Yoongi siempre se había caracterizado por ser un alfa de mal temperamento, la crianza de su padre no había sido tan buena y tuvo que aprender a controlarse, pero también a pensar frío y ser calculador.
Podría parecer un tipo engreído, pero parte de su naturaleza era ser reservado y o actuar bajo sus instintos, no quería convertirse en aquello que había detestado gracias a su padre. Ser un salvaje estaba en sus venas, pero quería evitarlo la mayor parte del tiempo. Sin embargo, hasta el alfa más cauteloso perdía la paciencia cuando se trataba de su omega. Solo había perdido el control una sola vez mientras aún era parte de la manada, esta sería la segunda...**
La omega frotaba sus brazos tratando de transmitirse calor, odiaba el maldito clima de ese día, pero no podía arriesgarse, así que había ido a una zona alejada de la ciudad. Sus manos temblaban y a penas y podía sostenerse, agradecía haberle aprendido algo a la anciana para que su lado salvaje no la dominara por completo.
Cubriendo su cabeza con la sudadera de su capucha y su olor perfectamente camuflajeado, la omega se encaminó hacía la pequeña choza que estaba a un lado de la carretera. La campanilla de la puerta tintineó, pero nadie le prestó atención, el lugar era un poco lúgubre y carecía de iluminación, pero pasar desapercibida era uno de sus objetivos. Cuando divisó a la mujer que estaba buscando apresuró sus pasos y se dejó caer en la silla frente a ella.-Llegaste tarde.-Dijo en voz baja y sorbiendo de su taza
-No puedo darme el lujo de deambular como si nada, el jodido novio de tu hijo conoce algunas personas
La señora chasqueó la lengua y apretó los labios
-Mientras no te atrapen y te maten, todo debería salir según lo planeado
-Estamos solas en esto, no veo cómo podemos tener un plan
-No me creas tan idiota niña, fui consejera de la manada por mucho tiempo y no todos los lobos de ahí están contentos con su líder
-El padre de Yoongi le puso precio a tu cabeza, incluso hizo un par de treguas con tribus vecinas para que no te acepten, ¿lo sabes, no?
-Su hijo también tiene un precio, si lo matan, su manada se acaba y el territorio pasará a otros lobos, confía en mí
La omega frunció el ceño pero no dijo nada más, la madre de Jin era todo lo que tenía para salir del problema y conseguir aparearse con el alfa. Aprvechándose un poco de la situación, decidió ordenar un té caliente y un panecillo, no tenía mucho dinero, pero tampoco podía arriesgarse a desmayarse por no alimentarse, llevaba al menos una semana sin probar bocado.
Ambas se quedaron en silencio durante varios minutos, hasta que la campanilla volvió a sonar, pero no le prestó atención. Alzó la mirada y miró a la madre de Jin sonriendo como si la respuesta a todos sus problemas estuviera frente a ella. La omega siguió la dirección de su mirada y se encontró con un hombre alto, llevaba un abrigo negro un poco desgastado y unas botas de igual aspecto.El chico caminaba con pasos silenciosos hasta su mesa, la poca iluminación no dejaba ver su rostro por completo, pero su tez pálida resaltaba bajo la luz de las lámparas.
-Veo que has pensado mi propuesta.-Soltó la omega mayor, su sonrisa intacta sobre sus labios
El chico no respondió, el suelo de madera crujió cuando arrastro la silla que sobraba para tomar asiento y entonces la omega pudo ver mejor su rostro. Era un chico de ojos rasgados y profundos, aunque sus pupilas estaban un poco dilatadas y los tenía inyectados en sangre. Tenía el cabello corto a los lados y un poco más largo en medio, pero fue la enorme cicatriz atravesando desde su ceja izquierda hasta su barbilla lo que llamó su atención. La vieja herida tenía un aspecto fino, pero lo bastante profunda para haber dejado una marca notoria y enorme.
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Noche de Tormenta
WerewolfTae encontró a su alfa de la manera menos esperada. Jungkook solo quería protegerlo de todo y hacerlo confiar en su amor