En otra vida

16

Después de haber estado abrazada un buen rato al Vicho. Ahora estamos en mi casa mientras me ayuda a hacer una tarea de matemáticas.

Nunca he sido mucho de lenguaje, matemáticas o ciencias, soy más de arte, me gusta más pintar, dibujar y esas weas.

—Ese número tienes que multiplicarlo por seis y eso es lo mismo que esto —explicó el Vicho.

Asentí.

—Haber, hazlo tú ahora —me pasó el lápiz.

Me perdí como hace diez minutos.

Guarde los lápices, cerré el libro y metí la guía entre el cuaderno.

—Ya me aburrí de la guía —dije tomando su mano y entrelazándola con la mía—¿Sigues enojado?

—¿De cuando que lo conoces? —frunció el ceño.

—Desde ese día que nos viste hablando después de la batalla.

—¿Y te gusta? ¿Te gusta por que es rubio y tiene ojos de colores?

Me senté a su lado y subí mis piernas sobre su regazo apoye mi cabeza en su hombro y lo mire.

—A mi solo me gustai tú, ya te dije antes, el Diego solo es mi amigo.

—Nosotros igual fuimos amigos alguna vez y empezamos saliendo igual como tú lo estás haciendo con ese weon.

—Pero Vicho —me reí—Ya si le voy a dejar de hablar y evitare juntarme con el.

—¿En serio? —sonrió.

—Si, pero no te pongai más weon —bese su mandíbula.

—Gracias —susurró antes de besarme.

🛸

Los números, letras, símbolos, me están haciendo la vida imposible.

Moví la pata nerviosa, prueba culia me estai cagando la cabeza.

—¿Y si nos corrimos? —preguntó la Ale mientras come de sus galletas.

—No, hay prueba.

—Por lo mismo po, si no cachamos nada mejor la hacemos otro día.

Negué y seguí mirando los ejercicios que hice ayer con el Vicho, se me olvidó todo lo que me explico.

—Oye en la tarde vamos con los cabros a una p.. —la interrumpí.

—No pue.. no tengo ganas —me aclare la voz y mire al Vicho que está jugando a la pelota.

—Ibas a decir otra cosa, ¿De verdad no quieres o no te dejan? —frunció el ceño.

Que no me dejen suena mal, no es que el Vicho no me deje, si no que yo lo estoy haciendo porque quiero estar bien con él y no quiero que se sienta mal.

—No quiero.

—Mm si po —se rió irónica—Mejor me voy porque viene este weon —dijo molesta cuando vio al Vicho caminar hacia mi.

La Ale se paró y bajó de las gradas. ¿Por qué no pueden llevarse bien?

—¿Y como va ese repaso? —me preguntó.

—Como las weas.

—Haber —tomo nuevamente mi cuaderno y empezó a ver los ejercicios—Aquí te equivocaste en el símbolo y primero se tiene que multiplicar esto, no eso.

Deje de tomarle atención, tal vez es buena idea si me corro de clases para estudiar más y darla otro día..

—Está parte igual está mal, mira —el Vicho choco su rodilla con la mía y lo volví a mirar.

—¿Y si me ayudas? —hice un puchero—Yo te mando las cosas por Whatsapp y tú las resuelves, si te toca artes po.

Hizo una mueca de desagrado.

—Nos pueden pillar.

—A mi si, a ti no, ya po —le di un piquito.

El timbre tocó y el Vicho se paró de las gradas, me pasó mi cuaderno y me pasó mi cuaderno.

—Que te vaya bien —se agacho para darme un beso.

—Pero Vicho..

—Cuando demos la PTU yo no voy a estar para ayudarte po enana, tienes que hacer tus cosas solita —beso mi frente y se fue.

¿Y si le pago a alguien del curso? ¿Quien es el más capo en matemáticas?

Nadie, ¡Nadie weon!

Camine a la sala y me senté en mi puesto, la Ale culia no esta y su mochila tampoco.

Mejor me hubiera ido con ella.

La profe comenzó a entregar las pruebas, puse mi nombre, el curso y saque mi celular para ver la fecha, tengo un mensaje..

diego:)

hola, ¿cómo estás? ayer quede preocupado

hola
estoy bien y no te preocupes, con el Vicho nos arreglamos

q bueno, me alegro
en que estai?

tengo que hacer una prueba:(
pero no cacho mucho

haber, mándala

pero si tú no vas al liceo, imposible que sepas esta materia

pero la busco po dama, dale, mándala y yo te ayudo

Mire a la profe para ver que no estuviera mirando y cuando me dio la espalda saqué la foto, le mandé las fotos y me dejo el visto, mientras tanto yo trato de resolver los más fáciles.

Mire mi celular por tercera vez y por fin hay una mensaje del Diego, ¡Son los ejercicios resueltos conchetumare!

—Cinco minutos —dijo la vieja.

Empecé a escribir lo más rápido que pude. No tengo idea de donde saco las respuestas o si están buenas, pero es mejor a no tener nada.

Me salvó.