Cap. 25: Hazme sentir.

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Cap. 25: Hazme sentir. 

(*) Estoy recostado en la luna,

Es un lugar tranquilo y lleno de estrellas.

Shion mordió su labio inferior. Le desesperaba de sobre manera que Dohko no respondiera su llamada. Debía de suponer que era urgente, no le estaría llamando tan insistentemente de no ser así.

— Contesta, contesta, contesta. — Murmuró. 

.*.

— ¿Es broma? Algo como esto es más peligroso...

— A mi padre, no lo conoces, no puedes imaginar de lo que es capaz. — Saga titubeó un poco, suficiente tenía con lo ocurrido en aquel tiradero como para que ahora Camus le dijera que las cosas se pondrían peor, observaba de reojo el recorrido del taxi. Lo memorizaba.

— ¿Y tú plan es que vaya con él? Va a desaparecerme apenas pueda.

— Exacto, va a querer desaparecerte, pero tú le dirás que ya has contactado a tu familia y que yo les confesé todo lo que ocurrió, así que estarás protegido. Sólo tienes que pedir ayuda a cambio de tu silencio. — Camus se retiró los lentes oscuros para poder mirarlo fijamente. — Seamos realistas, dije que iba a ayudarte, pero no hay nada que yo pueda hacer por ti, además de eso.

Aquella había sido una idea tentadora, Camus le había solucionado en un abrir y cerrar de ojos parte de sus problemas y después había llegado Arles con otra propuesta aún mejor. Una venganza. ¿Por qué no había decidido regresar mejor a casa?

Porque le había parecido tentador la idea de ser por fin quien tuviese el control de las cosas, aceptó lo mejor de las dos propuestas y jugó a tener el control, pero en un abrir y cerrar de ojos Camus empezaba a alejarlo de su vida y sin notarlo Arles se había vuelto su sombra, su guía. Aquello, como una pequeña mota de nieve, empezó a hacerte cada vez más grande; empezó olvidando lo que él pensaba, actuaba dirigido por lo que Arles decía, no cuestionaba nada, estaba segado, estaba herido y perdido.

Tenía tanto asco hacia otros y le era imposible no pensar en vengarse, odiaba, odiaba aquella nueva versión de sí mismo, tan podrida... y pensaba que si tan sólo lograse llevar a cabo su venganza algo de su antiguo ser regresaría.

Pero era imposible regresar a lo que había sido.

Porque había sido desterrado del paraíso por error, porque justo en el momento que la primera dosis de droga entró a su cuerpo, algo muy profundo cambió dentro de él y después... las siguientes dosis habían terminado de romperlo, ¿Y que era ahora de él? Consumía cualquier otra cosa, pero nada le reconstruía.

Con aquel rencor, con aquella furia había actuado sin pensar, pero estaba completamente confundido, perdía el control nuevamente, había entregado a Mu en bandeja de plata sin dudar. Le llegó la consciencia estando en su departamento, recién llegaba y escuchaba los gemidos en su habitación. Sintió su estómago revolverse. No se estaba sintiendo bien esos días y escuchar lo que pasaba en la habitación continua le hizo sentirse peor.

Esperó en el sofá a que todo terminara, escuchó la regadera. Arles se plantó frente a él, completamente satisfecho, el olor era horroroso. Sexo y sudor.

— Arles, ha sido suficiente. — Saga se puso de pie, Arles le encaró y sonrió. Uno no era rival para el otro, ni soñando.

— ¿De qué hablas?

— Quiero parar con esto, no quiero verme involucrado ya en nada que pase con Mu sus amigos.

— Esto no es un juego Saga, de esta nadie puede salir hasta que no haya terminado todo, no pienses en rendirte ahora, que Mu no ha caído ni en el primer infierno.

Acaricia mi alma |BL| SAINT SEIYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora