Cap. 35: Cielo celeste.
(*) Ya no hablamos más,
Como solíamos hacer.
Shaka sabía, que los cambios eran graduales, no es como si se levantara un día y al mirarse al espejo, se desconociera completamente. Sin embargo, así lo sentía. Detrás de esos ojos azules muy poco entendía, se desconocía a si mismo y todo a su alrededor. ¿Cómo había llegado hasta ese punto? ¿Para qué seguía?
¿Cuál había sido la meta de todo esto?
No lo sabía, ni siquiera recordaba cómo es que se había atrevido a salir de casa y enfrentarse al mundo, cuando aún era menor de edad. Todos lo eran, pero... ahora todos habían continuado, estaba Camus estudiando de nuevo, Mu con sus propias decisiones y Afrodita, quién aparentemente había sido como una isla en un mar de confusión, pero ¿Hasta dónde podía resguardarse en él? Porque notaba la incomodidad entre ambos al estar en la habitación que rentaban.
De los cuatro, Dita y él eran las personalidades más contrastantes y hasta ese momento es que podía notarlo, siempre había estado Camus o Mu entre ellos, sin embargo, ahora estando a solas, parecían incompletos. La vida divertida de Dita le parecía un peligro y sus constantes advertencias del peligro empezaban a asfixiar a su amigo.
Estaba confundido. Completamente perdido.
Le hubiese gustado mantener la esperanza de que todo volvería a la "normalidad" pero esa normalidad no existía, era difícil reconocer que el pasado es pasado después de todo, que las cosas no pueden transformarse en lo que eran, le era difícil aceptar que la vida que quería ya no podría volver a ser.
¿Y entonces qué quedaba? ¿Volver a casa como lo había hecho Camus?
Simplemente él no podía.
Tenía que ser sincero y avanzar. Dejar toda la miseria mental en la que se había sumergido y tomar fuerzas de algún lugar de su alma, para seguir adelante. Tal vez un tiempo a solas era suficiente, así que tras hablar con Afrodita y aclarar que no tenía nada en contra de él, desapareció.
Necesitaba salir de aquel sitio... y lo hizo.
Ya no nos amamos más.
¿Para qué fue todo eso?
Salió con mochila al hombro y no le fue difícil encontrar un empleo de tiempo completo en una librería, era el tipo de chico que alguien estaría encantado de contratar. Después de estar algunos días en un hotel, consiguió un lugar en donde quedarse. Un cuarto en renta, sobre la misma librería en donde trabajaba era suficiente.
.*.
Después de aquella tarde, la tensión sexual entre ambos podía ser un inquilino más en su cama. Mu había optado por dormir todas las noches con la espalda pegada a la pared, mirando directo a Saga y esa acción, al pasar de los días, saga había decidido ser quien pusiera distancia. Empezó durmiendo boca abajo y al pasar de los días, como mínimo le daba la espalda, otras veces se refugiaba hasta la orilla del colchón, evitando que en todo momento hubiese algún tipo de contacto entre ambos.
Incluso de día, incluso cuando platicaban de pronto había un silencio incomodo. Mu no podía con eso, sentía que un abismo enrome empezaba a separarlos.
Mu ahora lo miraba de lejos, observaba aquel cabello perfecto, atado en una coleta en su cabeza, y sus hombros anchos completamente relajados al dormir. Saga siempre era quién primero dormía y el último en despertar, pero en parte se debía a que la mayor parte del esfuerzo físico, al momento de trabajar, se las llevaba él.
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Acaricia mi alma |BL| SAINT SEIYA
FanfictionSi decides ser bueno, relativamente bueno, lo tienes todo: Un hogar, un perro, un comedor, sala de sillones claros, un refrigerador vacío, una mesa con cubiertos del desayuno, una habitación con olor a tabaco, aromatizante en exceso. Una TV Inmensa ...