CAPÍTULO XXIII

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Despierta-

Sentí las pequeñas y suaves manos de Deborah sobre mi pecho cubierto de sudor, mi respiración es agitada, el corazón no para de latir con rapidez, estaba sentado sobre mi cama apoyado de mis manos, los ojos de Deborah me miraban asustados.

- ¿Ya volviste a la realidad? - continuaba con sus manos apoyadas sobre mi pecho, intentando calmarme.

-Supongo que si – miré a mi alrededor, asegurándome que estuviera en mi habitación.

-Tuviste una pesadilla Nick – retiró las manos de mi pecho, recostándose al espaldar de la cama.

-Ya sabes mi nombre- la miré, dejando escapar una sonrisa.

-Aquí todo se sabe, chico nuevo- permaneció con una expresión seria.
-Ya se te ve más tranquilo, no parabas de moverte sobre la cama, hasta que saliste disparado para terminar sentándote sobre tu cama- se veía preocupada por mí.

-Esas pesadillas son algo que me atormentan con bastante frecuencia- aunque eso que había presenciado se sentía más como otro recuerdo que escapo de mi subconsciente.

-No te sientas mal, yo también tengo pesadillas- abrazó sus rodillas con sus brazos, cambiando la vista.

-Esas pesadillas tuyas ¿tienen que ver con la cicatriz de tu pecho? -  no debía de haberle preguntado eso, pero tengo curiosidad por saber sobre esa chica.

Ella permaneció en silencio, todo indicaba que había tocado un tema sensible para ella.

-Debo irme, los guardias a no deben de estar merodeando por el pasillo- salió de la cama, para ponerse en pie, tapándose con la blusa que hace unas horas se había quitado.
Una vez más pude mirar su perfecta anatomía y una vez más di cuenta de lo atractiva que es esa chica, su piel tan blanca, es lo que más me llama la atención.

-Ten cuidado- una de las razones por la que Deborah abandona mi cuarto es por no hablar del tema de su cicatriz.

-asintió con su cabeza- abrió la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido, para salir caminado y perderse en la oscuridad del pasillo.

Estoy solo en mi habitación, mi mente repite una y otra vez esa pesadilla o ese recuerdo en realidad no estoy muy seguro de lo que es.
Continué tumbado sobre mi cama, intentando excavar en mi mente, buscando una explicación a mi reciente pesadilla, que tal si es un recuerdo, de ser así esos sucesos los viví, alguien si inyecto mi cuello.
Todo comenzaba a encajar, quien me inyectó debió de ser el asesino, por eso cuando desperté estaba en esa sala, con mi amigo muerto. Si no me hubieran clavado esa jeringa en mi cuello, Oscar me hubiera contado eso tan importante que quería decirme.
Recosté mi espalda al espaldar de la cama, lancé una mirada al techo como buscando respuestas.

- ¿Qué descubriste Oscar? -  hablé conmigo mismo, mientras miraba al techo.

El sonido repetitivo de la alarma de mi reloj me trae de mis pensamientos. Mi mente seguía atormentada, por eso empecé con los ejercicios, buscando despejar de toda esa traumática atmosfera que me rodea
Después de acabar con los ejercicios, tomé mi ducha habitual, para intentar comenzar el día.
Como todos los días una gran actividad en el pasillo, pacientes se movían de aquí para allá, este sitio me agrada bastante. Caminaba al comedor, aún continuaba intentado asociar mi reciente recuerdo con el que tuve aquella noche de ese fuerte dolor de cabeza. ¿Qué más recuerdos pueden estar atrapados en mi subconsciente?  
Me tocaron a mediación de mi espalda, giré para ver a Nico, con su pelo despeinado mirándome fijo.

-Hola Nico, ¿Cómo estás? -  no tengo muchos ánimos en este preciso momento. Solo caminaba con Nico a mi lado hacia el comedor

-Le conté al hombre del sótano que habías visto donde él vivía- no respondió mi pregunta, noté la prisa en su voz por hablar conmigo.

- ¿Qué te dijo? - me paré en seco a su lado.

-Quiere conocerte- encogió los hombros.

Escuchar eso provocó que tragara en seco, no es muy coherente verse a solas con un desconocido en un sótano abandonado, lo que la coherencia es algo que he ido perdiendo con mi estancia en el psiquiátrico.

- ¿vamos hoy al sótano? - lo miré levantando las cejas.

-Lo siento chico nuevo, los guardias están comenzando a sospechar que salgo mi habitación durante la noche, creo que me vigilan-

-Me llamo Nick- no quería que me dijera el chico nuevo.

-Nos vemos Nick- salió corriendo en la dirección contraria a la que íbamos.

Lancé un suspiro –esta noche habrá que ir al sótano- murmuré entre dientes.

Tomé la bandeja, di unos pasos para ir a sentarme al frente de Deborah, que como siempre está sentada sola.

-Quiero estar sola- reaccionó apenas sintió mi bandeja chocar contra la mesa.

Ignoré sus palabras para terminar por sentarme en frente de ella.

- ¿no escuchaste que quiero estar sola? - clavó su fría mirada en mi

-No hay mesas libres, mira- moví mi brazo señalando todo el comedor, puede que si hubiera encontrado otra mesa para sentarme, pero yo quería sentarme en la misa mesa que Deborah.

Ella ni se molestó en mirar a ver si es verdad o no lo que le dije.

- ¿Cuándo vas a volver a pasar la noche en mi dormitorio? – sonreí, sabiendo que lo que acabé de decir sonó demasiado raro.

-Nuca más, no me dejaste dormir con tus pesadillas, moviéndote por toda la cama- su voz se comenzaba a relajarse.

-Disculpa por eso- llegó a mi mente el recuerdo que reviví la noche anterior.

-Que amable- dejo escapar una sonrisa.

-Te vez hermosa cuando sonríes- la ataqué con la mirada.

-No me digas eso –En instantes se puso seria, cambiando por completo la expresión de su rostro. 

¿Qué pasa con esta chica? Su vida es un misterio por el cual me siento atraído.

-Creo que tú y yo cuando nos llevamos mejor es cuando discutimos- me concentré en mi desayuno, el cual no había probado prácticamente.

-También nos llevamos bien cuando me metes en tu cuarto para terminar durmiendo sin prendas que nos cubran de cintura para arriba- tomó su bandeja, dejándome solo en la mesa.

Me quedé mirándola fijo, ella sabe que la miro, solo sonríe y continua su camino.

-Esa chica es la combinación entre la timidez y la explosividad- hablé dentro de mi mente.
Pensaba aún en Deborah, su vida para mí es un misterio, es capaz de dormir conmigo en sujetador, pero se pone sensible cuando le digo que tiene una sonrisa hermosa. ¿Qué pasa con esta chica? ¿Por qué estará en este sitio? No entendía la razón por la cual comenzaba a interesarme por ella.

Después que acaba el desayuno, la mayoría de los pacientes suelen a ir al patio, por lo que he escuchado por los pasillos, el patio es un sitio con árboles, vegetación donde los pacientes salen al exterior, llevaba varios días en ese lugar y aún no he salido a ese sitio del que he escuchado. Hacer vida social es algo que nunca se me ha dado bien, mientras todos tomaban la dirección para salir un rato el exterior, yo caminaba hacia mi habitación para encerrarme en ella.

En mi mente apreció el recuerdo de Camila, hace algunos días que no sé nada de ella, no la he vuelto a ver desde que le conté que me creía inocente del asesinato de Oscar, esa conclusión provocó que mi pecho se llenara con un sentimiento de preocupación.

¿Le habrá sucedido algo?

SlendDerman    

Nota: no sean lectores fantasma y dejen su estrella

 

OBSERVADO [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora