Cap. 31: No hay tiempo.

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Cap. 31: No hay tiempo.

(*) Nunca debí haber llamado

Porque sabía que me dejarías

De no haber sido por el portero, regresar a la habitación, hubiese sido todo un problema. Le había llevado por las escaleras de emergencia, había sostenido su espalda para ayudarle a subir y al llegar al piso de la habitación, utilizó su llave maestra para dejarle entrar.

Mu había estado completamente dormido y él, completamente agotado hizo lo posible por dormir otro poco, pero la adrenalina apenas si le había dejado dormir. Mu bajó después por el desayuno y completamente agitado regresó a su lado.

Le observaba día a día sonreír, y cada vez hablaban un poco más, pero eso no evitaba que le notara un tanto más marchito. ¿El encierro estaba haciendo estragos en él? Imaginó que sí, que todo era su responsabilidad; así que las siguientes madrugadas, Saga se deslizó por las escaleras de emergencia hacia la recepción y pasó los amaneceres acompañando al portero, quién había prometido guardar el secreto de sus visitas, hasta que decidiera que era el momento.

Y el momento llegó.

Saga esperó un poco de tiempo más, antes de subir las escaleras, hacía días había abandonado las escaleras de emergencia y a paso lento, lograba subir sin problemas por las escaleras principales. Su respiración se agitaba y sentía un ligero dolor en sus costados, pero era algo completamente soportable.

— ¿Mu Puedes abrirme? — Llamó a la puerta, tres golpes a la madera y el silencio absoluto se perdió cuando escuchó a Mu llamarlo en la habitación, se cayeron algunas cosas antes de que la puerta estuviese abierta. — ¿Qué te ha pasado en la cabeza?

— ¿Qué estás haciendo afuera? — Preguntó asustado, tenía el cabello completamente esponjado y revuelto, el pijama a medio poner y los pies descalzos. — ¿Está todo bien?

— Tranquilo, tranquilo Mu, todo está bien. — Lo empujó suavemente para poder enterar y cerró la puerta a su espalda, aquel cuarto de hotel le parecía cada vez más pequeño, con apenas una estancia unida al dormitorio y un cuartito simulando un baño, aquel encierro iba a terminar por asfixiarlos. — Mírame, ¿No te parece que estoy mucho mejor?

En efecto, Saga sudaba, pero lucía mucho mejor a como había estado. Se recuperaba y su cuerpo "patético" iba respondiendo por la constancia de su esfuerzo. Al contrario de Mu, a quién la delgadez extrema le había llegado, Saga lucía rebosante de vida, con las mejillas rojas por el esfuerzo físico.

— ¿Por qué saliste? — Preguntó de nuevo.

— Porque es lo que necesitaba, para estar bien. No podía quedarme para siempre en esta habitación. — Mu parecía algo decepcionado con sus palabras, ¿Era eso lo que podía interpretarse? Aquel chico le había ayudado tanto que quiso por un momento, no pensar simplemente en él, su avance era en gran medida, para poder ayudar a Mu. — Porque no puedo dejarte todo el peso de ambos, también es mi turno de bajar por el desayuno. Es casi hora. ¿No?

Y nunca debí haber tomado tu mano

En esa fría noche lluviosa

Mu asintió, mordió su labio inferior, aún se le cerraban un poco los ojos, por el repentino despertar y Saga diciendo todas aquellas cosas frente a él, le hacían dar algunos pasos hacia atrás.

— No tienes... que hacerlo. Dame un... momento y bajaré. —

— No Mu, no me refiero a eso. — Saga le detuvo, y aunque Mu intentó romper el agarre, él no tuvo intención alguna de dejarle escapar. — Es que me he dado cuenta de que realmente no quieres salir. Pareciera que temes a algo allá afuera y tú me has ayudado tanto, así que, si hay alguien o algo que te dé miedo, sólo tienes que decirme. Voy a ayudarte, si tenemos que pedir ayuda, vamos a conseguirla.

Acaricia mi alma |BL| SAINT SEIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora