"Decisiones, miedo y destinados"

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El gran lobo de color gris olfateó sobre la nieva que se extendía frente a sus ojos. Su hocico estaba manchando de sangre y una de sus patas estaba herida, haciéndolo cojear sobre la fría superficie.

Sus orejas puntiagudas se alzaron sobre su cabeza, atento. Sus afilados colmillos se asomaron de su boca cuando escucho el crujir de las ramas, estaba dispuesto a atacar, cuando una figura diminuta y encorvada salió de la oscuridad del bosque.

El animal se quedó en su lugar, quieto, con la luz de la luna reflejándose sobre su pelaje de color plata. La anciana hizo una reverencia, antes de que una tos seca saliera de su boca

-Veo que estás dispuesto a todo, joven lobo. ¿Pero estás dispuesto a darle muerte?

El lobo le gruñó sin intenciones de atacarla

-Ya veo.-Susurró y miró hacia la luna que se posaba sobre lo alto del cielo nocturno, cuando volvió la vista el lobo se alejaba hacia la manada.-Me pregunto si lucha por un trono o un corazón...

**

Tae estaba masticando su segunda rebanada de pastel. Se sentía un poco triste de no haber podido ver a su alfa por el entrenamiento. Arrugó la nariz, desde que comenzaron el cortejo deseaba que todas sus citas salieran perfectas, pero la escuela era su peor enemiga.

El omega se acurrucó más debajo de las mantas que lo cubrían del frío. Su madre tenía turno nocturno, así que tenía que pasar parte de la noche a solas. Realmente no tenía miedo, no cuando sabía que un simple llamado atraería a su alfa para protegerlo, además, la vieja anciana que tenían por vecina era tan amable que lo mantenía vigilado. Tae estaba viendo un ridículo programa de concursos, los participantes tenían que crear el pastel más ridículo posible, eso le había abierto el apetito. La casa estaba en silencio y solo estaba encendida la luz de la televisión

Con las mejillas llenas de rastros de pastel y sus ojos a punto de cerrarse, el pequeño se sobresaltó cuando fuertes golpes llamaron a su puerta. Enfurruñado, se quitó las cobijas y se puso de pie, caminó hasta la pared y encendió el interruptor para dirigirse a la entrada.

-Alfa.-Chilló en cuanto tuvo a su novio frente a él. El sueño abandonó su pequeño cuerpo y se aventó a los brazos de Jungkook

-Hey, creo que estás feliz de verme

-Por supuesto que sí, alfa. Pasa, pasa, pasa.-Dijo dando pequeños saltitos y aplaudiendo con sus pequeñas manos.

-¿Estás solo?-Preguntó dejando su mochila sobre el sofá y mirando el pequeño desastre de Tae

-Mamá tiene debe cubrir el turno nocturno.-Se encogió de hombros

-No me gusta que estés sin nadie en casa.-Frunció el ceño haciendo a Tae sonreír

-¿Por eso viniste?-Dijo abrazándolo de nuevo como si se tratara de un enorme oso de peluche

-Digamos que sí

Tae soltó una pequeña risita que cubrió y tomó a su alfa de la mano llevándolo consigo al sillón

-Entonces, ¿te quedas a cenar? Podemos ver una película.-dijo mirándolo sonriente y mirando sus manos unidas sobre su regazo

-¿Por cena te refieres a pastel?-dijo señalando el plato manchado de crema y limpiando las comisuras de sus labios. Tae le sacó la lengua y decidió refugiarse en su lugar favorito en el mundo: su regazo

-Estaba aburrido y tenía ganas de algo dulce, no te burles alfa

-No me estaba burlando, pero no creo que a tu madre le guste que te vayas a la cama sin algo saludable

Noche de TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora