Capitulo 36: My oh my.

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Tom

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Tom

Aquel día, después de que Madison lo dejó solo en su departamento, Tom tomó las llaves de su auto y salió sin medir el tiempo ni las consecuencias condujo con la vista fija en el frente sabiendo exactamente hacia dónde dirigirse, en ese entonces no estaba pensando con claridad pues lo único que tenía en la mente era la idea de Evans. Pensaba, que esa tarde que se lo encontraron en el estacionamiento y mintió diciéndole que era su primo a Madison y supo desde que levantó la cabeza y lo vio en frente de Madison que no pudo haber sido simple casualidad, pensaba que si Sarah había hablado con él para vender el local no había podido ser simple casualidad y que era totalmente mentira que él casualmente se hubiera encontrado con Sarah para incitarla a vender la propiedad. Evans nunca hacía nada por pura casualidad.

En el pasado, antes de que Evans se entrometiera en su relación con Amy nunca llegaron a ser amigos íntimos. Evans simplemente era quien proveía la droga, hacía las fiestas y conseguía las chicas. Nunca le agradó del todo, pero Amy insistía en que sería divertido y en ese entonces Tom podía lamer el piso si ella se lo pedía. Jamás se imaginó que cuando él decidía no ir a fiestas o no salir a drogarse en fiestas de adolescentes en contra de las leyes la chica que él amaba iba a terminar engañándolo con ese sujeto tan despreciable a sus ojos.

Mientras Tom conducía ebrio de furia, podía recordar claramente cuando los descubrió en su casa. Esa casa para la que Tom había estado ahorrando toda su vida en la que envejecer con Amy, esa casa que ella adornó, decoró y también... destruyó. El recuerdo no dolía como si aún la amara, él dejó de amarla hacía ya tantos años y no se había dado cuenta de que así era hasta que los vio. Giró el pomo de la puerta de entrada y escuchó los gemidos provenientes del segundo piso. Una sensación llena de cólera lo invadió mientras recordaba fríamente subir los escalones y sentir los gemidos más fuertes una y otra vez.

Cerró los ojos y las ruedas de su coche chirriaron por el asfalto húmedo, el auto giró en 360° y fue a dar con un poste de luz; abrió los ojos cuando alguien lo intentaba sacar del asiento. No tenía heridas ni contusiones, simplemente le dolía un poco la cabeza y había perdido el conocimiento por el estrés.

— ¿Se encuentra bien? — La mujer dijo, Tom la miró asintiendo dándose cuenta de que era una mujer adulta — venga, déjeme ayudarlo — ella lo tomó del brazo como pudo y lo ayudó a rodear el auto, Tom se sentó en la cuneta de la acera asimilando lo que había pasado — ¡Harold!

Ella giró hacia el auto estacionado atrás, un hombre también anciano se bajó nervioso.

— ¿Está muerto?

— ¿Eres un estúpido o un ciego? — ella exclamó evidentemente irritada. Tom los observó incapaz de sonreír ante el gesto del esposo avergonzado — ¡Como va a estar muerto! Está bien — ella dijo volviendo a ver a Tom — pero está medio machacado, voy a llamar a una ambulancia.

𝗣𝗿𝗼𝗳𝗲𝘀𝗼𝗿 𝗛 © ━ Tom Hiddleston.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora