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Llevo como diez minutos despierta mientras siento los brazos del Diego rodearme, mis piernas igual están entrelazadas con las mías y así estoy calentita.

Golpearon la puerta y a los segundos entró la Ale, se sentó en la orilla de la cama y sonrió.

—¿Que pasó? —pregunté.

—Se ven lindos los weones, ya pero venia a avisar que se fue.

—¿Como?

—Dejó una nota diciendo que se iba a ir a Santiago de nuevo porque no aguantaba más aquí —se encogió de hombros—Igual cuatica la mina —dejó la notita sobre el velador.

—No quiero ser mala, pero mejor que se haya ido.

—Si weon, ya yo voy a comer algo —me desordeno un poco el pelo y se fue.

Trate de sacar los brazos de encima mío pero escuche como gruño un poco, me reí y me senté en la cama para poner una almohada en donde estaba anteriormente yo y la abrazo, lo tape y me fui al baño a lavarme la cara.

Una vez que quede más presentable, fui donde los cabros y vi al Javier haciendo panqueques, me gane a su lado y una vez que termino el panqueque yo se lo robe.

—¡Andrea! —gritó "enojado" y salí de la cocina riéndome.

Ayude a poner las tazas y me tome un café, wea rica. El desayuno no fue para nada silencioso e incómodo, incluso hasta volaron algunos pedazos de miga de pan, no se como el Diego no despertó.

Una vez que terminamos, camine hasta la pieza para poder sacar la ropa que me pondré hoy, igual saqué mis pastillas y la inyección que tengo que ponerme, saqué calladita el frasco con la insulina del refri que mentí diciendo que tal vez era del dueño de la cabaña, me fui al baño para hacer todas las weas que tengo que hacer.

Termine de delinearme y guardé mis cosas en el estuche, luego eche lo otro a mi mochila cuando escuche unos gritos adentro, salí con la mochila y está el Diego más desesperado que la chucha.

—¡Te estoy diciendo que se fue weon! ¡Ni siquiera se porque! Tal vez la incomode y quería dormir sola, puta la wea —camino de un lado a otro.

—Se fue porque no quería estar más aquí —explicó la Ale.

—¿Pero por qué? Ayer estábamos tan bien, debió ser por la Natalia, cabra culia weon —se sentó en el sillón y suspiró.

Me acerqué a ellos con el ceño fruncido, los cabros están igual de confundidos que yo.

—Chucha que despertaste alterado —dije sentándome a su lado y me miró altiro.

—Pero.. ¿Que haces aquí?

—¿Como que qué hago aquí? Vinimos de vacaciones y tú me invitaste po, ¿Te borraron la memoria? —me reí.

—No, tú me dejaste una nota en el velador, decía que te ibas.. —trago grueso.

Los cabros se cagaron de la risa y yo igual, pero cuando vi su cara de confusión dejé de reírme para explicarle.

—Esa nota la dejo la Natalia, la Ale la dejo ahí en la mañana cuando estabas durmiendo —lo abrace—¿Como pensai que me voy a ir? Si solo aquí es donde quiero estar —lo miré.

—Me asuste po, venía recién despertado y me encontré esa wea —bufó—Voy a llamarla para ver si está bien oh.

Se paró del sillón y me recosté en este para ganar mi cabeza en el regazo de la Ale.

—Voy a fumar, ¿Quien me apaña? —preguntó el Jaime.

—Yo —dijeron al unísono la Ale con el Javier.

Los tres me miraron—Nunca he fumado, pero ahora si me enseñan..

—Vamos oh, nosotros te enseñamos —dijo el Javier y salieron de la casa.

Caminamos hasta el patio y nos sentamos en el pastito, los cabros sacaron cigarros y yo no saqué nada.

—Ya mira, sabi prenderlo supongo po —se rió el Jaime.

—Supongo.

El Javier me pasó su cigarro y me dijo cómo tenía que agarrarlo, luego lo prendí y me fueron diciendo, se que estoy haciéndome un daño a mi misma, pero una probada no me hace nadaaa.

🛸

Bote el humo y le pase el cigarro al Diego, este le dio como dos caladas más y lo botó.

—Tu papá me mata si ve que estai fumando conmigo —botó el humo.

—No hay para que decirle —sonreí y lo abrace por el torso.

—Se que tú sabes lo que haces y la wea, pero no quiero que fumes, te hace mal po.

—Solo fueron dos..

—Y espero que sea el último —me agarro de la barbilla—No quiero controlarte, solo que esa wea hace mal po.

Más mal de lo que crees...

—Está bien, ninguno más, ahora vamos porque quiero ver luego la feria artesanal —lo tiré del brazo y corrimos hasta llegar allá.

—Que andas activa hoy, ¿Cuantos cafés te tomaste? —se rió y me pasó un chicle de menta.

—Uno nomas —desenvolví el chicle y me lo eche a la boca.

Entramos a la feria artesanal y compre de esas figuritas que se pegan en los refrigeradores, igual le compré uno de esos collares a la Laura que le gustan tanto.

Salimos de la feria y nos fuimos a sentar a una banca, acomode mi cabeza en su pecho y sonreí.

—Oye, mira —me movió un poco.

Lo mire y saco una bolsita de papel chiquitita, de ella saco un anillo que tiene una pequeña mariposa al centro, luego otro anillo pero más grueso y que a ese le falta una mariposa.

Me tomo la mano derecha con delicadeza y con cuidado colocó el anillo en mi dedo anular, beso mi mano y nos quedamos mirando.

—Creo que ya no puedo seguir ocultando lo mucho que me gustas..

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora