera, pero solo lo hace cuando está inspirada y tiene ganas. Dice que si la obligan la le sale todo mal, porque cocina con sentimiento, como a la protagonista de "agua para chocolate", aunque yo no he leído el libro y tampoco he visto la película.

—Hola pequeña— saludó Luca — es con cariño— dice entre risas notando mi cara de desagrado.

Me gusta esta casa, la mayoría del tiempo están alegres y te permiten sentirte en confianza con facilidad.

Cuando ya voy por mi tercer taco, de verdad están increíbles. Comienza el interrogatorio.

— ¿Qué tal fue tu primer día de clases? — pregunta Anahí.

—Bien— respondí un poco seria.

Les relaté todo el incidente de esta tarde. Omití mi encuentro con el famoso Adrien para evitar el reproche de Lili.

—¡No lo puedo creer! — Luca golpea la mesa asustándome. —Ésta gente no aprende, mi madre sufrió mucho cuando llegó y no ha cambiado mucho hasta ahora.

La madre de Luca llegó a vivir aquí cuando tenía 18 años desde España y no manejaba muy bien el idioma.

Ahora tiene sentido que Luca ayudé a extranjeros con arriendos más bajos.

—La gente si ha cambiado—respondió Lili golpeando la mesa también — Pero personas ignorantes hay en todo el mundo —Se detuvo a pensar y abrió sus ojos muy grandes.

—Toda la razón amiga, sólo hay que encontrar a la gente correcta— respondió Anahí

Ambas compartieron un guiño cómplice y Luca río. Yo que no entendí nada, así que mordí mi Taco.

***

El viernes llegó y con él llegaron mis ganas de descansar, a pesar de todo fue una semana tranquila. Vi a Adrien, en los pasillos, junto con los suspiros de las chicas.

¿Debía hablar con él?, sin mencionar el hecho que me asustó cuando bajó el seguro. No me hizo nada malo y a diferencia de mí él sí tenía su mala fama, cosa con la que no estoy de acuerdo.

—Lois, ¿estás bien? — preguntó mi compañera asiática.

—sí, perdón, estaba pensando en mi familia — mentí.

Ella pensó un momento, antes de hablar—yo solo vivo con mi padre y no lo veo mucho, siempre está de viajes de negocios — sonó un poco nostálgica.

Me sentí mal por Yen, yo a diferencia de ella vengo de una familia muy unida, no siempre fuimos así. Pero fue muy difícil, tener que dejarlos, trato de no pensar mucho en ellos. Me parte el corazón recordar como lloramos el día que me vine, mi hermano pequeño Francis, se aferró a mi pierna con fuerza antes de entrar al aeropuerto.

—este viaje, va ayudar para unirlos. Ahora cuando tu padre llegue a casa y no te encuentre, va a valorar tu presencia — dije para animarla.

Ella me quedó mirando, tratando de entender lo que estaba diciendo.

The last condition (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora