El camino al aeropuerto se hace eterno, Chris con cara de gruñón, Dave hablando por teléfono con Coleman, el dueño del hotel al que le entregara los planos, Michael que se ha dado cuenta de mi ánimo solo viéndome por el espejo retrovisor, y luego estoy yo, tratando de no pensar en tantas estupideces, como la absurda idea de que Erick me esté mintiendo.—¿Siempre eres tan presuntuoso, que solo viajas en Jet privado? —le digo bromeando. Dave sonríe encogiéndose de hombros.
—No se trata de que sea presuntuoso, Maggie. Me gusta viajar cómodo, no me gusta esperar en aeropuertos tantas horas. Tengo el dinero, puedo darme el gusto de hacerlo. Y... —entrecierra los ojos y añade— Scott es muy celoso y protector contigo, no creo te permita viajar en vuelos comerciales.
—Un comentario tan ególatra como ese, es muy propio de usted, señor Carter. Pero tienes razón en todo lo que dices... hace unos años Ruth, Damián y yo, nos escapamos a las Vegas en un vuelo comercial, a mi padre por poco no le da un infarto.
—¿Por qué las Vegas? —pregunta subiendo al jet.
—En un tiempo de mi adolescencia estuve en clases de pintura, mi profesora me hablo mucho sobre un cuadro en particular, el cual me encanta. Investigue sobre el original, y me conseguí con que lo tiene un millonario en las Vegas.
—¿Qué sucedió? ¿Cuál pintura? —me habla mientras tomamos nuestros lugares.
—Es una de Picasso. Y su personal de seguridad superaba por muchos el mío, obviamente no me permitieron verla, ni acercarme a la propiedad del sujeto.
—Lo siento, pequeña.
—No te preocupes, no he perdido la esperanza de verla, y tener una réplica.
—Yo puedo...
—¡No! —lo interrumpo antes de que me diga que él se encargare —yo me haré cargo. Gracias.
—Está bien, pero no te metas en problemas por eso. Por favor.
—Ok.
—¿Damián y tú son buenos amigos?
—Es el único hombre en quien confió, que nunca me hará daño, ni se querrá propasar conmigo.
Dave enarca una ceja y deja salir el aire. Lo se él tampoco me haría daño físico, pero en sus manos tiene algo muy valioso para mí, mi corazón y el daño ahí puede ser irreparable...
—Lo sé —termina admitiendo— su sinceridad es evidente, la forma en la que te mira, es muy casta, como un hermano ve a su indefensa hermanita. Me parece buen chico, aunque cuando estas con él no tengo idea de dónde y con quien estas.
—Las mujeres necesitamos privacidad en algunas cosas, querido.
Michael y Chris están en los asientos delanteros, mientras Dave y yo estamos atrás: abrazados, dándonos pequeños besos. Dave bromea sobre la palidez de mi piel y qué debería broncearme un poco.
Me acomodo en su hombro, y bostezo mientras él acaricia mi cabello, su dulce voz se va haciendo cada vez más ininteligible en mi somnolencia...
—Cariño, despierta —la misma dulce y serena voz, que me arrullaba hace no sé cuánto tiempo, me arranca de mis sueños— Maggie cariño.
—Sí, sí, estoy despierta.
Me incorporo a su lado y arreglo mi cabello. Dave, aprieta mi cinturón, asegurándose que este bien. Su exorbitante manera de protegerme día a día en ocasiones me resulta extenuante.
—Tranquilo, estoy bien —bostezo.
—Solo me aseguro que tengas bien el cinturón.
—Lo está —le digo tajante, poniendo los ojos en blanco.
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Margareth el éxtasis de la traición
RomanceSinopsis. La lujosa y despreocupada vida de Margareth Morgan es atormentada por un fantasma del pasado que no logra desvanecer de sus sueños, cansada de buscar durante años al hombre que la enamoro ese cinco de junio, y fiel a los insensibles con...