O N C E

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Sentía sus palpitaciones en los oídos, estaba nervioso, asustado y algo avergonzado por la posición. Pero Katsuki era tan vocal que no parecía el alfa malhumorado y serio que mostraba a los demás, porque a él solo le había gritado para exigirle que deje de aceptar todo lo que le den, en donde le había hecho hablar para que dijera sus exigencias.

Unas manos tomaron sus pantorrillas y dirigió sus piernas para que estuvieran en sus hombros. Suspiro cuando sintió la respiración del alfa en su muslo izquierdo.

-No te atrevas a bajar las piernas.

Asintió débilmente mientras miraba la sonrisa que se formaba en la cara del alfa, desafiante y filosa, sus colmillo relucian levemente. Paso saliva y acomodo sus codos manteniendo su posición medio erguida en el borde de la cama para ver que hacía el alfa.

Algo le decía que no tenía que perder detalle.

Katsuki lo había cargado desde el baño y acomodado en la cama con prisa, no dándole tiempo a pensar o sentir vergüenza.

Pronto las manos que se mantenían en sus muslos empezaron a subir hasta que tomó su trasero en ambas palmas y las separó. Jadeo.

-Vamos a divertirnos en tu celo. Lo prometo.

Iba a preguntar por qué, pero la cara del alfa desapareció y sólo podía ver sus cabellos moverse al ritmo en que lo probaba.

Oh. Pensó ante la primera lamida, lenta y tomando todo a su paso, nunca se había tocado directamente, apenas había experimentado dos celos antes y sólo había acariciado su pene con vergüenza unas cuantas veces antes de tomar una ducha fría por horas.

Parecía que se lo quisiera comer de verdad, no le daba tregua y ya no iba a poder contener sus gemidos si seguía asi. Los labios del alfa lo acariciaban decididamente, claro que con Katsuki no había lugar para la timidez, los lenguetazos sonaban sin reparo y podía sentir cada unos de sus movimientos, no ayudaba que tenía una de sus manos masajenado uno de sus glúteos y la otra en su muslo. Sus codos no aguantaron más la posición y se dejó caer de espaldas, una de sus manos yendo a su boca para no dejar salir ni un ruido vergonzoso.

La sensación era abrumadora, subía desde su entrada hasta la cabeza, encendiendo cada uno de sus nervios y haciéndole soltar el aire como una respiración fuerte. Su mano libre apretó la almohada a su lado.

-¿No te gusta?

-¿Eh?

Apenas iba tocando el cielo cuando el alfa se detuvo, se paso un pulgar por el labio inferior llevando todo el líquido que había para dirigirlo a su boca de nuevo. Se puso aún más rojo si era posible.

-¿No te gusta?

No sabía que responder, claramente le estaba encantando. ¿Tenía que rogar por ello?

-Dime que quieres. Yo lo hago.

-E-Esta bien. Solo... me da vergüenza.

Bakugo se quito sus piernas de los hombros y dejó su posición de rodillas para acercarse a su boca. Se dejó, dócil a que lo besara como quisiera, como cuando estaban en el lago, la lengua del alfa tomaba todo lo que quería a su paso y aunque sintió un sabor diferente-era suyo-no se aparto. Su omega le estaba dejando dócil y con los músculos relajados listo para el.

-No te calles.

Volvió a acomodarse entre sus piernas, tomó una de sus manos y la entrelazo con una suya.

De nuevo, el movimiento empezó, la electricidad volvió en todo su cuerpo y solto pequeños quejidos que aún no convencía al alfa.

Si Shoto realmente estaría disfrutando no se callara, no tendría espacio en su cabeza para la vergüenza. Ahora al menos dejaba salir uno que otro ruido, pero no era suficiente. Tomó su otra mano y la acomodo en su cabeza, dejando que tirara de su cabello como quisiera.

Savage [Bakutodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora