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Estoy más cansa que la chucha, he webiado todo el día. Corriendo del Javier culiao que me quería meter al agua, hicimos castillos de arena con la Ale y el Jaime los desarmo.. Jaime culiao, con el Diego perseguimos por toda la playa al caballero de las famosas palmeras, aparte de comer arena otra vez y de estar bajo el sol todo el día..

Me olvide por casi todo un día de que estoy enferma.

Digo casi porque ahora voy para la caga en el auto, me duele todo el cuerpo y no es solo un simple dolor, si no que son punzadas.

Van casi todos durmiendo, menos el Jaime que va manejando.

Mire al Diego que igual va durmiendo, me acomode a su lado e hice una mueca de dolor.

Se me olvidaron hasta las pastillas..

Agarre mi mochila y las busqué, abrí la cajita y me eché las pastillas en la mano, traté de ser lo menos ruidosa para que el Jaime no se diera cuenta. Me las tome y luego el agua.

Que se me pase luego esta wea porfa.

Empecé a contar para tratar de concentrarme en eso y no en el dolor. Sentí la mano del Diego acariciar mi espalda y también mi mejilla.

Suspiro.

—Oye weon —escuche hablar al Jaime.

—No me digai na' oh, venimos otro día —le respondió el Diego.

—La tía nos va a retar weon, hoy teníamos que llev.. —el Diego lo interrumpió.

—Después arreglamos eso.

Fruncí el ceño. ¿Arreglar que?

Cambiaron el tema y al final me fui quedando dormida con las caricias del Diego y el dolor pasó menos mal.

🛸

Me baje del auto y me refregué los ojos de nuevo. Javier culiao me despertó con el medio wate.

—Chao, gracias —les dije.

—No nos iremos hasta que entres a tu casa —dijo el Jaime cruzándose de brazos.

—Si no me voy a ir pa otro lado —me reí.

Mire al Diego que va durmiendo y sonreí, le di un piquito antes de cerrar la puerta del auto.

Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí el portón para entrar, una vez adentro no vi a nadie, ningún sonido, ninguna risa, nada.

Busque para ver si dejaron alguna notita pero no, nada así que supuse que salieron porque el auto no estaba tampoco.

Me bañe y me demoré un poco porque el agua sale calentita, luego me puse mi pijama y me acoste en mi cama, mire el techo con una sonrisa weona en mi rostro.

Mi celular sonó y vi el nombre del Esteban.

Alo —conteste.

—Oye.. ¿Ya llegaste? —se aclaró la garganta.

—Si, hace rato —bostecé—Pero mis papás con la Laura no estaban, ¿Sabes donde andan?

—Andrea.. están en el hospital, la tía Olga falleció hace como tres horas y yo estoy en el departamento con la Vane y la Laura, te iré a buscar, no te muevas de allí.

Corte la llamada y tire mi celular a los pies de la cama, abrace mis rodillas y mi vista se fue volviendo borrosa por las lágrimas.

Diego.

—Estoy cagado de sueño weon —bostecé y sacudí mi cabeza para despertar un poco.

—Pa que trajeron a las cabras po, si no íbamos na a vacacionar, aweonaos —nos retó el Javier.

—Dime que no la pasamos bien —se rio el Jaime.

Mis ojos se cerraron y un bocinazo me hizo despertar de golpe, me eché a una orilla y bostecé.

—Ya weon, yo manejo —dijo el Javier.

—Tú manejas de vuelta, mejor duérmete —volvi a bostezar.

Me concentre en el camino y le subí más a la música, me concentre en la letra pero el sueño no se me quitó, mi celular comenzó a sonar así que conteste porque es la Andrea.

Dígame dama.

Se escuchó un sollozo.

Diego.. ¿Puedes venir?

—Chucha no puedo, ¿Que pasó?

—Es que mi abuela murió —comenzó a llorar—Y.. y no me dejan ir al hospital.

Otra vez me eche a una orilla, los cabros me miraron con el ceño fruncido.

Voy para allá.

¿Weon que chucha? —el Jaime me mando un palmetazo.

Me di la vuelta en la primera wea que pude y los cabros me empezaron a hacer preguntas.

Ya voy, me voy a demorar un poco si pero voy a llegar.

—Gracias.

—De nada —sonreí.

El Javier me quito el celular y corto la llamada.

—¿Que wea? Weon estamos contra el tiempo, ¿Que chucha estai haciendo?

—Se murió la tía Olga aweonaos —bufé.

Hubo un silencio durante algunos segundos.

—Weon no podemos, tenemos que ir a buscar la wea o nos van a colgar —dijo el Jaime.

—No voy a ir —dije.

—Esa wea no se discute, yo no me voy a devolver —dijo el Javier—Para el auto weon.

—No.

—Que pares el auto aweonao, las personas se mueren todos los días pero la vida sigue, para la wea o los que vamos a estar muertos mañana seremos nosotros.

—¿Como tan insensible perro culiao? —paré el auto.

—Ya cálmense oh. Diego, el Javier tiene razón, no nos podemos devolver.

—Vayan ustedes entonces po —me baje del auto y mire a ver si viene un bus o alguna otra wea que me lleve.

El Jaime bajo la ventana y me hablo.

—Weon súbete.

—Yo voy a ir a ver a la Andrea.

—¿Como tanta la calentura? —se quejó el Javier—Ya súbete, no te voy a dejar aquí tirado pero lo que pase mañana va a ser tu responsabilidad.

Me volví a subir al auto y le metí la pata a la wea.

—Ya te pegaron una vez, ¿En serio vas a aguantar otra? —me pregunto el Jaime.

—Si.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora