CAPÍTULO XVIII

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…DEJA DE INVESTIGAR SOBRE MI O VERAS LAS CONSECUENCIAS…

Esas palabras estaban dibujadas con una pintura negra en la pared del baño de mi habitación, la pintura aún estaba fresca, gotas de pintura chorreaban llegando al suelo, yo continuaba con mis manos apoyadas en el lavamanos, mi respiración agitada hacia que mi pecho no parara de moverse, no dejaba de mirar esas palabras, en mi mente se grababa el contorno discontinuo de cada letra, miraba cada gota que llegaba al suelo, es perturbador tener esas palabras en una de las paredes de mi cuarto, después de unos minutos en los que no cambié la mirada de esas escrituras intenté pensar, tuvo que haber sido el asesino quien escribiera esas palabras, ¿Cómo pudo haber sabido que yo estaba investigando sobre él? ¿en verdad habrá sido el asesino quien escribió eso? En estas últimas semanas había investigado sobre tantas cosas, por eso no estoy del todo seguro que eso lo haya escrito el asesino, a pesar de que es a él al que no le conviene que investigue sobre el asesinato de Oscar.
No era bueno que alguien viera esas palabras allí, me juzgarán por mi historial y seguramente volveré al ala este, no me quedó de otra que terminar tapando la pared dibujada con una taquilla que tiene mi baño para poner los objetos de aseo personal como cepillo y peines.

Decidí comenzar a darme una ducha, mientras el agua cubría mi cuerpo, mi mente era torturada por esas palabras escritas en mi pared, también me preguntaba como seguirá Carmen de su infarto e intentaba pensar en una manera de conseguir el diario de Oscar, pasé las manos por mi pelo mojado, eran demasiadas cosas para mi mente rota, tomé una respiración profunda, por unos instantes deje mi mente en blanco, solo sentía la presión del agua sobre mi rostro, el sonido del agua rebotando contra el suelo, por primera vez en mucho tiempo olvidé por unos instantes todo lo que sucedía a mi alrededor.

Al terminar la ducha me coloqué en el espejo que tenía en el baño, al instante vi reflejada la taquilla, recordando lo que había escrito detrás, intenté obviar ese pensamiento, me quede mirando mi rostro, mi pelo ondeado continuaba húmedo cubriendo mi frente, mis ojos eran adornados por unas ojeras de hace varios días, aquellas ojeras me hacían ver como un zombi, la sombra de barba ya  comenzaba a crecer de nuevo, mientras estaba en el ala este en ocasiones a los paciente del sexo masculino eran atendidos por un barbero.

Asumí que esas ojeras hacían que me viera horrible, definitivamente necesitaba dormir, llegué hasta mi cama, mi vista se centró en la enfermera que me estaba esperando en mi cuarto.

-Buenas noches Sr. Deamon- colocaba una bandeja con comida sobre la cómoda que está al lado de la cama.

-le hice un gesto con mi mano- no entendía muy bien que estaba sucediendo.

-A la hora en la que le trasladaron aquí ya había pasado el horario de comida, por eso le traigo la cena hoy a su dormitorio, cómase eso, en breve pasaré a buscar la bandeja- comenzó a caminar camino a salir de mi habitación.

-Gracias -  no tengo mucha hambre, pero si puedo comer algo de lo que está en la bandeja.

Al final terminé por devorar toda mi cena, tenía más hambre de la que pensaba, en un rato entro la enfermera para recoger los restos de comida.

-Después de esta hora no podrá salir a los pasillos, tomé –  ofreciéndome un reloj digital de plástico.
Tomé el reloj para observarlo minuciosamente.

-Todos los pacientes de esta parte del psiquiátrico tienen reloj de ese tipo, con el podrá saber la hora que es y no salir de su habitación a un horario indebido- recogía la bandeja con el resto de mi comida.

Me puse el reloj, observando como quedaba en mi mano, la enfermera ya se había marchado de mi cuarto.
Tarde media hora aproximadamente trasteando los botones de aquel reloj, intentando programar una alarma para despertar siempre a la misma hora, tras varios intentos logré programar una alarma para las 5:00 am. Después de eso decidí tumbarme en mi cama.

El sonido insistente de la alarma penetraba mis oídos, a pesar del sueño que aun tengo logré hacer que la alarma dejara de sonar, sentí algo de alivio al darme cuenta que esa noche no había tenido pesadillas, a diferencia de mi cuarto anterior, mi nuevo cuarto contaba con un interruptor con el cual pude encender la luz que se encuentra en el techo, después de eso empecé con mis ejercicios, al terminar tomé una ducha y decidí salir de mi habitación con el objetivo de desayunar.
Muchos pacientes pasaban a esa hora por el pasillo, ver eso me recordó el poco tiempo que estuve en el instituto, me siento perdido no tengo ni ida de donde queda el comedor.

-oye chico- toqué por el hombro a un chico mucho más joven que yo, a juzgar por su apariencia no tendría más de 13 años, su pelo era castaño andaba despeinado y con algunas espinillas asomando en su rostro.
El giró para mostrarme atención.

- ¿Cómo Puedo llegar al comedor? –

-Eres nuevo ¿verdad? - elevaba su mirada para poder mirarme

-Sí, soy nuevo aquí- di un vistazo a mi alrededor.

-vamos yo te llevaré al comedor- comenzó a caminar por aquel pasillo.

No me quedó de otra que seguirlo.

-Tú debes de ser el chico nuevo del que me hablo el hombre del sótano-caminaba delante de mi

- ¿el hombre del sótano? -  uní mis cejas, mientras lo seguía

-Si ese hombre habla con nosotros en ocasiones, al principio me daba miedo, pero él no es malo, mira llegamos aquí está el comedor- con su mano señalaba todo aquel recinto.  –bueno hasta luego chico nuevo, que esta es la hora de desayunar los mayores- salió corriendo por el pasillo por donde habíamos venido.

-Espera, háblame de ese hombre del sótano- demasiado tarde ya estaba muy lejos, me tocó quedarme con la intriga.
Caminé incorporándome en la fila, para tomar la bandeja, una vez con la bandeja en mis manos sentía como las miradas de todos los que están en el comedor se hincaban en mí, era hasta difícil caminar con esa sensación de saber que te miran.
Centre la vista en mi bandeja, intentando no darle importancia a que en esos momentos era el centro de atención.
Caminaba con mi bandeja hasta que un desbalance que hizo que botara mi jugo.
No pude ser choqué con alguien. 

Slenderman.

OBSERVADO [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora