D I E C I O C H O

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Era el celo mas fuerte que había sentido en su vida y lo estaba pasando solo. Por las feromonas del alfa y el estrés de estar en su viejo hogar le llevó a adelantar su celo. Afortunadamente, había relacionado luego de que Katsuki se fue, de otra forma no hubiera forma de separarlos.

Katsuki había sido llevado en el lomo de Riot por una asustada Mitsuki que se negaba a faltarle el respeto a la tradición. Rei estaba con él en varias ocasiones, de nuevo le habían puesto los aceites para amenizar el olor y cumplían su función de mantenerlo frío.

Le ardía el estómago y ya ni quería tocar su ereccion porque Katsuki venía a su mente y honestamente no creyó extrañarlo tanto fuera del deseo carnal. No habían pasado mucho tiempo explorandose, realmente fueron pocos encuentros en donde se permitió ir más allá de besos acalorados en su nido en medio de la madrugada, pero esos poco momentos en donde le permitía tocarle eran maravillosos. Porque Katsuki le hacía sentir bien, lo tocaba bien y exacto, enseñándole las maravillas de su cuerpo.

Habían pasado dos días y este era el último, afortunadamente, no tenía idea de qué estaba pasando fuera pero todo parecía hacerse salido de control. Porque su madre podía salir del cuarto y le traían tres comidas al día y a veces algo más en la tarde.


















—Ya estoy bien. Vamos... vamos por Shoto.

Mitsuki dio un salto cuando la madera de la puerta del cuarto de su hijo fue golpeada una vez más, pero ahora la madera tembló por la fuerza del alfa.

—Te quedan dos días Katsuki. —Explicó mientras miraba a Sero que estaba terminando de leer la carta que mandaban con un informe de que había pasado. — ¿Quieres dañar a tu omega? ¿Eso quieres?

Katsuki se obligó a despegarse de la madera y caminar hasta su baño en donde aún vestido se metió al agua de la tina. Todo su cuerpo se estremeció empezando por su columna hasta todas las puntas de sus dedos, sus pensamientos estaban alrededor de Shoto. Recordaba perfectamente al omega dejándose dominar por él y acomodándose donde y como le indicaba, avergonzado y sonrojado hasta los hombros, dejando salir sus gemido cada vez más desde su primer acercamiento en el lago...

—Estoy harto... —Murmuró deslizándose hasta que su cabeza tocó fondo en el agua.

Había rechazado a los omegas que habían aparecido a su habitación sin ser llamados, porque aún no estaba unido y le habían visto llegar solo, conocían su período de celo por lo que habían aparecido sin más. No tenía idea de qué había hecho Shoto con él, pero apenas los omegas esparcieron sus feromonas sintió ganas de vomitar.

Una arcada lo golpeó apenas una omega rozó su brazo, afortunadamente su padre había entrado corriendo y lo había arrastrado hasta su bañera mientras gritaba que se fueran. Si no llegaba seguro los mataba.

No iba a aguantar un momento más sin estar unido a Shoto, si quería un cachorro iba a dárselo, le daría lo que pidiera porque ya su alfa interno estaba volviéndose loco. No quería ser de esos alfas que apenas y pueden estar a menos de un metro de sus parejas, porque el instinto ahogaba y mientras más pronto se acostumbre a tenerlo cerca todo hiria mejor.

Salió del agua y tomó una gran bocanada de aire mientras hacía su cabello hacia atrás.

—Shoto ya terminó su celo. Esta bien, Rei lo cuida. —Comunico su madre tras la puerta, escucho movimiento también. —Te dejo ropa. Estamos listos para salir apenas se te pase esto, tu padre está allá, va a cuidarlo, no te preocupes.

Espero unos segundos hasta que escucho la puerta ser cerrada, se deshizo de toda su ropa para no mojar el piso en el cuarto. Así, completamente desnudo, se tiro en el nido que ya poco y nada tenía del aroma del omega, olía más a él y lo odiaba. Estiró su brazo para tomar la camisa que se había llevado de Shoto, ya no quedaba casi nada de su esencia, por lo que gimoteo fastidiado, y se hubiera avergonzado si alguien lo oía, porque estaba casi llorando buscando su omega.

Savage [Bakutodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora