CAPÍTULO III

51 33 5
                                    

Alguien me había mandado una nota por debajo de la puerta

¨¨TU NO MATASTE A ESE CHICO¨¨

Al leer el escrito retrocedí unos pasos hasta caer sentado en mi cama,con una mano aguantaba la nota y la otra mano sostenía mi frente.
Era todo muy raro y confuso, aunque yo quería creer lo que decía esa nota
A mi cabeza llegaban un sinnúmero de preguntas ¿Quién había enviado la nota? ¿Por qué sabían que yo estaba en esa habitación? ¿Por qué el autor de la nota quería hacerme creer que yo era inocente? .....
¿Acaso?...
  El sonido de la puerta de mi habitación abriéndose me hace levantar la mirada
Escondí rápidamente la nota debajo de la almohada.

- ¿Qué tienes ahí? - La voz del guardia de seguridad

Me puse nervioso, no quería que nadie supiera de esa nota
-nada, solo tiendo mi cama- intenté que mi voz no sonara nerviosa.

El guardia me miró de manera sospechosa.

-Anda vamos es hora del desayuno- al escuchar esas palabras sentí alivio.

Termine de tender la cama, me es imposible dejarla desordenada.
Camine hasta la puerta,  el guardia me hizo una seña para que me incorporara a una fila de pacientes que iban camino a desayunar. Puede notar que no se abrieron todas las puertas del pasillo ¿Estarán tan mal esas personas que no los dejarán ni ir a desayunar con el esto de nosotros? Recordé que Oscar siempre me decía que el ala este era donde estaban los más malos del psiquiátrico. 
Al llegar al comedor para desayunar nos sentaron dos por mesa, a mí me toco sentarme con una señora de pelo blanco largo, tendría unos 70 años, su cara ya estaba arrugada y en sus manos también se reflejaba la vejez, sus ojos eran azules un azul tan intenso que ni sus muchos años había podido opacar.

-Seguro que esa mujer cuando joven fue muy hermosa – me dije dentro de mi mente.

Apenas tenía apetito, solo podía pensar en esa nota

-Debes comer muchacho, sino te vas a quedar en los huesos- dijo la anciana con una voz muy baja y carente de fuerza.

-no se preocupe señora estaré bien- miraba mi comida, sin apetito.

-soy Carmen la que está en la 317- utilizó un tono amable ñ.

-Mucho gusto doña Carmen, me llamo Nick - de inmediato supe que estaba hablando con la persona que hablaba sola en su habitación.

Bueno cada cual aquí tienes sus propios problemas me dije a mi mismo.

-Ah tu eres el famoso Nick- dijo abriendo la boca y levantando sus cejas

- ¿famoso? – la mire frunciendo el seño.
- ¿Quién le dice que soy famoso? - aquella anciana me tiene muy intrigado.

-bueno de ti me hablan las personas que van a verme todos los días a mi habitación-  le dio un sorbo a su jugo de naranja.
A los pacientes del ala este no se les permite recibir visitas dentro de sus habitaciones, es algo que yo sabía, no entiendo de que está hablando aquella señora.
- ¿Qué visitas doña Carmen? - me detuve a mirarla.

-Hay joven a mí me visitan muchas personas, sobre todo durante la noche- hablaba con total normalidad.

Durante la noche es imposible que alguien la visitara. Aunque bueno, a mí me mandaron una nota, quizás con ella se dediquen a platicar por las noches, esa idea recorrió mi mente

- Bueno y ¿Quién la visita tanto doña Carmen? - decidí seguirle la corriente

-algunos de los que me visitan no los conozco-encogió los hombros -pero con el que hablo mucho el con Dr. Miller- le dio  otro sorbo a su jugo.

- ¿Dr. Miller? – emoji mis cejas, ese  nombre no me sonaba de nada.

Supuse que aquel hombre trabaja en el ala este. Pero igual, que haría un doctor visitando tanto a una paciente incluso durante la noche.

- ¿Qué le dice el Dr. Miller sobre mí? - me dejaba llegar por la intriga.

-Bueno de ti me ha dicho muchas, cosas como que fuiste culpado por un brutal asesinato – sus ojos azules me miraron fijamente.

Sentí un gran dolor en el pecho cuando esa mujer me recordó porque estaba en el ala este, el dolor estaba a punto de convertirse en lágrimas, pero tragué en seco acompañado de una respiración profunda.

-si doña Carmen, por ese asesinato es que estoy aquí-baje la cabeza, escapando de la mirada de aquella señora.

-TERMINO EL DESAYUNO TODOS HAGAN UNA FILA PARA REGRESAR A SUS HABITACIONES – informó uno de los guardias.

Ambos nos paramos para incorpóranos a la fila y caminar a nuestras habitaciones, la conversación con aquella anciana me había dejado un poco tocado y pensativo.
Una vez estando en mi habitación corrí hacia la cama con el objetivo de volver a ver la nota que me mandaron durante la madrugada. Al levantar la almohada quedé  petrificado, la nota había desparecido, busqué debajo de la cama, levanté la sabana era increíble aquella nota había desaparecido de mi habitación.
Es cierto que algún guardia pudo acceder a mi habitación ¿pero de qué manera sabían que debajo de la almohada había una nota?
Definitivamente en el aquel psiquiátrico había alguien que está  muy pendiente de todolo me pasa.

SlenDDerman.

OBSERVADO [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora