Cap. 30: Era débil.

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Cap. 30: Era débil.

(*) ¿Cómo puedo decir esto sin romperme?

¿Cómo puedo decir esto sin asumir el control?

Saga había terminado de colocarse su camisa con demasiada dificultad, pero se aferraba a hacer las cosas por su cuenta, "Ya he sido una carga por mucho tiempo". No era así.

Después de la partida de Camus, se habían quedado completamente solos y le preocupaba demasiado no saber nada de su amigo. Después de aquella llamada con Shaka, no habían vuelto a hablar y los días pasaron. Sólo Saga y él. El televisor, la caja de cereal y algunas botellas de agua que no duraron más de semana y media. Saga cada día dormía menos durante el día.

Entonces sus frecuentes pesadillas fueron descubiertas, también su reciente temor adquirido; había conseguido algo de comida, dando un poco de propina extra en la recepción, solicitando comida a domicilio para que único reto fuese bajar a la planta baja a pagar y correr para regresar a la seguridad de la habitación. Saga le miraba curioso, pero no decía nada, era muy poco lo que lograron hablar durante aquellos primeros días.

Y después, la timidez de ambos disminuyó; él luchaba por permanecer en la habitación, Saga quería con todas sus fuerzas salir de aquel lugar y la mezcla de ambos deseos los llevó a una extraña interacción.

"Tal vez... cuando mejores, podamos ir a algún lado"

Lo había prometido de una forma casi inconsciente, no es que esperara que Saga pudiera mejorar en algunas semanas. Aquello se convertía en un reto y aunque sus costillas se encontraban resentidas, el medicamento aún era suficiente; había logrado sentarse en la cama en algunas semanas y cuando Mu menos lo imaginó, Saga fue capaz de levantarse por si solo. Respirar profundo aún era complicado, inclinarse una tortura, pero "valía la pena".

— Entonces ¿Puede ser mañana? — Mu levantó la mirada, mientras descalzaba sus zapatos. Saga tomó, después de su camisa, una sudadera para dormir aquella noche. Empezaba la época de lluvia y valía la pena abrigarse bien, antes de tomar un resfriado, los estornudos serían mortales en su condición.

— ¿De qué hablas? — Inclinado sobre su cuerpo, el cabello le cayó de frente cuando levantó sólo la cabeza, para mirar fijamente a Saga.

— De salir. — Dijo claro, un poco decepcionado de que Mu no hubiese escuchado toda la platica anterior, sobre su plan del día siguiente. — ¿Recuerdas? Te he dicho que, si pasa otro día sin que pueda salir, me volveré loco. Creo que podré resistir caminar un poco y... nos hará bien salir de compras también.

— Pero... aún no puedes caminar. No creo que esto sea buena idea.

— Y no lo haré, hasta que no lo intente... creo. — Murmuró, un poco menos animado de lo que había estado con la idea de salir. — Mu, pero tú ya has hecho mucho por mí, y no es necesario que vayas. Te aseguro que estaré bien, sólo quería que supieras. Tal vez en poco pueda valerme por mi mismo y... ya no será necesario que estés aquí, sé que has estado cuidándome y tal vez no te vas porque piensas que algo me pasará, pero yo estoy bien, puedo cuidarme bien, Mu.

No era así.

— Sólo espera un poco más, unos días tal vez. — ¿Esperar qué? Que su cuerpo estuviese mejor, se decía, pero el temor de Mu no era sólo aquello. ¿Y si se encontraban a Arles al salir? ¿Y si el exterior le recordaba todo? El simple hecho de pensar en salir le helaba la sangre, un miedo inexplicable que encogía sus pulmones y le permitía tener apenas si el aire de una bocanada. Se ahogaba con esa idea y las imágenes que se le presentaban en la cabeza.

Acaricia mi alma |BL| SAINT SEIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora