Octava parte: "Lobos al acecho"

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Confianza. Era algo que le había causado muchos problemas a Tae en los últimos días. Desde creer en un alfa que juraba ser su destinado, hasta un chico que aparentó ser amable con él, pero todo era una total mentira. La gente mentía y hacía daño y él no lograba entender por qué.

Miro hacia la carretera, ninguno de sus compañeros estaba en el lugar, ni siquiera se dio cuenta de que el tiempo se había pasado volando mientras estaba con Josh. ¿Cómo iba a volver a casa? La reserva no quedaba lejos, pero con el clima y el par de horas que le tomaría, tomando en cuenta la hora, estaba seguro que no solo sería peligroso, sino muy tonto de su parte pensar en que estaría a salvo.

El omega frotó sus brazos tratando de alejar el frío, limpió el rastro de lágrimas que estaban en sus mejillas y sorbió la nariz. Estaba asustado, odiaba tanto ser omega porque sus emociones eran el doble de fuertes, quizás estaba exagerando, pero quién podría culparlo.

Dio media vuelta y entró de nuevo en la cafetería, pero su plan de refugiarse en el lugar no iban a resultar, no cuando una de las meseras se acercó para pedirle que se retirara

-Oh lo siento chico, pero ya estamos por cerrar

Tae sorbió la nariz y asintió

-L-lo siento, es... mi amigo t-tuvo que irse y estoy atrapado aquí

La chica asintió y se encogió de hombros tratando de disculparse

-Temo que no puedo ayudarte, mi jefe es algo especial y si te quedas aquí, nos meterás en problemas

Tae asintió, trataba de no entrar en pánico

-Uh, ¿crees que puedo usar su teléfono?
La chica apretó los labios y lo miro con lástima.-Lo siento, pero la recepción aquí apesta, no tenemos servicio

El omega agachó la cabeza, estaba asustado y deseaba nunca haber salido de su casa, pero ni siquiera podía echarle la culpa a Josh, aunque le costará aceptarlo, había actuado por impulso, si Jungkook estaba bien y disfrutando con alguien más, eso no debería ser un problema para él, pero querer demostrarle al alfa que estaba bien sin su compañía lo llevo a exponerse de esa manera. No era culpa de nadie más que suya.

Asintió una vez más y sin decir nada más, giró sobre sus pies y salió del lugar. Una fuerte ráfaga de viento azotó sobre su cara, helando sus manos y poniendo sus mejillas rojas por el frío. Sacó su celular de su bolsillo, pero estaba totalmente muerto. ¿Qué se supone que haría? Alrededor de la cafetería había un par de bancas, pero si se quedaba varado sin hacer nada se haría más noche y la posibilidad de volver por su propio pie se iba desvaneciendo.

El omega ajustó mejor su bufanda y su gorrito sobre la cabeza, se abrazó a sí mismo y comenzó a caminar en sentido contrario a la carretera, agradecía haberse maravillado con el paisaje, de otro modo no hubiera recordado el camino de regreso.

Solo esperaba llegar a casa a salvo, que ningún pervertido se cruzara por su camino, algún animal salvaje o que el frío terminará por derrumbarlo. Paso a paso, el omega tenía una sola cosa en su cabeza: si algo le pasaba, hubiera deseado volver a ver la sonrisa del alfa que juro lo cortejaría.

**

Jungook golpeó el volante una vez más, el tráfico de la ciudad estaba retrasándolo. Habían pasado 2 horas desde que había recibido el mensaje. Estaba asustado, pero sobre todo furioso.

-¿Puedes calmarte?.-Dijo su compañero desde el asiento del copiloto
-No es tu omega el que está en peligro, ¿puedes callarte si no tienes algo coherente que decir?
-Lo siento, ¿sí?, pero gruñendo como perro rabioso no hará que llegues más rápido

Jungkook gruñó y lo miro con el ceño fruncido.

-¿Dime por qué pensé que era buena idea pedirte tu ayuda, Yoongi?
-Porque me amas y soy increíblemente inteligente.-Sonrió y le regaló un guiño. El alfa acomodó mejor la laptop que descansaba sobre sus piernas y continuó tecleando.
-Al menos dime que tu jueguito de espías ya logró algo. -Dijo suspirando cuando por fin pudo avanzar en la interminable fila de coches

-Mi bebé no es una máquina.-Frunció el ceño y acarició la tapa de su computadora.-Es mi fiel compañera y sin ella, vamos a estar perdidos
-Lo que sea, ¿lograste localizarlo?
-No.-Dijo entre dientes.-Si tiene el teléfono apagado es imposible, aunque espero que un satélite haya captado su señal antes de morir por completo, de ese modo, tendremos algún indicio de dónde está

-¿Y sobre el mensaje?

-Oh eso es fácil.-Sonrió como si hubiera descubierto la cura ante alguna enfermedad mortal.-Aquí.-dio golpesitos a la pantalla señalando un número y un nombre.-Me debes un moka grande y una dona especial de mi lugar favorito

-Eres desagradable, solo alguien como tú puede comer algo dulce relleno de tocino

-No juzgues sin probar, compañero. Como sea, el número es de un tal Josh.-dijo mirando a Jungkook.-¿No es ese chico de tu equipo?

-Lo es.-Dijo en un tono tan frío que Yoongi decidió terminar con el repertorio de sus bromas, no era el mejor momento.

-¿Qué se supone qué harás?

-Cuando encuentre a mi omega, decidiré si lo dañare lo suficiente para que no sea capaz de jugar, depende qué tan enojado esté, puede que incluso lo haga arrepentirse de lo que hizo y no tenga valor de volver al colegio.-Respondió con una sonrisa enorme, pero su mejor amigo sabía que no estaba bromeando.

Meterte con el omega de un alfa era malo, pero dañar al destinado de un lobo, era lo peor que podrías hacer. El instinto protector se elevaba al máximo y las emociones de un alfa enojado no eran buenas.

Yoongi asintió y suspiró, pero no lo culpaba, aunque aparentemente era alguien tranquilo, también era un alfa y entendía lo que uno era capaz de hacer cuando estaba realmente molesto.

Continúo tecleando sobre su computadora y negó con la cabeza.-Lo siento, J, no pude hacer más, mi bebé y yo lo sentimos, solo pudo encontrar un punto en el mapa, cerca de la reserva. Al parecer hay una especie de local, no sé si estuvieron de paso o pasaron por ese lugar, pero es su última ubicación

-Yoongi...-Susurró sin mirarlo y con la vista fija sobre el camino, poco a poco comenzaban a alejarse de la ciudad

-Dime

-¿Ese lugar es realmente peligroso, no?

Su compañero apretó los labios. ¿Qué podía decir? Animales salvajes, sí, los había. El frío era la menor de sus preocupaciones, no había posibilidad que Tae se congelará, pero si le pasaba algo... podría sufrir de hipotermia, todo dependía del tiempo que pasará varado entre la nieve. Pero Yoongi sabía cosas que Jungkook no. La reserva no solo era un lugar para divertirse cuando los estudiantes estaban aburridos, tenía paisajes hermosos, pero sabía que había personas a las que les gustaba merodear por el camino, gente que no era para nada amable. Él lo sabía, por los conocía muy bien. Solía vivir con ellos.

Su vieja manada... lobos puros que repudiaban a los mitad lobo. No es que estuvieran en guerra, pero había comunidades que preferían vivir a la antigua, cazando, viviendo en cabañas y siguiendo a un único líder, dejando a los demás jugar a la civilización. Su padre, el alfa mayor, lo había expulsado de su propia familia y lo condenó al exilio porque Yoongi no era como todos, rechazaba la violencia, quería cumplir sus sueños y estudiar, en lugar de aprender a cazar y ver a los omegas como un medio de reproducción para mantener a la manada.

El alfa suspiró

-No lo es.-Hizo una pausa y miró directamente a Jungkook aunque este no le prestará atención.-Pero si alguno de los hombres de mi padre lo encuentra... no será bonito

Jungkook maldijo y aceleró un poco más

-Escucha, J, si eso pasa
-No va a pasar, porque vamos a encontrarlo
-J....-Suspiró.-Me desagrada la idea tanto como a ti, pero escucha, si llega a pasar algo, hablaré con él, no van a tocar a Tae.
-¿Y cómo se supone qué lo hagas? Llevas años lejos de tu familia


Yoongi apretó los labios, le dolía, pero sabía que su mejor amigo estaba furioso y asustado

-Aunque no lo creas, hay códigos que esas bestias respetan. Pero si no confías en mí, podemos hacer algo

-¿Llamarlos por teléfono? Creí que odiaban la civilización


Su mejor amigo rodó los ojos.

-No, algo mejor. Oríllate en cuanto puedas.

Jungkook frunció el ceño pero obedeció. Luego de unos minutos, su compañero silbó un par de veces, hasta que una enorme ave negra revoloteó sobre los árboles. Yongi hizo un par de sonidos más con su boca y el ave se alejó de ahí.

El alfa lo miro confundido

-¿Son aves hermosas no?.-Dijo mirando al enorme cuervo que se perdía entre los árboles
-¿Qué fue todo eso?
-Oh, ¿no te lo dije?.-Dijo mientras caminaban de camino al auto.-Mi padre siempre me creyó que era mi ave favorita porque iba a traicionarlo y porque era todo lo opuesto a lo que él me enseñó.-Dijo encogiéndose de hombros.-Solo son aves hermosas, es todo
-¿Y silbarle va a ayudarnos de algo?

-Oh sí, cuando mi padre la vea, sabrá que estoy aquí. No le pasará nada a Tae.-su tono era de promesa. No era su omega, pero si era el destinado de su mejor amigo, haría todo por ayudar a protegerlo.

Ambos alfas continuaron con su camino, Jungkook solo rezaba encontrarlo a tiempo.

**

Tae se estremecía de frío, su visión se volvió borrosa. Tenía miedo, pero no podía gritar, un gran nudo instalado en su garganta impedía que gritará y pidiera ayuda. No iba a cometer el mismo error dos veces, no iba a llamarlo... ni siquiera estaba seguro que Jungkook acudiera a su llamado. La confianza no traía cosas buenas.

El omega dio un par de pasos más hasta caer sobre sus rodillas. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y se abrazó a sí mismo. Tenía tanto miedo, no quería sufrir una vez más, pero su omega le suplicaba pedir ayuda a la única persona que lo había protegido.

Abrió la boca, pero el gritó murió antes de que saliera de su boca. Un par de lobos enormes y de color negro aparecieron frente a él. Sus enormes ojos rojos lo miraron mientras se acercaban poco a poco. Tae ni siquiera pensó en escapar, estaba tan asustado y el frío lo tenía entumecido, que simplemente agachó la cabeza en señal de sumisión. Sus labios temblaron y susurró el nombre de Jungkook antes de desmayarse. 

Noche de TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora