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pongan la canciooooooon<3

—Le hicimos las radiografías y.. —suspiró la doctora.

—¿Y que? —preguntó el tío.

—La sangre no está llegando a sus órganos —dijo—Tratamos de hacer todo lo posible, le inyectamos más remedios pero nada funciona.

—¿Como que no? ¿Entonces que quiere que hagamos? Algo tiene que funcionar —me empecé a alterar.

—Yo sugiero que se vayan despidiendo..

—¿Como que despidiendo? ¿Que wea quiere decir con que nos despidamos? ¿Como que me despida? —se me nubló la vista por las lágrimas.

—Se que es difícil, pero sus órganos al no estar recibiendo sangre, tampoco reciben oxígeno y tal vez ya no le quede mucho tiempo de vida, lo siento mucho.

No le queda mucho tiempo de vida.

No, no, mi princesita no —dijo el tío y abrazo a la tía mientras los dos lloran—Mi bebé no se puede morir, tiene que haber una solución.

—Vamos a verla —le dijo la otra tía, la Paz creo que se llamaba—Laurita, ven.

Me quede ahí parado como weon viendo como entran a la sala, no quiero entrar weon, pero es la ultima vez que la veré y esta vez es en serio, esta vez ella.. ella ya no estará más.

—Diego, ven —me dijo la Paz tratando de aguantarse las lágrimas.

Negué y solté un suspiro que me hizo ponerme a llorar.

—Oye —me habló la madrina de la Andrea—Ella quiere verte.

—No puedo —negué.

—Si puedes, Diego —me apretó un poco el hombro—Vamos, tú eres el que la hace feliz.

Tome aire y trate de poner mi mejor sonrisa, entre a la sala y me gane al lado de la andrea, le tome la mano derecha, en donde también tiene el anillo y le sonreí.

—Eres una guerrera, ¿Si? —le dijo la tía a mientras llora—Estamos orgullosos de ti.

La Andrea asintió, ni siquiera puede hablar porque su barbilla y el labio le tiemblan.

—Te amamos, el Milo también dice que te quiere demasiado y que lo siente mucho por no estar aquí, el Esteban y la Vane igual.

Por un momento dejé de escuchar a todos y solo me centre en la Andrea. Su pelo castaño y largo, tan suave y siempre con un olor a manzanilla que me encanta, Su piel pálida que le hacen resaltar aún más esos ojos de zafiro.. esos ojos jamás los voy a olvidar. Su voz al despertar era tan ronquita, su risa cuando le hacía cosquillas y sus pucheros.

—Diego —susurró la Andrea mirándome.

—Dime —me acerqué a su cara y peiné su pelo.

—Te amo, gracias por hac.. ay —se volvió a quejar.

—Tranquila, no te esfuerces tanto —bese su frente—Yo también te amo, más de lo que piensas.

—Y.. te perdono —me tocó la cara—Eres.. eres lo mejor que me pudo pasar.

—Mira que coincidencia —me limpié las lágrimas—Tú también eres lo mejor que me ha pasado —sollocé.

—Salte de eso por favor, tienes.. tienes que ser más que eso, tú eres más que eso —cerró sus ojos con fuerza.

—Lo haré, lo voy a hacer por ti, te prometo que no te voy a decepcionar —le sonreí.

Miró a los tíos otra vez.

—No lloren, voy a estar con los abuelos.. —les dijo.

—Mándales saludos a los viejos mañosos —dijo el tío.

—Laura, tienes que cuidar mucho al café con leche, ¿Ya? —le dijo.

La Laura asintió y abrazó al tío mientras mira a la Andrea.

Se mordió el labio y también cerró sus ojos, esta tratando de no quejarse, ¿Por qué le pasa esto a ella? ¿Por qué tiene que morir así?

Me acerqué a su oído.

—¿Sabes? Mi mamá me contó el otro día que la la niña tímida de ojitos bonitos a la que le regale mi auto amarillo eras tú, ¿Te das cuenta de eso? Toda mi vida he estado enamorado de usted, dama —la miré a los ojos.

Le cayó una lágrima.

—Y si el destino nos unió otra vez, fue por algo, ¿No crees?

Asintió.

—¿Crees en las almas gemelas?

—Si..

—Bueno, al pareces tú eres la mía, y si en esta vida no podemos estar juntos como se debe, lo podremos estar en otra vida.

Te voy a buscar entonces.

—Y yo también, ojitos de zafiro, te amo.

—Yo te amo más —sonrió—Espero poder tener los mismos ojos para que me reconozcas —hizo un puchero.

—Si no los tienes no importa, mi vida. Yo voy a saber que eres tú.

—¿Y si no? —sollozó.

—Si lo voy a saber, te lo prometo —bese su frente.

—No me quiero morir —se le quebró la voz.

La abrace y comenzó a llorar en mi hombro, trate de calmarla, pero es imposible.

—Me duele mucho —se quejó.

Acaricie su carita y le sonreí.

—Ya va a pasar, tranquila —le dijo la tía tomándole la mano izquierda—Ya va a pasar..

Apretó mi mano y la miré, algo le duele, y le duele mucho, la conozco tan bien..

Trato de no quejarse, pero le fue casi imposible. Y el maldito pitido de la máquina dejo de sonar, la Andrea comenzó a cerrar los ojos, pero los abría de inmediato para reencontrarse con los míos.

Hasta que se cerraron los completo y no pude ver más sus ojitos de zafiro..

En otra vida                                        Donde viven las historias. Descúbrelo ahora