Parte 1 "Noche de tormenta"

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El pequeño Tae no sabía si esto era una buena idea. Su madre casi lo obligó a ir al campamento escolar, pero él trató de negarse. No le gustaba ir al bosque, le tenía miedo, no tenía muchos amigos y odiaba las es******s fogatas. Apretó los cordones de su mochila y pateó una piedrita que se interpuso en su camino, con algo tenía que desquitarse.

Una vez que estuvo a bordo del autobús, miró por la ventana a todos los estudiantes que se amontonaban para agarrar el mejor lugar. A lo lejos, y cerca de los alfas populares y cabeza hueca como él los llamaba, vio al causante de sus constantes desvelos y crisis nerviosas cuando se lo topaba por los pasillos: Jungkook.

Era un alfa en toda la extensión de la palabra. Alto, popular, destilaba feromonas de "soy sexy y te encanta". El pequeño Tae se sonrojó y apartó la mirada justo a tiempo para ver a su mejor y único amigo sentarse a su lado.

-Viniste, debo agradecerle a tu madre-, dijo Hobi mientras le revolvía el cabello y dejaba su maleta bajo sus pies.

El omega gruñó y se arregló el cabello.

-Esto es es*****o, mamá no debió obligarme. Odio el bosque y... parece que irán muchos es******s, ¿te imaginas el desastre que habrá? Ningún profesor podrá detenerlos.

-Tonterías, viene el señor Park, el de la clase de ciencias, todos le tienen miedo y la señorita Lee amenazó con reprobar a todos

Tae lo ignoró y volvió a mirar por la ventana, el grupo liderado por el capitán del equipo y, el es*****o alfa sexy, ya no estaban. El omega soltó un suspiro y buscó en los bolsillos de su abrigo las galletas que su madre le dio antes de salir

-Toma, mamá las horneo especialmente para nosotros-, dijo entregándole una a su compañero

-Amo a tu madre-. La abrió y le dio un gran mordisco. -Cocina delicioso, pero amo que estés aquí conmigo. Será una aventura increíble.

-Si tú lo dices-, se encogió de hombros y decidió aislarse del resto del mundo. Se colocó los audifonos y decidió dormir durante las 3 horas que duraría el viaje.

***

-Debe de ser una broma.-Gritó y azotó su mano sobre el escritorio de la recepción.

-Señor Kim, ¿qué sucede aquí?

Tae giró su cabeza y vio al profesor Park con los brazos cruzados, mirándolo serio. Enarcó una ceja y el omega tragó saliva.

-Nosotros, la señorita dice que mi compañero y yo no podemos compartir cabaña porque él fue asignado con otros chicos, pero llenamos el permiso y pedimos hospedarnos juntos.

El profesor se acercó y se acomodó sus lentes. Tae no le temía, es decir, no era un alfa, era un beta, pero su mirada acusatoria le hacía sentir incómodo y solo quería evitar alguna sanción por su pequeño berrinche. Todo estaba saliendo mal. No pudo dormir en todo el camino porque su mejor amigo decidió que era mejor contarle sobre las bestias que se ocultaban en el bosque. Ugh, lo detestaba, no podría dormir durante los 4 días que duraba ese es*****o viaje y por si fuera poco, el autobús se llenó de un fuerte, desagradable y cautivador olor. Jungkook decidió subirse en el mismo transporte que el pequeño Tae. Escuchó su es*****a risa y alzo la mirada, error, el alfa lo había descubierto y le guiñó el ojo. Maldito narcicista, pensó.

Ahora estaba aquí, con su pequeña maleta, muerto de sueño y con el miedo a quedarse solo en una cabaña en el medio de la nada. No lo culpen, es un omega, sus emociones suelen ser agotadoras.

Noche de TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora