Margareth el éxtasis de la traición

⁓capítulo 26⁓

penúltimo capitulo!!!!!!❤😭

   Aunque el tiempo se me ha hecho eternos ya han pasado dos días desde la graduación, y el infierno que desato Matt en nuestras vidas. No soy la persona más creyente, pero ruego a Dios que Dave este bien, un poco calmado y quiera escucharme, tengo que darle muchas explicaciones, es lo mínimo que se merece.

Tengo cosas por hacer, así que recorro el baño para entrar al armario, agarro los vaqueros azules, las converse y el abrigo blanco, necesito verlo y tratar de que me escuche, y con suerte que me perdone.

No he visto nuevamente a Michael y Jerry, seguramente Dave les ordeno que no trabajen más conmigo, de igual manera Matt está detenido así que no corro peligros. Tomo las llaves de mi auto, las de casa de Dave y salgo a pasos largos de mi casa.

Enciendo el auto y el reproductor comienza a sonar automáticamente, me exalto por el volumen tan alto de i can't go on without you. No tengo idea de que le puedo decir, y tampoco de cómo se sienta él, o si está en su casa, tal vez decidió irse de allí para no verme en caso de que lo busque ¡Dios! Solo espero que acepte escucharme, lo extraño tanto.

Dejo mi auto cerca del Lamborghini y subo en el elevador, ¡por todos los santos! mis manos no dejan de temblar, y han comenzado a transpirar, creo que nunca había estado nerviosa de esta manera. Muerdo mi labio inferior y arreglo un poco mi cabello, no quiero que él me vea tan desaliñada.

Las puertas del elevador se abren y observo que no hay rastros de nadie cerca. Salgo al pasillo buscando las llaves entre los bolsillos de mi abrigo. —Bien Morgan llego el momento— hago girar la llave y abro silenciosamente la puerta, de lo primero que me doy cuenta es que todo se encuentra oscuro en una espesa tiniebla que me hace erizar la piel, no hay ni una persiana entreabierta que deje entrar un poco la luz natural, toco la pared en busca del interruptor; pero no lo consigo, nunca encendí las luces siempre lo hizo él. ¿Dónde estás Dave?

—¿Hola? —murmuro con cautela.

Camino cuidadosamente por el salón hasta las ventanas para dejar que entre un poco de sol, consigo el mando de las persianas y veo como abren poco a poco.

—¿Qué haces? —gruñe suavemente detrás de mi espaldas.

Con solo escucharlo una corriente helada sube por mi columna y eriza todo mi vello, el tono y frialdad de su voz me hace estremecer por completo, giro en busca de él. —Oh por Dios— lo observo y mi rostro cae al suelo como un yunque. (Dave, mi gigante Dave ¿Qué te he hecho?) él esta reclinado en el sofá, sus vaqueros están sucios y desgastados, por la apariencia de su camisa negra a medio cerrar creo que tiene mucho tiempo con ella puesta, veo sus pies descalzos y enseguida subo la vista a su cabello despeinado y la barba de dos días que cubre un poco los moretones de la pelea con Erick, él no puede ni abrir los ojos, nunca lo había visto con tan mal aspecto. Meneo la cabeza y miro todo a mi alrededor, el apartamento esta desordenado, todos los floreros están hechos trizas, y el suelo cubierto de flores marchitas, y cristales; ha despedazado todo por mi culpa.

Ahogo un jadeo y regreso mis ojos a él, que como una bandera blanca en su mano derecha agarra con fuerzas media botella de whisky.

—Dave... —susurro.

—Obviamente soy yo Margareth, esta es mi casa ¿A quién esperabas ver, a tu amado profesor? —pregunta enderezándose en el sofá lentamente.

—No, lo siento, solo que...

—¿Qué esperabas encontrar? —me interrumpe— ¿querías globos y bombones? ¿rosas y velas? —frunce el ceño— ¿Qué te esperara con brazos abiertos?