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Andrea.

—¿Pero no viste la película? —fruncí el ceño.

Se rascó la nuca he hizo una mueca.

—No, te estuve mirando a ti, no se si te diste cuenta —confesó.

Me reí y seguí pateando la piedra, no se que wea contestar a eso, tengo la mente en blanco.

Llegamos nuevamente a mi casa pero ahora con las weas que mi mamá nos mando a comprar.. maicena, ni idea para que.

Entramos y dejamos las cosas en la mesa.

—Gracias —nos dijo mi mamá y sonrió.

Camine hasta el sillón en donde está mi papá mirando la tele que está apagada.

Mire al Diego y este me sonrió, algo va a hacer.

—Oiga tío, ¿Jueguemos un partido? Le apuesto.. diez lucas —dijo el Diego sacando esa cantidad de su billetera.

¿De donde chucha saca tanta plata? En el mall pagó prácticamente todo.. Si son sus ahorros me cago, igual saco la cuenta y le paso la mitad.

—Pásame las diez lucas y te ahorras la humillación mejor —le dijo mi papá desanimado.

—Juega po, si a ti te encanta jugar y ahora que tienes un rival no quieres —traté de animarlo un poco.

—¿O tiene miedo de que le gane? —lo desafió el Diego.

Ya, mi papá se pico.

—Dale, que sean diez lucas —mi papá saco plata igual y la puso sobre la mesa de centro—Yo te lo advertí Diego, ahora si te humillo frente a mi hija no me eches la culpa.

—Tranqui tío si no me va a humillar na', incluso la voy a impresionar —dijo este con picardía.

—No te hagai muchas ilusiones weon que te voy a volar la raja —se rio mi papá.

—Bueno, yo voy a mi pieza —dije parándome del sillón.

—Se va porque sabe que te voy a humillar —siguió mi papá.

Me reí y fui a la cocina mejor en donde está mi mamá hablando por celular y se ve enojada así que mejor me fui de la cocina.

Sentí un grito afuera así que fui a abrir, es el Esteban con su polola, la Vane y la hija que tiene diez años, la Viviana. Nos saludamos y les dije que pasarán, el Milo igual llego.

—¿Te sientes bien? —me pregunto el Milo.

—Si, me distraje caleta —sonreí tímida—Pero igual tengo como un cargo de consciencia, ¿Cuando podemos ir a verla?

—Dijeron que iban a llamar pero igual iré mañana a ver qué onda, tienes que estar tranquila nomas —sonrió—¿El Diego está aquí? —miró el auto.

—Si, están jugando play con mi papá.

—Está wea es como un clásico —dijo este y entró.

Cerré la puerta y volví a entrar a mi casa, ya no está todo tan triste ni apagado que cuando llegamos.

—Gol, gol, ¡Gol! —grito mi papá.

—¡Está adelantado! ¡Anúlelo profe! —dijo el Diego.

—Sale pa' alla, mira si es g.. ¡Pero no po weon! —alegó cuando le anularon el gol y el Diego se rio.

Fui hasta mi pieza a descansar un rato, me tiré en mi cama y mire el frasco de pastillas, las guarde y cerré mis ojos.

Pero interrumpieron mi intento de descanso.

Tome mi celular y le conteste al Vicho.

¿Que? —me sobe la sien.

—Sale de tu casa, quiero hablar contigo.

—No tengo ganas, ven otro día.

—¿No teni ganas por que te estai metiendo con ese weon? Me dijiste que no volverías a juntarte con él y es la primera wea qué haces, eri como las weas como polola weon.

Esa wea dolió.

No es lo que te imaginas —suspiré—Salgo altiro.

Me paré de mi cama con esa frase dando vueltas en mi cabeza, eri como las weas como polola.

Salí de la casa y lo vi apoyado en el portón con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—Mi abuela está en el hospital, casi se muere y el Diego estaba allí, solo fue eso..

—Mentira, no fue solo eso.

Mantuve mi mirada en el piso mientras juego con mis manos temblorosas.

—Después salimos porque dijo que fuéramos al Happyland y la Laura quería ir, ¿Como le voy a decir que no a la Laura después de todo lo que ha pasado? Ella merece disfrutar y no tener preocupaciones po Vicho —suspire.

—¿Y tiene que ser justo ese weon?

—Si fuera otro igual me harías el mismo show —lo mire a los ojos—Cuando por fin dejo mi timidez y me animo a hablar con otras personas tú no quieres que lo haga.

—Pero si me teni a mi —se encogió de hombros.

—No siempre te tendré.

Suspiro y me agarro del brazo para apegarme a él.

—¿Tan mal está tu abuela? —beso mi pelo.

—Si, ni siquiera nos dejan entrar a verla.

—¿Por qué no me llamaste? Me hubiera gustado estar ahí contigo po enana.

—No tenía cabeza para eso, aparte sólo estuve unos minutos ahí.

Me aleje de él y suspire.

—Mañana nos vemos.

—¿No me invitarás a pasar? —frunció el ceño.

Eso sería una pésima idea.

—No.. es que están todos adentro y no se, quiero dormir un rato igual.

—Pero si yo soy como de la familia po y podemos dormir los dos —volvió a colocar su mano en mi cintura.

Mire el auto del Diego, trague grueso.

—¡Gané, le gané po tío! —gritó el Diego.

—¿Estan jugando? Igual podría unirme a jugar con ellos como para intentar caerles mejor —dijo el Vicho.

—No.

—¡Te ganaron po saco wea! —gritó el Milo.

Dejen de gritar por la chucha.

—¡Diego culiao quiero mi revancha! —grito mi papá.

—Me estai webiando que ese weon está adentro —volvió a ponerse serio.

Asentí.

—Lo que faltaba, ¿Sabes que? Me aburrí de esta wea.

—¿Que quieres decir? —mi labio inferior tembló.

—Terminamos, ahora puedes meterte con ese weon, corre a sus brazos, haber si cuando se entere de qué estai enferma va a querer estar contigo, la única wea que quiere ese mino es ten.. —le pegue una cachetada.

—¡Cállate!

—Sabes que es verdad.

—Eri un aweonao, andate a la mierda —le dije con rabia y entre a mi casa.

Fingí una sonrisa al entrar, el Diego me hablo junto al Milo diciéndome que le ganó a mi papá pero los ignore, una vez que estuve en mi pieza me tiré a mi cama y comencé a llorar.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora