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Llegue a mi casa después de horas de estar sentada en el pasto conversando con la Ale, el Diego, el Jaime y el rubio que después supe que se llamaba Javier.

Primera vez que no estuve incómoda con más personas y la pase bien, como no si hablan puras weas, siempre hubo un tema de conversación y anécdotas sobre cosas que le han pasado, Ale culia que les mostró una foto de cuando nos hicimos chasquillas solas, esa fue la peor decisión de mi vida.

Entre a mi casa y vi a mi papá poniendo la mesa, mi mamá saliendo de la cocina junto al Vicho y la Laura viendo monitos toda doblada en el Sillón.

—Hola papá —lo salude y este me saludo con una sonrisa.

Fui a mi pieza a sacarme las zapatillas y colocarme mis pantuflas, nunca me ha gustado andar con zapatillas, por mi siempre andaría con pantuflas.

—Hija —mi papá me hablo desde el marco de la puerta—¿Todo bien?

—Estoy cansada, solo eso —mentí.

La verdad es que no quiero ir adentro porque está el Vicho y no quiero discutir otra vez.

—Mmm si po y yo soy weon —se rio—¿Problemas con el Vicho? —se sentó a la orilla de la cama—¿Le digo que se vaya?

—Quiero dormir, mañana tengo que ir a comprar las ultimas cosas que me faltan para el liceo y quiero ir temprano, ¿Puedo saltarme la once?

Hizo una mueca.

—Ya, buenas noches entonces —se paró y me dio un beso en la frente—Descansa princesita.

—Gracias —sonreí y me recosté en la cama.

Salió de mi pieza a paso lento y cuando se fue yo pesqué mi pijama para irme al baño a ponérmelo.

Quedamos con la Ale en ir a comprar las weas que faltan para el liceo así que según dijimos nos iremos temprano pero todos sabemos que esa wea es mentira.

🛸

Son las una y recién nos vamos a tomar la micro, cuando llegue a la casa de la Ale aún estaba durmiendo la weona, hasta roncaba.

—Micro culia weon, ¿Por qué mejor no pedimos un Uber? —sacó su celular.

—No me da confianza —hice una mueca.

Asintió y volvió a guardar su celular—Si, tampoco a mi.

—¿Y por qué no le dices a tu tío paco que si nos lleva? —sonrió con malicia.

La mire mal, Ale culia weon, siempre le mira el poto cuando el Esteban—mi tío— anda con el uniforme de paco.

—Deja de mirarle el poto weona pervertida —le mandé un wate.

—Es que se le ve redondito po, tiene más que yo —se rió.

Vi la micro y me paré mientras seguimos hablando sobre mi tío, esto es incómodo pero también chistoso.

Cuando llegamos al mall caminamos sin algún destino, ni idea donde compraremos las weas pero lápices y cuadernos hay en todos lados así que filo.

—Tengo hambre, vamos a comer algo primero —dijo la Ale tirando de mi brazo hasta llegar al patio de comida.

—Vamos al Macdonals —sonreí.

—Y compramos la cajita feliz.

Y eso hicimos, compramos la cajita feliz en donde viene un monito que no cacho mucho pero me llamo la atención, uno más para la colección.. si es que la Laura no me lo pide.

—¿Que veníamos a comprar? —dijo apoyando su mejilla en la palma de su mano.

Me reí.

—Las weas po, si el jueves entramos al liceo.

—Son aweonaos, pa ir dos días mejor no voy —rodó los ojos—Creo que necesito un copetito para relajarme.

—Déjate de pensar en tomar, alcoholica culia —me eche una papa a mi boca y en ese momento sentí que me taparon los ojos.

Un perfume recientemente conocido combinado con olor a mota y creo que pasta de dientes también o tal vez es un bigtame de menta se hizo presente.

El Vicho no es porque no fuma y no es su perfume.

Toque su mano y sentí un anillo grueso en su pulgar que tiene algo grabado pero no se que, igual tiene uno en el dedo medio que es igual al otro o eso creo, también tiene una pulsera como trenzada delgadita y puedo sentir las venas de su mano.

¿A quien chucha le he visto estos anillos y la pulsera?

—¿Quien eri? —pregunté y sentí su risa en mi oído.

—Se le va a correr el delineado weon —hablo una voz masculina.

—Y el rímel —hablo otra.

—¿Diego? —sonreí y me destapo los ojos, me giré a ver su rostro, esta sonriendo.

—Le costo adivinar dama —se sentó a mi lado y tomó el juguete que me dieron en la cajita—¿Como funciona esto?

—Uy el pendejo —lo webio el Javier y se fue a buscar una silla.

—¿Que andan haciendo aquí? —preguntó el Jaime que tiene abrazada a la Ale y esta tiene una sonrisa weona.

—¡¿Que me veni a empujar perkin culiao?! —se escuchó un grito y mire.

El Javier está empujándose con otro loco mientras se dicen miles de weas, hasta se amenazan. Se metieron como cuatro locos más.

Me tensé.

El Diego con el Jaime se pararon y corrieron donde el Javier, pensé que para separarlo pero los weones empezaron a putearse entre ellos y pegar manotazos.

—Vamos —dijo la Ale guardando las cosas.

Salimos de allí y vi que se está mordiendo el labio.

—¿Estas bien?

—Si —suspiro—Solo que me carga cuando se ponen a pelear, ni que fueran animales.

Asentí.

—Niña de los plumones —me webio—¿Cuanto te vas a gastar en esas volas que te comprai?

Y si, soy la niña de los plumones.

—Lo que sea necesario para salvar a la compañía —nos reímos.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora