Capítulo 7

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Son las 6:15pm cuando Robín se marcha, dejándome con unas hermosas ondas doradas y un maquillaje sencillo y sobrio, bendito sea por aceptar venir a casa a última hora.

Me quedo frente al espejo del armario, solo con un conjunto de tangas y brasier de encaje negro. Agarro el vestido zara color mostaza, largo hasta los muslos, y sandalias de tacón negras.

Escucho la puerta de mi habitación y me apresuro en ponerme los pendientes de perlas negras.

—¿Maggie dónde estás?

—Aquí estoy mamá —salgo del armario terminando de arreglar mi vestido.

—Que hermosa, hija, Dave esta abajo esperándote.

—Gracias por avisarme, enseguida bajo.

—Maggie, espera un momento, los chicos de seguridad me comunicaron que el auto de Matt estaba afuera del edificio, cuando uno de ellos se acercó a preguntarle que necesitaba él acelero y se marchó —ella parece agobiada— me gustaría que Pablo los acompañe, sé que Dave te cuidara y tiene escoltas pero me sentiría más tranquila si él va con ustedes.

¡Por el amor a Dios! ¿Hasta cuándo Matt? Ha comenzado a preocuparme más de lo que quería, si él sigue con esa actitud tendré que aceptar el personal de seguridad.

—Si, está bien, si de esa forma te sentirás tranquila que él venga con nosotros, no hay problemas.

Bajamos al salón principal y, en el sofá están Dave y mi padre hablando como dos viejos amigos. Él está encantado de que nos hayamos llevado tan bien, Dave es el típico hombre que cualquier padre desearía tener de yerno, y cualquier mujer moriría por casarse con él.

Sonrió victoriosa al verlo esperando por mí. Nuestros ojos se encuentran, como si hubieran estado toda una vida buscándose, y él sin excusa se levanta de un salto.

—Hola pequeña —me saluda dándome un tierno beso en la mejilla.

—Hola gigante.

—Te ves hermosa. —susurra acariciando mi mejilla.

—Gracias. Tú también estas muy guapo hoy.

—¿Nos vamos?

—Sí; pero Dave, Pablo nos acompañara.

—No hay problema, como tu desees, Maggie, ahora vamos.

Pablo esta de pies cerca del jeep 4x4, esperando a que abordemos el auto de Dave para él seguirnos, puedo darme cuenta que él está algo angustiado por el tema de Matt, hace unos días me intercepto mientras me llevaba a la universidad y no me quedo más que decirle parte de lo que sucedió esa noche, ahora se suma a las pocas personas que lo saben.

Debería contarle a Dave todo, las llamadas de Matt y sobre todo, hablarle de Erick, pero se ve tan cómodo y alegre, que no quiero arruinar el momento. Dave entra al auto sujeta mi mano y besa cautamente mis nudillos, no, hoy no podré decirle.

—¿Y tus escoltas?

—Les he dado la noche libre, hoy no quiero tenerlos cerca.

—¿Por eso has aceptado que venga Pablo?

—Si, de lo contrario no hubiera sido necesario.

—Supongo.

—¿Estás bien Maggie? —inquiere.

—Sí, estoy muy bien ¿y tú?

—Perfectamente pequeña, más ahora. Hay un restaurante nuevo al que me gustaría ir, tengo reservaciones. ¿Quieres ir allí o prefieres otro lugar?

Margareth el éxtasis de la traiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora