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—¡Te lo comiste! —gritó la Ale y empezó a saltar en su cama.

Tuvimos que venir a buscar ropa a su casa y afortunadamente no está enojada conmigo, es todo como antes.

—Pero cállate —le agarre la pata y se cayo, pero empezó a reírse—Habla más despacio.

—¡No puedo weona! —empezó a llorar, la mire extrañada—Es que por fin mi sueño se hizo realidad, ¡Por fin!

—¿Que sueño? —fruncí el ceño.

—Que nuestros pololos sean amigos po, aparte el Diego me cae súper bien —se limpió una lagrima—No como el aweonao del Vicho —rodó los ojos.

—Primero que todo, esa wea es súper cliché lo de los amigos que se quedan con las amigas. Segundo, solo fue un beso.. bueno dos.. unos cuantos pero no es mi pololo, recién vengo saliendo de una relación y no quiero que el Vicho piense que s.. —me puso su mano sobre mi boca.

—Cállate si no queri que te pegue weona, en serio cállate —me amenazo pero aunque me quede callada igual me pego.

—Ay, me quede callada, ¿Por qué me pegaste?

—Por weona —se levantó de la cama y camino hacia su closet—¿Te invitó el ¡Diego?! —levantó y bajó sus cejas.

Le tire una almohada y me reí.

—Córtala.

—Si se pone roja la weona —sacó una poleron negro con el logo de nike bordado al igual que unas mariposas—Ya pero ¿Te invito o no?

Asentí.

—¿Y vas a ir?

—Me da vergüenza —confesé.

Cuando la Ale terminó de ponerse el polerón pude ver su cara, esta caga de la risa.

—Después de que te lo comiste casi toda la noche te da vergüenza —se puso sus zapatillas—Ya, para ese culo y vamos antes de que se haga tarde.

—No pedí no permiso.

—Cuando llamaron para preguntar porque no habías llamado aproveche de decirle que estabai raja durmiendo y que si podíamos ir por el día a la playa, asi que trajeron una mochila y dijeron que te cuidarás mucho, te mandaron un besito igual —me dio un beso en la mejilla y nos reímos.

—Ya vamos entonces —me paré de la cama y agarre la mochila que dejaron mis papás.

Salimos de la casa de la Ale y tuvimos que tomar la micro para ir a comprar al súper.

—¿Vas a querer? —me pregunto mientras saca una caja con galletas.

Un coma diabético seguro.

—Ya, igual lleva algo salado, no me gusta mucho lo dulce.

Seguimos comprando y nos fuimos en vola para ser solo un día, pero bueno, en vola igual va a faltar.

Salimos del líder con todas las weas en las manos y en mi mochila porque como ahora no dan bolsa..

—¿Te ayudo? —unas manos se posaron en mis caderas y me asusté.

Pero al sentir mejor su aroma y ver sus manos con los anillos y pulseras que tiene, pude adivinar qué es el Diego.

—Ya po —accedí y este saco la bebida de mis brazos, sacó unas papas igual y unas galletas—Gracias.

—De nada —sonrió y comenzó a caminar hacia el estacionamiento siguiendo al Jaime que va con la Ale más adelante.

Nos subimos a un auto de color rojo en donde el Javier va manejando. Yo me subí atrás junto a los dos tortolitos y el Diego se fue de copiloto.

—¿Tienes licencia? —le pregunté al Javier.

—No, pero no andan pacos así que no te preocupes flaquita.

Echo a andar el auto y una vez que estuvimos en la autopista el weon le puso la pata, saque mi celular junto a los audífonos que traigo en mi mochila y los conecte para escuchar a la Olivia Rodrigo pero antes me fijé en un mensaje del Vicho.

Vicho

¿Podemos vernos?

Mire al Diego que va de copiloto y este me miró igual, sonrió.

—Quiero puro llegar a la playa —dije apagando mi celular.

—Queremos —corrigió el Jaime.

—¡Súbele a la música weon! —gritó el Javier y el Diego bale hizo caso.

Al final nos fuimos todos cantando y a mi se me olvidó el asunto del Vicho.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora