⁓Capítulo 13⁓

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Frunzo el ceño al sentir la radiante luz del sol en mis ojos. ¿Qué hora es? ¿Dónde estoy? Recuerdo todo lo sucedido el día anterior y que estoy en casa de Dave. Alargo el brazo en busca de él, pero su lado de la cama esta frio ¿Dónde está?

—¿Dave? —murmuro adormecida y, un peso a mis costados me hace abrir los ojos.

—Hola. —me dice con sonrisa ladeada.

—Hola.

Dave esta de rodillas sobre mí, con sus manos a cada costado de mi cabeza. Deslizo mis ojos deliberadamente, desde sus empapados risos, hasta su cuerpo, que brilla como un diamante por el agua de la ducha, muerdo mi mejilla al comprobar que tan solo se está cubriendo con una toalla blanca alrededor de sus caderas.

Dios ¿Este hombre no se ve mal de ninguna manera?

—Cariño, tengo que arreglarme para ir a la oficina, ya que te has despertado me gustaría presentarte a Rouse y, entregarte algo que te pertenece.

Dave me da un casto beso en los labios, y yo termino de despertar viendo cómo se levanta de la cama, avienta la toalla sobre el sillón y, me deja a la vista sus redondos y generosos glúteos mientras camina de vuelta al armario. Adoraría tener la hermosa vista de su cuerpo desnudo cada mañana.

Abro los ojos como plato al darme cuenta de mis pensamientos. —Creo que sigo dormida, o me estoy volviendo loca— pero ¿Qué me pertenece? ¿Mi teléfono? Desde ayer no lo he revisado ¿Si Erick me escribió y Dave lo ha leído? —Maldición—. Me levanto con vehemencia de la cama y me encierro en el baño. Debo arreglarme un poco, soy un completo desastre, mi cabello esta todo enredado y mis ojeras no son precisamente atractivas.

Agarro mi cepillo de dientes blanco que está en el mismo vaso que el de Dave y, elevo un gracias al cielo porque a mi madre se le ocurrió enviármelo.

—¿Estas lista, cariño? —me pregunta Dave al verme salir del baño.

—Si, veo que tú también lo estás.

Me encanta como los músculos se le marcan en el traje azul que lleva puesto. Dave se inclina me toma de los glúteos y me carga entre sus brazos.

—Buenos días, mi hermosa Maggie.

—Buenos días, mi gigante Dave. —abrazo su cintura con mis piernas dándole un pequeño beso en la hendidura de su barbilla.

—¿Cómo has dormido? —beso.

—Muy bien, creo que he dormido más de lo que debía.

—Cariño, estuviste dormida desde las 5:00pm de ayer, y ya son las 8:00am —Dave comienza a caminar fuera de la habitación conmigo aun entre sus brazos.

—¿A dónde vamos?

—Como te dije, conocerás a Rouse y te entregare algo. Te vi dormir tan cómoda que no quise despertarte para desayunar, y yo tengo que irme ahora.

—Tranquilo, gracias por no despertarme necesitaba dormir... ¿podrías bajarme? por favor ¿Qué va a pensar Rouse? —me siento avergonzada, Dave me carga como a una niña.

—Que tengo una hermosa novia, Margareth.

Luego de hacerme ruborizar con sus dulces comentarios e, intentar no rodar por las escaleras gracias a sus consecutivos besos matutinos, llegamos a la cocina, donde se encuentra una señora aparentemente dulce, de cabello castaño y hermosos ojos verdes, debe tener cincuenta años. Ella sonríe divertida al ver a Dave conmigo en sus brazos.

—Rouse, ella es Margareth, mi novia y la señora de la casa, a partir de ahora la veras aquí siempre. —le informa en tono serio

¿Soy la señora de la casa? Eso suena muy formal para mí.

Margareth el éxtasis de la traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora