N U E V E

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Shoto se sobresalto cuando un fuerte portazo lo despertó, no sabía que hora era pero parecía que durmió más de la cuenta. Iba a estirar su brazo para despertar a Katsuki cuando se dio cuenta de que él había entrado de manera tan furiosa.

—¿Alfa?— Un gruñido fue su respuesta. —¿Estas bien?

Katsuki lo volteo a ver y lo ignoro, se metió al baño con otro portazo.

Había bajado para ordenar un desayuno para él y Shoto, y lo hizo. Pero cuando volvía recordó avisarles a sus padres que iba a desayunar con Shoto para que su madre no apareciera gritando como la última vez. Claro, con todo lo de ayer había olvidado que el heredero de la Tribu Inasa estaba de invitado.

Apenas entró lo había visto sentado junto a su viejo padre y su madre que era una beta sería.






—Katsuki se te hizo algo tarde. —Su madre le comentó con una sonrisa.

Parpadeo algo confundido viendo a su vieja de tan buen humor, luego hablaría con ella.

—Si, Shoto aún está dormido en el nido. —Soltó mordaz.

Fugazmente le pasó el recuerdo de ayer, donde Shoto tuvo que correr para acercarse a él y pedir ayuda porque ese imbecil seguro no le había dejado en paz, le ofreció cachorros como si fuera la única cosa que un omega supera hacer. Y, aún cuando Shoto le dijo que tenía alfa desde sus brazos, se atrevió a mencionar que tenía la corona de un omega soltero.

Tenía que marcar una línea de distancia, no porque Shoto fuera suyo, simplemente merecía respeto como una persona.

—Ah, ¿Es el omega que te gustó ayer Inasa? —Preguntó la otra mujer hacia su hijo.

Ciertamente no recordaba a esa mujer más que como una víbora lista para morder y soltar veneno, siempre que venía se fijaba en todos los detalles del castillo, el pueblo y hasta sus habitantes. Recordaba, también, que de niño la había visto hablar con uno de sus guardias que se negó a dar información. Le contó a su madre, segundos después el soldado había aparecido por esa puerta contando todo lo que Katsuki había escuchado. El soldado no mentía pero había quedado claro las intenciones de esa mujer.

El silencio fue incómodo, su madre busco respuesta en el y le hizo una seña para que hablaran luego.

—Lamento decir esto, pero Shoto es nuestro protegido. —Masaru cortaba su pan mientras hablaba, tenía su ligera sonrisa de siempre. —Es el hijo del Rey Todoroki tercero, cerramos un trato hace un tiempo para unir reinos.

—¿Y su matrimonio es parte del trato? —Volvió a preguntar la otra mujer.

Katsuki quería decir que si, porque era un seguro para que se alejaran de su omega, que no le hicieran daño y lo dejaran en paz.

Bastante tenía ya Shoto con tenerlo a él como su destinado.

—Oh, no. —Masaru volvió a hablar. —Pero son destinados, se reconocieron de inmediato.

—Ya veo. —Volvió a hablar la otra monarca. Tomó su copa al mismo tiempo que acomodaba un mechón de su cabello oscuro. Katsuki entrecerro los ojos, esos eran movimientos para distraerlo de su cara hipócrita que tenía pintada con una sonrisa desafiante. —Pero, quiero decir, son leyendas antiguas y son pocos los que encuentran a su destinado y no siempre se llevan bien. ¿No es así, Reina Mitsuki?

—Claro, es una suerte que se lleven bien. —La mujer rubia sintió la mano de Masaru sobre la suya como muestra de apoyo. —El destino es caprichoso, y Shoto ya aceptó su cortejo.

—¿Cortejo? —El joven Inasa sonrió en dirección del rubio. —Entonces aún no son oficialmente nada.

Katsuki vio sangre, nunca había tenido una amenaza así de directa. Apretó sus puños con tanta fuerza que se le incrustaron las uñas en las palmas para no contestar. Claro que ese idiota sabía en que tiempo estaba su cortejo, lo había visto ayer, todos habían visto como cambiaba la corona de Shoto y como se lo había llevado a donde debería ser su primer encuentro.

Savage [Bakutodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora