01. El lugar donde todo comenzó

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Palabras: 1,900.

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La ciudad de Los Santos, una gran metrópolis bendecida con recursos naturales, una economía ideal y maldita por la delincuencia. Si bien vivir aquí resulta muy barato, ¿qué tanto vale la pena si a cada momento tu vida corre peligro?

Las personas que viven en este lugar, de alguna forma, han pactado con sí mismas para protegerse y sobrevivir, sin nadie que los salve. El presidente, un bigotón sesentón incompetente que lo único que hace es rascarse los huevos desde su casa, decidió pedir ayuda a distintas organizaciones (véase el FBI, CNI y la DEA) para dar una buena imagen durante su campaña electoral y detener los crímenes del día a día. Pasado el tiempo, las cosas mejoraron un poco.

Durante todo este caos, el antiguo Superintendente del Cuerpo Nacional de la Policía murió. Siendo el tipo excéntrico que era, Torrente tomó muchas buenas decisiones durante su vida; aunque una de las más tontas, según palabras de sus oficiales, fue dejar como sucesor al "peor inspector de toda España."

—Tiene que ser una broma.

—¿Tengo cara de estar bromeando, subinspector Brown?

Brown, Brownie para los amigos, apretó sus puños con fuerza y rechinó los dientes en una imagen cómica para un hombre serio de 35 años.

—Gustabo García.

—Así es.

—El nuevo Superintendente de Los Santos.

—Eso fue lo que dije.

—¡Por el amor de Dios, Greco! Para lo único que es bueno es para payasear y a parte de eso es muy joven. Nunca en la historia del CNP se ha visto a un Intendente de 25 años.

—Mi abuela decía tres cosas: nunca digas nunca, nadie puede ser tan malo y siempre usa protección... —hizo una pausa y acarició su barba, pensativo—. Ok, esa última no aplica aquí, pero ya me entiendes.

—Me cago en todo —el subinspector llevó sus manos a su cara ahogando un gemido de frustración—. ¿Y el CNI qué dijo?

—Que están de acuerdo y confían en el buen juicio de Torrente. Van a ponerlo a prueba.

—¡Eso es! ¿Y sí hablamos con el consejo del CNI y les explicamos que Torrente sufría delirios antes de morir?

—No te creerían, ya que él lo hizo su sucesor una semana después de integrarlo al cuerpo.

Antes de poder replicar, la oficina fue abierta de un portazo por Sergey, que parecía enfermo de lo pálido que se veía y daba inhaladas para recuperar aire como adicto a la cocaína. Cuando pareció sentirse mejor, negó con la cabeza, desesperado y exclamó:

—Por favor decidme que no es verdad.

—Sí es —respondieron ambos con alegría y mortificación, respectivamente.

〈INTENABO +18〉 Entrégate a míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora