Capítulo 3.

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No sé si estoy soñando, o entre mi somnolencia escucho mi teléfono sonar, maldición no quiero responder, solo quiero dormir, necesito dormir una eternidad.

Cubro mis oídos con la almohada para apartar el estúpido sonido, pero es inevitable seguir escuchando la insistente llamada, veo el despertador y son las 9:30am, creo que fuera de estas cuatro paredes ya es tarde para el resto del mundo.

Toco mi cara y está más inflamada que ayer, el dolor se me hace eterno como el odio que siento por Matt. Vuelve a sonar el jodido teléfono, lo busco entre las almohadas y respondo aun adormecida.

––¿Hola? ––bostezo.

––¡¿Maggie que te sucedió?! ¿Por qué el profesor Johnson me pregunto por ti? ¿Dónde estás? ––aunque no la estoy viendo puedo imaginarla angustiada, gritando encerrada en el sanitario.

––Espera... ––me deshago de las sabanas sentándome torpemente–– ¿él te pregunto por mí?

––Sí, obvio, se veía angustiado y furioso, cuando le dije que no sabía nada sobre ti me pidió que te llamara. ––escucho como Ruth va bajando el tono de voz hasta convertirlo en un susurro–– y aunque no lo creas, me pidió tu número de teléfono, el pobre estaba como un tomate por la vergüenza, y hablaba tan cortado que no le entendía lo que me decía.

¡No puede ser! No puedo imaginarlo tratando de hablar con Ruth sin que otra persona lo escuche, ¡oh por Dios! atreviéndose a pedirle mi número telefónico, es alucinante.

Doy un salto sobre la cama sonriendo de pura felicidad, arreglo mi pijama y calmo la desconcertante emoción que me generó. Bien, hora de contarle a Ruth todo lo sucedido anoche. Respiro profundo y comienzo a relatar todo el tema de Matt. Ruth maldice y resopla furiosa a través del teléfono.

––Hijo de perra ¿Cómo se atrevió a golpearte? espera que lo encuentre.

––Tranquila, yo le di su merecido... ¿lo has visto hoy?

––No, la verdad no lo he visto en ningún lugar, luego de partirle la cabeza, debe estar de reposo, su mamá es doctora, no le pasara nada ––me dice para calmar mi preocupación.

––Si supongo ––aclaro la garganta–– Ruth, faltare un par de días a clase, no quiero que me vean en este estado, comenzarían rumores que quiero evitar.

––No te preocupes Maggie, comprendo, tomare todos los apuntes y te los llevare a casa cada tarde, así no te retrasaras ––percibo que sonríe del otro lado del teléfono –– y tu encantador profesor no te reprobara.

––¿Cómo estuvo hoy? ––intento sonar desinteresada, pero por dentro muero por saber.

––Insoportable, estaba furioso, creo que algo le ha afectado mucho, porque estaba más gruñón de lo normal, terminó la clase antes de tiempo... Y mi querida amiga, creo que tiene todo que ver con tu accidente.

––Tonterías... estas alucinando Ruth, debe ser otro problema el que lo está atormentando ––meneo la cabeza para pensar como cortar la llamada, antes de que saque su instinto detectivesco–– Debo colgar, terminare de despertar y arreglarme.

––Está bien, cuídate Maggie. Te quiero.

––Yo a ti Ruth, adiós. ––cuelgo la llamada.

Veo la pantalla del iPhone y tengo un mensaje de un número que no tengo registrado ni reconozco. Abro el mensaje y comienzo a leer.

  >De: 19XXXXXXX 9:55am

Margareth el éxtasis de la traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora