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—Llévame po —me rogó la Andrea.

—No, es mejor que nos quedemos aquí, no servirá de nada que vayamos —prendí la tele de su pieza.

Los tíos igual me llamaron y me dijeron que si podía verla porque no se había querido ir con su tío, me dijeron que no la llevara al hospital y que ellos ya llegarían luego así que aquí estoy haciéndole compañía.

—Ya po —hizo un puchero.

—Ya dije que no.

—Diego po —empezó a moverme pero la ignore—Ya po, ponte en mi lugar.

—Andrea solo iremos a webiar, entiendo que quieras estar ahí con tus papás y que quieras ver a tu abuela pero no se puede.

Bufo y se dio media vuelta dándome la espalda. Escuche como solloza despacio, está reprimiendo el llanto.

—Quiero verla —susurró.

Acaricie su pelo hasta que por fin se dio vuelta y pude mirarla, se sentó como indio en la cama y se secó las lágrimas.

—No creo que a ella le guste verme triste, siempre me dijo que tenía que estar feliz.. —suspiro.

—Y con las personas que te hacen feliz —complete la frase que siempre decía la tía Olga.

Me miró unos segundo y luego agarro mi mano, iba a decir algo pero abrieron la puerta de adentro así que me paré de una a ver quién es.

Entro la tía junto al tío y el Milo, me acerqué y les di mi pésame.

—¿Y la princesita? —preguntó el tío.

—Está en su pieza más tranquila.

Todos caminaron hasta la pieza y la Andrea corrió donde sus papás.

Luego de eso la Andrea preparó la once y yo la ayudé porque me invito y estoy cagado de hambre. Unos minutos más tarde ya nos encontrábamos tomando once y trate de subirles el ánimo un poco.

Nada funcionó.

Luego llegó la Laura y empezó a contar lo que hizo en donde sea que se haya quedado.

Ahora estoy en la cama de la Andrea con ella acurrucada a mi lado y la Laura a los pies de la cama estirada viendo monos.

—¿Y el cielo es lindo? —preguntó la Laura.

—Si, muy lindo —respondí.

—¿Como sabes tú eso si nunca has estado ahí? ¿O eres un fantasma? —me miró con los ojos muy abiertos.

Me reí.

—No, ¿Nunca has mirado el cielo? Es hermoso, aparte nosotros solo vemos el principio del cielo, tu abuela ahora está en un paraíso —sonreí.

—Yo igual quiero ir —hizo un puchero.

—Laura —le hablo la Andrea—No hables weas.

—Pero si.. —la interrumpió.

—No, córtala y ve monos callada —se limpió las lágrimas.

La Laura murmuró algo y nadie dijo nada hasta que mi celular comenzó a sonar, conchetumare cague.

—¿Tienes polola? —me preguntó la Laura y la Andrea me miró.

—No, ¿Tú teni pololo? —moví las cejas y se puso rojita.

—Mi papá dice que es de weones pololear, por eso la Andrea es weona y yo no quiero ser weona —se encogió de hombros.

Me cague de la risa.

—Ya no soy weona —dijo la Andrea—El Vicho ya no es mi pololo.

Mire de reojo a la Laura que sonrió y miró la tele. Me acerqué a la oreja de la Andrea y le mordí el lóbulo.

—Con que ya no estai prohibida —sonreí.

—No digai eso que me da vergüenza —se rió.

—Me gustó que tomaras la iniciativa —susurré.

—Diego.. ahora no —hizo una mueca.

—Yo no estoy haciendo nada —me burlé y se puso roja—Tú eres la que quieres besarme a cada rato.

—Ya po —me miró mal.

—Ustedes deberían ser pololos —dijo la Laura.

Me reí.

—Ya cabras yo cacho que me voy a tener que ir —le hice un poco de cosquillas a la Andrea.

—¿Mañana.. irás ?

—Si po, sería un mal agradecido si no fuera a despedirme de la tía, aparte voy a acompañar a mi abuela —hice una mueca.

Asintió y se sentó en la cama.

—Chao preciosas, nos vemos mañana —le di un beso en la frente a la Andrea y luego uno a la Laura—Cuídense.

—Tú también cuídate —sonrió la Andrea.

Salí de la pieza y no vi a nadie adentro así que supuse que están en las piezas, me dio cosa subir y entrar a sus piezas asi como si nada así que me fui nomas.

Camine rápido por la calle y me puse el gorro del poleron, las micros culias a esta hora pasan llenas weon pero que le vamos a hacer. Me subí a la micro y salté la wea porque no ando con plata, se me quedo el banano en el auto.

Pasó como media hora y apreté el botón naranjo para que parara, menos mal otro cabro igual se tenía que bajar o el viejo ni cagando hubiera abierto la puerta por no haber pagado.

Iba a entrar al pasaje pero escuché un silbido.

Ya weon, fui bueno.

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora