CAPÍTULO XXII

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Caminé rápidamente, acercándome a la persona que deambulaba a solas por ese pasillo oscuro.

- ¿Quién eres? - puse la mano sobre su hombro
Lo siguiente que vi fue una mano viniendo hacia mi rostro, me dio tiempo dar un paso atrás esquivando la bofetada –Cálmate- por suerte mis reflejos respondieron a tiempo
Unos destellos de luz iluminaron su pálido rostro, es Deborah quien me había acabado de lanzar esa bofetada

-Me asustase chico nuevo-  lanzó un suspiro

- ¿Qué haces a estas horas andando por los pasillos? – hable en voz baja

-pudiera preguntarte lo mismo- me miró mostrando una expresión seria.

-Yo te pregunté primero- encogí mis hombros

-A donde valla no es tu problema - me lanzó una mirada asesina

-Bueno a donde fueras ya no te va a dar tiempo, mira- señale con mi mano a ambos lados del pasillo, venían dos guardias caminando hacia nosotros.

Estaban aún lejos, pero la luz de sus linternas fue suficiente para iluminarnos de una manera débil

- ¿Quién está ahí? - comenzaron a aumentar su paso para llegar a nosotros.

Yo y Deborah nos miramos nos miramos fijamente, los ojos de ambos reflejaban nuestro miedo, si esos guardias nos atrapan fuera de nuestros cuartos, a esas horas de la madrugada, nos meteríamos en problemas

-Vamos- inconscientemente tomé su fría mano, para salir corriendo

-Quietos ahí- ya ambos guardias corrían detrás de nosotros.

Nuestra suerte fue que mi habitación estaba cerca, abrí rápido la puerta entrando junto con Deborah, la tomé por sus pequeños hombros, pegándola a la pared de mi cuarto, estando a centímetros nuestros cuerpos, por un segundo puede sentir el olor de su pelo negro.

-Quédate aquí, no te muevas- puse mi dedo sobre sus suaves labios, haciéndole entender que hiciera silencio, ella me miraba fijamente, como si no entendiera muy bien que estaba pasando. Corrí hacia mi cama, para taparme entre las sabanas, al instante sentí como la luz de la linterna de uno de los guardias atravesaba la pequeña ventana de mi cuarto, iluminado la cama en la que recién me había acostado, saqué mi cabeza de entre las sábanas, con mi rostro fingí que la luz de la linterna me había despertado, Deborah continuaba inmóvil pegada a la misma pared en la que esta incrustada la puerta, por eso el guardia no logró verla. Finalmente, el guardia terminó por creer que estaba durmiendo apartando la luz de la linterna de mi rostro para continuar su recorrido.

-Ya se fueron- me senté sobre mi cama con los pies encima del colchón.

-Por tu culpa casi me pillan los guardias- cruzó sus brazos para dé un giro darme la espalda y quedar mirando hacia la puerta.

-A encima es por mi culpa- dejé caer mi cuerpo sobre mi cama.

-Si no me hubieras retrasado con tus preguntas los guardias no nos hubieran descubierto, no tendría que estar en esta habitación- habló conmigo sin cambiar la posición en la que estaba.

-Si no fuera por esta habitación estaríamos en graves problemas- ¿Por qué todo es tan difícil con esa chica?

-Ya los guardias se fueron, me voy- puso la mano sobre el llavín de mi cuarto.

-si fuera tu no haría eso- me puse en pie al lado de mi cama.

- ¿Por qué? - dejó la mano sobre el llavín

-Eso guardias saben que había gente en el pasillo, seguramente están vigilando más esta zona de aquí- caminé hacia el lado de Deborah, pegué mi rostro a la ventana, para mirar a ambos lados, solo se veían destellos de luz provocados por las linternas de algunos guardias.

-Puedes esperar un rato en mi habitación y luego te marchas- le di la espalda caminé hacia mi cama para encender las luces de mi cuarto por un momento.
Ella permaneció de pie, giro su cuerpo recostándose contra una pared.

-Yo voy a dormir, si quieres puedes acostarte en este lado de la cama- di unos suaves golpes sobre un costado del colchón

-yo no me como a nadie- sonreí de una forma picara, quitándome la camisa que tenía puesta, no estoy acostumbrado a dormir con camisa.

La verdad que tras todos los ejercicios que he hecho durante mi vida, tengo una complexión física atractiva, mis brazos, pecho y abdomen los tengo definidos de una manera perfecta, al igual que mi espalda.

-Yo no te tengo miedo- tomó la blusa que tenía puesta, quitándosela de un tirón.
-No creas que eres el único que puede dormir sin nada que lo tape- me miró de una manera desafiante.

Intenté disimular mi sorpresa esa chica está en sujetador en mi dormitorio, aunque no quise, no pude evitar mirarla por un solo instante, su sujetador negro adornaba su piel blanca de una manera divina, una cintura que parece que fue esculpida por los mismos dioses, en las costillas tiene tatuado un escrito que no logré entender lo que decía, algo que me llamó la atención fue la cicatriz que atraviesa su pecho, cicatriz que está cubierta por otro tatuaje con escritos
                                           *BE BRAVE* 
es lo que tiene tatuado sobre esa cicatriz.

-Que buena esta la chica gótica-  pude escuchar como decía eso dentro de mi mente

-Bonitos tatuajes- le sonreí, en realidad es raro ver a esa chica en sujetador en mi cuarto

- ¿Miras los tatuajes o me miras a mí? – frunció el ceño. 
Todo indica que se va a costar al lado mío, esta chica esta media loca, quitando el hecho de que estemos en un psiquiátrico.

-Solo miro los tatuajes- la miré fijamente a esos ojos color galaxia

-Tú no tienes tatuajes o alumnos que yo pueda ver-  ya estaba acostada a mi lado.

- ¿Me miras a mí? O ¿buscas si tengo tatuajes? - me estaba comenzando a gustar molestar a Deborah.

-No te creas cosas- tapó su cuerpo con la colcha, girándose para quedar de espaldas a mí.

Extendí mi brazo para bajar el interruptor, dejando el dormitorio a oscuras, después de eso también me tapé con la misma colcha que Deborah, girando mi cuerpo de una manera que quedamos uno de espaldas al otro.
Para mí nunca es fácil dormir, pero ahora menos con la imagen del cuerpo con tatuajes de Deborah grabados en mi retina.

Es de noche, camino por ese oscuro pasillo, siento como el silencio es capaz de abrazarme, un aire frio se encarga de llenar mis pulmones. Mientras camino lo único que escucho es mi respiración, no me siento seguro de andar deambulando con esa espesa oscuridad. Oscar me quería ver, dijo que era importante, llegué a la sala en donde Oscar me dijo que fuera, abrí la puerta despacio, escuchando el sonido que hace al abrirse, caminé dos pasos dentro, de la nada una aguja fría penetra mi cuello, causándome un fuerte dolor, giro mi cuerpo asustado, solo consigo ver entre las sombras el contorno borroso de una persona, puedo sentir como todo a mi alrededor comienza a dar vueltas, un mareo muy fuerte se adueñó de mi cuerpo, terminé por dar unos pasos hacia ninguna dirección, hasta que no pude mantener mis ojos abiertos.

SlenDerman      

OBSERVADO [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora