V E I N T I C U A T R O

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A Shoto le daba ansias ver como el vientre de Denki ya era enorme, el suyo apenas se podía diferenciar de a como estaba antes y pensaba que estaba engordando en lugar de que su cachorro tomó lugar en su cuerpo.

—Daria mi pierna por acostarme boca abajo. Y me duelen los pies.

Shoto siguió acariciando pensativo su vientre mientras escuchaba al otro quejarse. Tarareo como seña de que le estaba escuchando.

—¿A ti no de te duelen? ¿No te dan náuseas?

—No. Solo me canso un poco pero no hago nada igual. —Se encogió de hombros y escucho a su amigo tronarse los dedos. —No quiero quejarme de mi cachorro.

—Yo me voy a quejar todo lo que pueda. Hasta que tenga mi siguiente cachorro no podré hacerlo como ahora. —Imitó los movimientos de Shoto de arriba a abajo solo que de él su mano abarcaba más. —Nadie dijo que tener un bebé es fácil.

—No me gusta quejarme. Mi cachorro no es trabajo para mi.

Denki bufo pero se puso de pie cuando sintió el aroma de su alfa en la puerta. La abrió antes de que la tocará y le hizo un puchero para que lo abrazara.

—Katsuki manda a decir que te retires por hoy.

—Pero Shoto no se a puesto sus cremas para su vientre. Deja se las pongo cerca y luego me voy.

Denki se perdió en el baño a pasos lentos y pofia escuchar como revolvía todo dentro.

Sero le saludo y el correspondió con un movimiento ligero de mano.

—¿Todo bien?

—Si, si. Voy a acostarme hasta que llegue Katsuki.

Hizo el intento de levantarse y Sero llegó rápido a sostenerlo del brazo para apoyo con su sonrisa amable de siempre.

—Estoy bien, Sero. Aún puedo moverme por mi cuenta.

—Lo sé, pero es el heredero a quien llevas ahí. —Le guiño un ojo mientras ambos caminaban al nido y dejaban la cama atrás. —Solo estoy practicando para cuidar al futuro príncipe.

Shoto asintió lentamente.

Lo dejaron acostado en el nido, tranquilo y ansioso por ver al alfa que se había perdido toda la tarde. Se sentía bien que le estén cuidando aún más por su bebé, sólo podía pensar en que todos alrededor estarían cuidando que no se hiciera daño.

De pronto, el recuerdo de las cicatrices que tenía Katsuki en su pecho y espalda le llegaban a la mente, se sonrojo un poco pensando en que el mismo había dejado marca de sus uñas en la espalda del alfa pero había otras más profundas, que parecían de armas y demás. Y si Katsuki peleaba tan bien como dicen todos debió entrenar por años, desde pequeño, para ser uno de los más fuertes de todo el pueblo.

Él tenía muy en claro cómo iba a criar a su bebé, libre, comiendo mucho y, sobre todo, nadie iba a ponerle un dedo encima.

—Omega.

Se sentó y recibió el beso que le daba el alfa con gusto.

—Tienes dos cartas. —Le dijo mientras le mostraba los papeles.

Shoto siempre abría las cartas con fascinación. Le molestaba que Inasa hablara con él, pero le mostraba las cartas siempre porque a veces el enorme calvo usaba palabras en su idioma natal que no entendía. Ahora también le escribía sus padres y hermanos pero se tardaba un par de días en llegarle todo.

Abrió primero la de su familia y el gesto tranquilo se le fue borrando.

Katsuki sólo lo sostuvo contra sí cuando su rostro se pinto de preocupación.

Savage [Bakutodo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora