Veintitrés

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Seokjin despertó con un intenso dolor en su labio y mejilla, se incorporó quejándose por el ardor, se sentó en la cama e inmediatamente encendió la lámpara que descansaba sobre su mesita auxiliar. Cuando la habitación se iluminó giró su cabeza y arrugó su ceño al ver vacío el lado que Jungkook había ocupado. 

Se levantó de golpe y salió de su habitación con la esperanza de encontrar al castaño en la cocina o quizá viendo algún programa de televisión en la sala, pero grande fue su decepción al no encontrarlo. Preocupado pasó una de sus manos por su rostro quejándose luego de dolor por haber olvidado el golpe en su mejilla. 

La había cagado con Jungkook, lo sabía, había tenido la culpa de que él se fuera, prácticamente lo había orillado a aquello comportándose como un niño asustado e inseguro. Había logrado alejarlo. 

Seokjin se sentó en su sofá y cerró sus ojos. Tenía miedo de haber fallado nuevamente por su tonta inseguridad luego de escuchar a Yoongi, porque lo conocía mejor que a nadie y sabía que cuando Yoongi estaba herido o se sentía amenazado comenzaba a herir a las personas con palabras dañinas que no eran ciertas de ninguna manera.

Seokjin lo sabía y aún así dejó que esas palabras se transformaran en una verdad cuando no lo eran. 

Él se dijo a si mismo que no le haría daño a Jungkook y al final del día había fallado. Malditamente él había fallado. 

Poniéndose de pie y con el ánimo por los suelos, el azabache fue hasta el baño, observó su mejilla golpeada y su labio roto, maldijo ante su reflejo y maldijo que al otro día tenía que volver al trabajo y por supuesto que sus compañeros de trabajo harían un festín al verlo así. Seguramente inventarían historias interesantes, tendrían debates graciosos del porque Seokjin había llegado luego de sus vacaciones con una hematoma en su mejilla y el labio roto. 

Y quizás hasta a Seokjin le hubiese parecido gracioso, pero no era el caso porque ese golpe había sido desde la rabia de alguien traicionado, alguien que había confiado en él y que Seokjin terminó decepcionando de todos modos. 

Seokjin se miró en el espejo nuevamente y aunque se sentía culpable por haber traicionado la confianza de Yoongi, también sentía que era correcto amar a Jungkook y él no se iba a quedar de brazos cruzados viendo como el hombre que quería para su vida se alejaba por su propia culpa. Seokjin se había comportado como un idiota esa tarde, justo en el día que debía darle más tranquilidad a Jungkook con respecto a su relación; él lo alejó. 

Dos golpes en su nueva puerta lo alertaron y caminó hasta allí encendiendo las luces en el proceso, observó el reloj de pared que tenía en el comedor, que no usaba, y luego abrió la puerta. 

—¿Deberíamos hacer una copia de tus llaves? 

Seokjin suspiró aliviado mientras veía a Jungkook sonreírle. Dando un paso adelante lo tomó de la chaqueta y lo atrajo hacia él para abrazarlo, sus mejillas se tocaron y Seokjin se sorprendió por lo fría que estaba la piel del castaño. 

—Lo siento, amor —Seokjin escondió su nariz en el cuello del hombre que lo rodeó de inmediato con sus brazos.

—Lo sé y no te preocupes —Jungkook sonrió amplio mientras apretaba el cuerpo de Seokjin con su brazos para un abrazo consolador —no te voy a dejar, pero si me vuelves a alejar como lo hiciste hoy… 

—No, eso no va a pasar —Jin alzó su cabeza y besó los fríos labios del castaño, luego tomó su mano y lo hizo entrar a su casa. Jungkook estaba pálido, casi congelado. 

—Vine caminando desde casa.

—¿Que? —Seokjin volvió a mirar el reloj de pared, eran cerca de las una de la madrugada. 

Bajo la mesa ✓< Jinkook > (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora