CAPÍTULO XXI

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Tiraron de mi mano.

-vámonos ya, antes de que el guardia regrese de su ronda- continúo Nico tirando de mi mano.

Yo no quería irme, en ese sótano hay muchos secretos por descubrir, pero es hora de irse si no lo hacemos en ese momento podríamos ser descubiertos.

-Está bien vámonos- corrimos hacia las escaleras, comenzando a subirlas rápidamente

Miramos por la rendija de la puerta, el guardia un no había llegado

-Vamos- hice una señal a Nico
Caminamos en sigilo por el pasillo, tomamos diferentes direcciones, logré llegar a mi habitación sin ser visto, miré mi reloj 2:33 am me tumbé sobre la cama, mirando al techo, como de costumbre fui asaltado por preguntas que no puedo responder ¿Cuánto tiempo llevará esa persona viviendo en ese sótano? ¿Por qué se oculta en ese sótano?
-resoplé-   odiaba hacerme preguntas que no puedo responder.
Los parpados ya comenzaban a pesarme, el sueño comenzaba a hacer su aparición en mi cuerpo, solo cerré los ojos intentando sacar los pensamientos que pasaban por mi mente.

Una vez más fui despertado por el sonido insistente de la alarma

-otra noche sin pesadillas- dije parándome de la cama, ya estoy adaptado a hablar solo.
Como impone mi TOC hice lo de todos los días comenzando por lo ejercicios y terminando por ir a desayunar, mientras desayunaba lancé una mirada mi alrededor, sentada sola en una mesa está Deborah, distante como siempre, con una enguatada negra por debajo del uniforme.

Después de terminar mi desayuno me dirigía a mi cuarto, hasta que fui interceptado por un guardia de seguridad, noté que en esta parte del psiquiátrico los guardias no llevan porra, los pacientes de esta zona son más estables

-vamos, el que dirige esta área quiere verte- me lanzó una señal para que lo siguiera

Lo seguí sin decir palabra, llegamos a un despacho, bastante igual a los que estado antes
Me esperaba de pie tras la mesa un señor joven de una estatura alta, su pelo es negro tirado atrás de una manera perfecta, usa patillas anchas, ojos color café, su nariz tiene un tamaño por encima de la media, no usa bata, sino un traje de corbata que le hace ver elegante.

-Buenas Sr. Demaon, soy el Sr. Mertens-  estrechamos la mano –ahora siéntese por favor-  él tomó asiento recostando su espalda contra la silla.

-Como pudo haber notado, no uso bata porque no soy doctor, yo me encargó de mantener el control dentro de ustedes que son pacientes bastante estables, siempre con sus excepciones- sentí que eso lo había dicho por mi

- ¿Para qué me llamó? - no me interesa conocer el historial de este tipo.

-si lo llamé es porque usted es una de las personas más conflictivas dentro de este lugar por así decirlo- se acomodó en su silla

- ¿Conflictiva? -  no me empezaba bien la conversación

-De todos los pacientes de esta ala del psiquiátrico usted es el único que ha cometido un asesinato- me señaló con la mano.
Sentí como mi sangré me comenzaba a hervir, da mucha ira que todos te tilden de asesino cuando tú no has matado a nadie.

-Tiene razón- el enojo y la incomodidad se reflejaban en mi voz.

-Yo siempre tengo razón- elevo sus cejas cerrando sus ojos.

-Este se cree estrella de cine-. pronuncie en mi mente

-Mi labor aquí es velar que usted no cometa otro asesinato- me miraba de una manera constante, como si quisiera intimidarme.

-Asentí con la cabeza- me mantenía callado, intentado no explotar.

-Supe de su incidente con Deborah durante el desayuno- colocó sus manos sobre la mesa

-Solo fue un accidente- aquel hombre estaba muy pendiente de mi ¿Por qué tanto interés?

-Bueno usted manténgase alejada de Deborah- esa chica tiene sus propios problemas.

-Ya le dije fue solo un accidente-  separé mis manos a corta distancia con las palmas hacia arriba.

-Otra cosa, de ahora en adelante la psicóloga que lo atenderá será Camila Strech, el Dr. Sousman solamente atiende a pacientes del ala este-
Con Camila la última vez que hablamos terminé contándole que era inocente, no estaba seguro de cómo podría ser nuestra siguiente conversación.

-Habilitaremos una sala con supervisión para sus consultas, no es bueno que se reúna una chica tan joven como Camila con un asesino.

Tome aire intentando llenarme de paciencia, odiaba que me llamaran asesino
      
- ¿Me puedo ir? - creo que si permanecía en ese despacho con ese tipo que en menos de 5 minutos me recordó varias veces que soy un asesino, terminaría por lanzarle una bofetada.

-Si puede marcharse- señalo la puerta por la que había entrado.

Caminaba hacia la puerta. –le esteré vigilando Deamon -

Salí dándole un tirón a la puerta, no comenzaba bien mi estadía en ese sitio ya le caigo mal al que da las ordenes en este lugar.

El me estará vigilando, pero no impedirá que continúe investigando sobre el asesinato de Oscar, ni tampoco impedirá que valla a ese sótano durante la noche.

Durante el resto del día no hablé con Nico, solamente lo vi de lejos hablando con algunos chicos de su edad.
Había caído la noche, la oscuridad y el silencio mandaban en todo aquel sitio, decidí salir de mi cuarto me disponía a ir al sótano en busca de la persona que vive allí, abrí en silencio la puerta de mi habitación, ya estaba en el pasillo, aún tenía mi mano sobre el frio llavín de mi habitación, en aquel pasillo solo se observaba destellos de luz provenientes de otras habitación y salas, giré mi cabeza para mirar a mis espaldas.
De la nada por el pasillo que queda perpendicular al de mi habitación vi pasar la silueta de una persona, su vestimenta es la del psiquiátrico.



SlenDerman     
      

OBSERVADO [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora